martes, 10 de febrero de 2015

"Palabra de occiso" de Jonathan Estrada - Paolo Astorga

Palabra de occiso

Palabra de occiso
Jonathan Estrada
(Kovac Editores, 2013)


“El poeta denuncia esa soledad de lo virtual, la melancolía que nos ha transformado en pusilánimes que al escapar de su propia realidad han perdido el sentido de su propia humanidad”.


Escrito por: Paolo Astorga

Palabra de occiso (Kovac Editores, 2013) del poeta peruano Jonathan Estrada (Lima, 1984) es un libro donde el testimonio de lo decadente deja su huella desoladora. El poeta se enfrenta a una realidad desmitificada y diluida en la culpa y la estupidez irracional. La hipocresía es el símbolo de lo real donde la inmensidad y la necesidad de decir, de denunciar las apariencias y lo podrido de las heridas de este mundo que se ha vuelto feliz en medio de miasmas y el hiperconsumo, hacen del vate un visionario, un testigo en carne propia del desmoronamiento del ser.

Dios es una moneda,
Que abulta los templos y centavos
En la colina de las cantatas
Y los reflectores en abundante secuencia.
Para ser desde su ruma
monumento de envidia y monolito de penitencia.

A lo largo de este intenso poemario vemos cómo la angustia se presenta como la violencia de la melancolía. La nada, el vacío de la existencia es simplemente la debilidad de la carne ante los deseos de ser y tener lo que se desea. El temor se convierte en iniquidad, en indiferencia frente al sentir que el mundo se destruye así mismo. El poeta ha visionado un apocalipsis cuya catástrofe es la cotidianidad, la rutina, el hábito del hombre "súper" que ha aceptado que lo violen sin parar y ha dejado de lado la necesidad de ser sustancia para convertirse en apariencia, en objeto de consumo colgado como res para ser devorado:

Porque las leyes ya no vienen de las tablas
Sino de las actas selladas del anonimato,
Que se escurre, se zambulle y te percude,
Hasta el haber soñado con volar…
Porque el vuelo es metálico,
Y el nado un eco de lo que fue un espacio llamado sueño.
Porque el beso está en vitrina
Y el amor a un tris de vivirse en foto,
Sonriendo en pálido intento,
Pues todos tienen que verlo
Y no hay peor eco que el rumor cero.

Y entonces el poeta en la incertidumbre de su ser encuentra el enigma de la muerte. Nuevamente el pensamiento es nada porque la angustia ante la muerte es inminente. Lo peor es tener conciencia de que es inevitable, de que la depredación es una actividad común, de que estamos obligados a una cruenta batalla contra nosotros mismos y la violencia de la sinrazón que se construye para divertirnos, para hacernos partícipes de nuestra lucha insignificante contra el mundo y sus “cuervos” que nos miran esperando incesantemente engullir nuestra carne doblegada por la satisfacción fofa de la felicidad.

Ese retraso que te agobia hasta la giba del puerco
 sonriente,
Esa solución magna que respeto y que atollo al tirar de la
 cadena,
Ese pararme cada día, cada hermoso día
En el umbral de la cornisa;
Y mirar los cuervos, cara a cara… siempre al acecho.

Como vemos este libro intenta despertar en nosotros no una conciencia que nos haga responsables de nuestro propio suicidio, sino entender que hemos perdido el sentido de nuestras alas de Ícaro y la rebeldía de querer liberarnos en medio de lo agreste. Nos hemos acobardado ante la cruda realidad que nos nace al estar solos y sin escusas ante un mundo que ya no quiere mirarse a sí mismo y entender que no hay otros, sino que uno es lo que se ha hecho. El poeta denuncia esa soledad de lo virtual, la melancolía que nos ha transformado en pusilánimes que al escapar de su propia realidad han perdido el sentido de su propia humanidad:

Desaparezco
Y con nosotros el girar de los brazos en círculos
Y las sombras juguetonas; maquillaje de apagones.
Las soledades eternas, que crujían sin espanto
Con la oreja pegada a la estación
En la hora sucedánea que pulía el encanto
Y esfumaba en pedazos los delirios.

(…)

Y la certeza de la inocencia, ametrallada
Y la campana de la escuela, saboteada
Y la escritura en contratapa, dinosauria
Y las estrellas de albedrío, asesinadas…
En el firmamento de una céntrica y fluorescente plaza.

(…)

Has vencido universo.
Allá me voy a recostare
Con mis amados ceros
Y mis queridos unos
Mis ceros y unos
Ceros y unos…

Observamos pues, esa disolución inminente en lo repetitivo que destruye y desvirtúa toda necesidad de asirse a un ideal, a un sueño.  La palabra es de la muerte, la única palabra posible que se produce desde lo inmóvil, la nada que apasiona, que se presenta como una salida, como un lugar posible que al final solo es un paliativo del sufrimiento eterno. Es la muerte, entonces, un fetiche para seguir siendo.

