martes, 4 de agosto de 2015

"Los tripulantes del Líricus" de José Siles Gonzáles - Paolo Astorga

Los tripulantes del Líricus

Los tripulantes del Líricus
José Siles Gonzáles
(Ediciones Devenir, 2014)


“El poeta es el cantor de las aventuras y desventuras en el mar. A bordo de un barco llamado Líricus esta travesía poética nos enfrentará contra nuestros propios sueños, contra la adversidad de lo posible.


Escrito por: Paolo Astorga


Los tripulantes del Líricus (Ediciones Devenir, 2014) del poeta español José Siles Gonzáles (Cartagena, 1957) es un viaje poético por la vida misma. El poeta es el cantor de las aventuras y desventuras en el mar. A bordo de un barco llamado Líricus esta travesía poética nos enfrentará contra nuestros propios sueños, contra la adversidad de lo posible. El Líricus es el símbolo de la posibilidad en tanto se muestra no solo como un navío, sino como una herramienta para construir una historia. El poeta lo sabe y por eso canta  la belleza de saber que la aventura es constante. Esto es patente en el poema “A bordo del Líricus”:

A BORDO DEL LÍRICUS

A bordo del Líricus
has hecho visibles tus sentimientos
a tu tripulación...,
en todos los idiomas.
A bordo del Líricus
has arribado a tantos puertos
como culturas dicen los filisteos
que, a pesar del deslizamiento ingrávido de los tiempos,
siguen poblando la tierra.
A bordo del Líricus
has escrito poemas atiborrados
de pescuezo y alcohol de   puta portuaria,
ese gremio de diosas encalladas
en los adoquines más afligidos
del muelle,
y de las que bebiste
el licor de salitre añejo.
A bordo del Líricus
has desnudado tal cúmulo de recuerdos,
has arribado a tantos puertos,
has escrito poemas tan atiborrados
de sentimientos, puertos y arias;
que ningún hermeneuta de la academia
osa urdir etiquetas
en las que encasillar la ira
que te inspira.
la clasificación de tu existencia navegante,
La ordenación de tus cuitas,
dada la múltiple pleura de sus aires
extracontinentales,
transmarinos,
interoceánicos y...,
sobre todo múltiples;
les causa un pavor antiguo para el que
no hay antídoto.
Mientras, siempre mientras,
tus dudas,
a bordo del Líricus,
se ahogan en mil mares
orinados por un ejército indisciplinado
de héroes incontinentes.

Y es que el hombre desde tiempos inmemoriales ha deseado la aventura como un medio para alcanzar la inmortalidad. Darle un sentido a la vida a través de la acción, de la experiencia, eso es lo que nos hace humanos. Los tripulantes del Líricus  lo saben por ello cantan, testimonian, plasman sus alegrías y penas en estos poemas. El heroísmo en este caso, no es el vencer, el conquistar, sino la perseverancia de continuar de aún conservar el fuego de la valentía por explorar lo ignoto. Veamos:

ESPÍRITU DE DRAKE APARECIÉNDOSE AL GIRAR CABO DE HORNOS

Ayer, cuando bebías
tu último whisky a bordo,
te vinieron tantas cosas a la cabeza,
sin ir más lejos:
El día que el destino te  enclavó
en el Líricus con tu
petate al hombro,
sin ir más lejos.
Ayer, cuando bebías
tu último whisky a bordo,
un archipiélago de rememoraciones
te hizo revivir los cientos de navegaciones
que aún no has enterrado
..., del todo:
travesías marinas que
te provocan una distinguida melancolía
que se alimenta de tu casi exclusiva
...soledad.
Pero ningún fantasma del pasado te estremece
tanto como:
tus  aterradores viajes a Cabo de Hornos,
ida y vuelta,
surcando la travesía del maligno  Drake.
En esas rutas, en las que el diablo
aparece travestido de pirata
y cohabitan dos océanos,
no resultaba imprescindible beber
para tocar el infierno con la punta
del alma ...esa perdida,
y vislumbrar la figura del viejo
Drake maldiciendo..., y
volviendo a maldecir,
mientras la proa del Líricus parecía
hundirse para la eternidad...
por unos instantes que rozaban la infinitud,
tras la cual,
siempre volvía a emerger.
Y el Líricus seguía avanzando,
dando cabezadas en aquel mar endemoniado
por los espíritus malditos de
aquella maligna y fiel tripulación,
racimo de santos dipsómanos,
que siguió al disipado Drake hasta el final
en Cabo de Hornos.
Ayer, cuando bebías
tu último whisky a bordo,
temblabas al recordar los temporales
vencidos por el Líricus,
ese navio invicto hasta
en la mismísima Tierra del Fuego.

Es cierto: el gran combate es contra el olvido. Este libro nos deja marca, ese signo visible: Luchar contra la nada, contra la insignificancia, es una actividad diaria, esencial. La memoria debe preservarse y difundirse, la vida misma es solo vida cuando la experiencia vital se ha construido, se ha preservado. Sin embargo, la melancolía, la soledad y un aire de derrota es aquello que destruye los sueños, el deseo por eternizarse, por hacer de la aventura una constante infinita. La vida misma es entonces ese patrón que puebla todo este libro. La energía: un sueño, un deseo por querer ser, por darle un sentido a nuestra existencia:

TIERRA A LA VISTA: EL FINAL DEL PERIPLO

Llegado al límite
de la existencia,
encuéntrase el fin de uno mismo
sin un sentido dibujado al milímetro,
sin dejar de lado la duda,
sin saber...tal vez, si ha merecido la pena.
Llegado el ser al destino
de un viaje sin retorno,
se divisa un brillo huérfano
sin madre ni luz,
sin columna vertebradora,
sin resplandores memorables
.. .que merezcan la pena.
Llegado el río a la mar,
tumba líquida de todos los ríos
donde se mojan las pantorrillas los muertos,
donde se baila al son de caracolas removidas por el oleaje,
donde se diluye la ira de los dioses
y la porquería de los mortales.
Llegado el ocaso al último latido,
donde el Sol daba fe de la existencia del día
...y la luz,
donde el cénit acaba, por invadirlo todo
y sumir su conquista en la penumbra,
donde se reza en cada esquina al santo
y se le enciende  la vela más negra;
se cae del nido el único huevo puesto colectivamente
la última noche
por todos los buhos,
no abstemios,
del cementerio marino.


En suma, Los tripulantes del Líricus, es un poemario intenso y de poemas de largo aliento donde la musicalidad y las imágenes nos hacen reflexionar sobre nuestra propia esencia humana. Muy influenciado por Kavafis, el poeta nos muestra a su original modo un motivo para reconocernos en esa travesía incierta pero que se parece mucho a nosotros. La vida, entonces, es mar, un mar inmenso que tiene la forma de nuestros sueños.

"Violetas de sangre bajo la tierra" de Óscar Malvicio - Paolo Astorga

Violetas de sangre bajo la tierra

Violetas de sangre bajo la tierra
Óscar Malvicio
(Editorial Poesía eres tú, 2011)


“El poeta sabe que su canto es denuncia, pero también es testigo de la inercia de la época, de la indiferencia a la que se enfrenta contra la angustia por querer construir un asidero, una convicción para la vida moderna que nos colma de sueños con precio y fecha de caducidad.


Escrito por: Paolo Astorga


Violetas de sangre bajo la tierra (Editorial Poesía eres tú, 2011) del poeta español Óscar Malvicio (Gerona, 1975) es un libro desenfadado y desencantado donde el lirismo se centra en lo cotidiano como espacio reflexivo y a la vez como símbolo de las tensiones humanas. El poeta reconoce su finitud, su insignificancia en la medida en que reconoce una realidad absurda y obtusa que aliena y desmorona. El mundo es superficial, insustancial, allí donde la insatisfacción aflora, la inacción evita todo sueño de emancipación. El poeta sabe que su canto es denuncia, pero también es testigo de la inercia de la época, de la indiferencia a la que se enfrenta contra la angustia por querer construir un asidero, una convicción para la vida moderna que nos colma de sueños con precio y fecha de caducidad. Es este el discurso de Óscar, el mostrarnos desde sus versos la disolución de los anhelos y propósitos por el fetiche del confort:

Sueño

Sueño con una manada de lobos
que devoran pedazos
de mi cuerpo envenenado
y luego mueren retorciéndose
como tripas entre aullidos mudos.