Cómete la tierra de gusto,
Porque no hay sabor más fresco.
Tómate la sangre y envenena cada vínculo de tu seso
Pues no hay mayor cáliz que el saberse sólo dueño de un
 féretro
Inquilino de una caja, invasor de un hueco.

En suma, Palabra de occiso de Jonathan Estrada, busca denunciar de un  modo crudo y visceral la necesidad por reencontrarnos en la melancolía de lo humano. He allí este libro entre la falsedad y el narcótico de los que viven amando a sus fetiches, a sus paraísos artificiales sin saber que su carne se pudre y la muerte los traga lentamente. He allí el poeta, un visionario, que desde la muerte como signo construye un libro desgarrador y a la vez testimonio de una realidad que se disfraza de encanto y lucidez.



jueves, 5 de febrero de 2015

Entrevista a Lynette Mabel Pérez - Paolo Astorga

Entrevista a Lynette Mabel Pérez
Yo siento que todo escritor tiene una responsabilidad para con su tiempo”.



Entrevista realizada por: Paolo Astorga



¿Desde cuándo comenzó a escribir? ¿Por qué?
Empecé a escribir a los trece cuando mi profesora de español nos pidió hacer un poema, el mío se tituló la “Rosa Negra”, tenía en mi mente muy frescas las letras de Bécquer: “qué solos se quedan los muertos”.

¿Qué es para usted la Poesía?
Esa imagen que flota sobre las cosas buscando hacerse palabra y en su deseo escoge algún medium que con un poco de suerte nos dará un pálido reflejo de ella.

Cuéntanos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria.
Estudié Educación. Varias de mis electivas en la universidad fueron en humanidades, sociología y psicología, me gustaba todo lo que me ayudara a entender las sociedades.  Escribía mis reflexiones en una libretita, también poemas, pero luego de casarme y tener hijos me concentré en la vida familiar. En el 2010 participé de un taller de escritura confesional con Mairym Cruz-Bernal y conocí al poeta Marioantonio Rosa que me motivó a publicar.

¿Cómo define su poesía?
Diría que todavía estoy experimentando.

¿Cree que el poeta es un ser obsesivo?
Mucho. Yo tengo mis temas recurrentes.

¿Qué escritores o poetas han influenciado en su producción literaria?
Cuando niña leía a  Andersen y a los Grimm … De adolescente fueron Agatha Cristie, Sir Conan Doyle, Lovecraft, Bécquer, Julia y  Poe. Luego llegaron Rosario Castellanos, el incomparable Vallejo, Kafka, Asimov, Bradbury, Cortázar, Borges y Nietzshe. Más recientemente Mairym Cruz Bernal, Mayda Colón y María Soledad Calero. Las tres tratan temas que no se deben dejar en la oscuridad. Sigo leyendo. Sigo descubriendo nuevos autores que me hablan.

¿Qué tan importante para usted es la literatura?
Es mi pasión, como la vida, como la familia.

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
Para mí sí. Yo siento que todo escritor tiene una responsabilidad para con su tiempo.

¿Cuál es el fin de su poética?
Dejar testimonio de mi tiempo, de lo bueno y de lo malo.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?
Yo rimaba, todavía me gusta la rima, pero ya no la utilizo, fue un cambio paulatino.

Dentro de su  producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en especial?
Tal vez “Mundo cero”, me parece que tiene mucho de mi visión de mundo.

¿Qué hace antes de escribir?
No tengo una rutina, es algo que nace espontáneamente, aunque muchas veces he estado escuchando música o mirando un cuadro, que son otra forma de poesía.

¿Qué opinión tiene usted sobre la poesía que se publica en la actualidad?
Me parece que estamos en un tiempo de efervescencia, eso siempre presagia cambios. Yo creo que hay mucho texto interesante y mucha variedad de estilo. Yo soy una observadora, sigo leyendo.

¿Qué es para usted un buen libro?
Como dijo Kafka, aquel que me conecte un puño en el hígado.

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Cómo autor, qué soluciones le daría a este problema?
En el 1992 había seis editoriales importantes, tres de ellas subsidiadas por el gobierno, si tu obra llamaba la atención de alguna de esas tres, podían leerla nuestros niños, si no otra  era la historia, y hace falta que se actualicen las lecturas suplementarias en nuestras escuelas;  hoy hay unas cuantas editoriales nuevas, pero el panorama editorial no ha cambiado mucho.

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?
No me preocupo mucho de ello, hay de todo.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet, como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura, redes sociales, entre otras?
Los soportes de las innovaciones tecnológicas tienen, hoy más que nunca, un rol protagonico en la literatura. Muchos escritores puertorriqueños, residentes de la isla y compatriotas en la diáspora, tienen blog o páginas web propias.  Una colega, Marlyn Cruz Centeno, llevó con éxito un taller virtual de escritura creativa desde su blog. Algunos colegas (Marlyn, Luis Francisco Cintrón, Miranda Merced y Christian Marrero) hemos iniciado un proyecto literario de reseñas y escritura cretiva. Creo que se pueden lograr muchas cosas desde las redes.