Sueño con gusanos
que vomitan pedazos de mi cuerpo
impregnados de tinta indeleble,
o imborrable, como se diga,

gusanos azules empachados
que aun así
se retuercen en su dolor
intentando encontrarme,
intentando encontrar a mi pobre alma
en la oscuridad fracasada
de este universo portátil.

Sueño con ídolos de barro muertos
que piden a gritos mi letal estallido,

aún es pronto, les digo,

mientras,

sueño con helados de fresa
con tacones de aguja negros
y sueño con Venecias
y Cristianías renacentistas.

Sueño con el último eclipse
y con mi triunfo arrasador
sobre la perversa comedia de los hombres.

Sueño con una noche azulada
en la que mi dolor se evapora
mientras sueño,
y sale de mí
como una niebla ascendente
hacia el cielo

y se disipa poco a poco,
y
al final
desaparece

y duermo por fin
a pierna
suelta.

La necesidad de expresar, de decir, son constantes en este libro. Con ironía y un cierto humor el poeta desnuda la hipocresía de los mitos y acusa esa modernidad que ha llegado al límite de lo irracional, de lo automático, de la necesidad de convivir con el hábito que ha cambiado el deseo de ser libre, de permitir la duda emancipadora, por el deber de ser uno más de la masa:

Principio y fin

Igual que el rayo de luz incide
en el vientre de la certeza
cual sable vengador
y arremete en lo más inhóspito
de sus entrañas,
revolviéndolas,
tratando de extirpar algo de corazón,

busco yo el inicio menguante de esa luz,
el principio desnudo vital,
la chispa que parió al rayo,

el porqué del error,
o del acierto,

el porqué del origen del principio
y el origen del porqué
del final.

Devoro mi propia existencia
con un cuchillo romo de carne
y un tenedor borracho
y la digestión eterna y enfermiza
que me ofrece la muerte
con su nudo en mi garganta.

He creado 4 estómagos
y ni siquiera ellos alcanzan a digerir
todas las incógnitas
que mi cerebro crea.

Y encima,
tengo que ir a trabajar,
tengo que ir al banco,
regar las plantas,
cocinar, beber, follar
y dar señales de vida
a todos los que me rodean,

no sé cómo coño he tenido tiempo
de escribir este poema.

Como vemos este libro nos muestra con un estilo confesional situaciones que aunque parezcan intrascendentes son reflexiones válidas sobre un mundo que se desmorona en sus instantes, en el éxtasis de lo presente. El poemario entero es un certero disparo contra el hombre que ha encontrado la felicidad en la inmovilidad, en la seguridad de sentirse pleno coleccionando objetos, coleccionando emblemas aparentes que, al fin y al cabo, solo han acrecentado su secreta náusea, su melancolía y el aplastamiento:

Dirección

Arrancaré hoy lo que pueda
de las tripas polvorientas de la noche,

de esta noche de negro vinilo,

hasta que ya no pueda más,

hasta que la conciencia
me diga de nuevo
qué debo hacer,

o qué es lo que no debo,
o ¡qué he hecho!
¿o no?.

Creo que sí...

¿conciencia o consciencia?...

no lo sé
ya.

En definitiva, Violetas de sangre bajo la tierra, es un poemario sarcástico donde cada verso desnuda las imposturas ególatras que hay detrás de la hipocresía. Su sencillez y versatilidad radican en el manejo de las imágenes cotidianas y el discurso denunciante contra todo ánimo de pensamiento determinista y unívoco. Este es un canto a lo subjetivo, al deseo de saber que existe el individuo más allá de los ceros y unos, de la rutina de los días, del dolor de la misma existencia.

"La rosa negra" de Harol Gastelú Palomino - Paolo Astorga

La rosa negra

La rosa negra
Harol Gastelú Palomino
(Editorial Ámbar, 2015)


“Los relatos de Harol intentan escapar del tedio sumergiéndose en la misteriosa magia de lo cotidiano. Asistimos, pues, a una contemplación de lo fantástico como una forma de escape, pero también como una develación de nuestros propios anhelos.


Escrito por: Paolo Astorga


La rosa negra (Editorial Ámbar, 2015) del escritor peruano Harol Gastelú Palomino (Huancavelica, 1968) nos ofrece siete cuentos cuya temática común son los desdoblamientos. Las narraciones manejadas con un lenguaje directo y ameno, nos demuestran la solvencia narrativa de Harol cuando se trata de enhebrar ficciones. “La rosa negra”, cuento que le da nombre al conjunto de historias, es un ejemplo de ello. El cuento gira en torno a la costumbre de “visitar a los muertos” al cementerio. El protagonista se encuentra con una muchacha que le está llevando flores a su tío abuelo muerto. La narración cobrará un giro inesperado cuando asistamos al primer desdoblamiento. El protagonista, será el difunto al que tanto se busca.

En “El otro” -quizás el cuento mejor logrado del conjunto-, el juego de los desdoblamientos se ve de manera más patente. Aquí la teoría de los “gemelos” se presenta como “el otro yo”. El protagonista vive una vida de perros, desentendida de la ternura del pasado. Por ello, encuentra a su otro yo y lo usurpa, ya que éste vive una vida diametralmente distinta a la de él. La trama se desarrolla como una transformación, como una simbiosis, una desesperada fórmula para ser ¿feliz?: “Hoy vivo feliz. Mi mujer está esperando nuestro primer hijo, o el tercero, porque ahora yo soy él”.

Y es que estos relatos buscan eso: ser la proyección de nuestras fantasías, la realidad reproduciendo su necesaria revelación. Los relatos de Harol intentan escapar del tedio sumergiéndose en la misteriosa magia de lo cotidiano. Asistimos, pues, a una contemplación de lo fantástico como una forma de escape, pero también como una develación de nuestros propios anhelos. Abrimos el pecho a la realidad para encontrarnos con nosotros mismos. Es esta la tendencia en “Sirenas”, historia donde los protagonistas construyen el mito con sus propias ensoñaciones y que luego la realidad se les abre para disfrutar de sus fantásticas visiones. Las sirenas son la proyección de nuestros deseos y por ello, nuestra tendencia a la fusión.

Pero quizás la parte más moral del conjunto sea “Examen final” donde la narración va in crescendo. El escenario: la clase de música, un examen final. Fabiola, que no ha practicado la lectura del pentagrama para tocar su flauta, empieza un viaje psicológico (filosófico) en constante tensión. La metáfora de la lucha entre David y Goliat, entre el héroe (Fabiola) y el Dragón (Harol) son interminables. No obstante, es magistral la narración que nos deja ver nuevamente la teoría de los desdoblamientos. Fabiola cree que su profesor es terriblemente malvado (lo es) e intenta rememorar al alter ego del mismo (Lobito, un profesor permisivo e indiferente). Un juego psicológico y moral se desata a lo largo de la narración hasta la culminación del martirio. Fabiola debe tocar, oh ironías, El himno de la alegría. Sin embargo, ella reconoce que no ha estudiado. Para su suerte el profesor la trata diferente, la ayuda a calmarse, le enseña a tocar y ella se da cuenta de que “por gusto se había preocupado”.

En suma, los cuentos de La rosa negra nos ofrecen la visión de un mundo misterioso y contradictorio. El juego con la realidad hasta poder doblegarla es el logro supremo de este conjunto de relatos. Todos los personajes sufren sus deseos y eso los desdobla, los hace otro yo. Sin duda, un libro ágil y de fácil lectura que termina por dejarnos un hálito reflexivo: La vida es siempre multiplicidad.