¿Cuáles son las obras que recomienda leer?
“Prosac” de Mayda Colón y “Parque prospecto” de Karen Sevilla, por nombrar algunos poetas puertorriqueños de reciente publicación. Clásicos, todo lo que puedas encontrar de Poe, Bradbury, Rosario Castellanos y Vallejo.

¿Cuál es el consejo que daría a los nóveles poetas?
Yo me considero todavía una poeta novel.

Por último: ¿desea agregar algo más?
Creo que quisiera hacerme eco de unas palabras que escribió Castellanos, hablando de la madre literatura: “He aquí la obra, el libro. Duerma mi último día su sombra”.



Poemas de la autora


Sueño de leche

                                               a Nayeli Dinos, mi pequeña

La gran ruleta apuesta a la vida.
Ahí comienza el misterio.
Asoma el milagro.
María es visitada por el ángel.
Y el ángel está sobre su vientre.
La voz es la madre.
La letra también.
Mi cuerpo es el texto.
El cordón nunca se corta.
Sueño de leche.
Tinta blanca en la boca de mi hija.
- Heimweh -
Líquido fuimos y al líquido volveremos.

De lo trivial a lo profundo
Siempre hay algo que se pierde
en medio de la apiñada muchedumbre:
el gesto leve que se hacen dos amigos,
una visión distinta del mundo,
un aire de libertad y emancipación
que trata de respirar, de abrirse
a una miríada de emociones nuevas.

Siempre hay algo que se pierde
en medio de la apiñada muchedumbre:
cierto espíritu de solidaridad,
unas fuerzas atropelladas por otras,
pequeños acontecimientos cotidianos,
como esos deditos chiquitos
que se amarran con fuerza a un pulgar,
demasiadas cosas que no vemos.



Un café con Rosario Castellanos

"Desde hace años, lectura,
tu lento arado se hunde en mis entrañas"
Rosario Castellanos

Hace tiempo que te esperaba,
quería bridarte esta sonrisa de amiga,
encontrarme en páginas de sobremesa contigo,
más allá del aleteo de los cuervos negros,
por encima de los que fuman su cigarro,
sé que te gustan esos instantes
en que la cafetera silba su tonada,
en que la ternura flamea su constancia,
en donde la plenitud consiste
como dices "en ser y dejar pasar".

Por eso he pagado este café
que humea junto a tu libro entumecido,
leo tus palabras para reanimarte en mi mente,
pero Frida, Julia y tú nunca andan lejos,
hace rato que guardo silencio,
mis oídos cansados del ruido
se niegan a escuchar otra cosa
que no sea el pasar de las hojas amarillas.

Comulgamos, recordamos
a Malinche, Tlatelolco y el crimen de ser mujeres,
te presento a Nayeli y tú me hablas de Gabriel,
del tiempo transcurrido en Israel,
de lo que se siente al vivir en tierra extraña,
de la lámpara que cae,
del destino último de las cosas,
me levanto,
dejo una mesa vacía,
dos tazas de café intactas
y me sumo a los que sufren la lluvia inclemente
del día a día.

El  último libro del estante

Ayer se rompieron los zapatos de tacón
que descansaban junto a las magnolias.
Faltan dos minutos para el mediodía.
Me lastimo al frotar contra el índice
la mancha de tinta que apartó el tiempo.
Observo el libro en lo alto del estante
y arreglo el botón superior de mi blusa
mientras paso un dedo sobre su lomo.
La caricia de una amante a su libro.

22 de julio de 2014


Eucalipto

Las hojas caen en el naranja de la tarde,
la tierra donde descansan es su nido,
se alza allá en la lejanía, un bosque,
los eucaliptos son altos y delgados,
sus ramas compiten por la luz,
la necesitan, como todos los seres,
nadie se salva de existir,
ni siquiera un eucalipto en Kenko.

23 de julio de 2014


Sobre la autora:
Lynette Mabel Pérez. Mocana, nace en Puerto Rico en el 1976. Tiene una Maestría en Artes del lenguaje, de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ha publicado cinco libros: Imaginería (Isla Negra Editores), el plaquette de poesía Psicodelias Urbanas, Mundo cero bajo el sello de Verde Blanco, es coautora de Mujer moderna y Ars memoriae bajo el mismo sello.  Fue profesora en la Universidad Metropolitana, Recinto de Aguadilla y actualmente trabaja en Columbia Centro Universitario de Caguas.


domingo, 1 de febrero de 2015

Entrevista a Marcelo Nasra - Paolo Astorga

Entrevista a Marcelo Nasra


“El escritor de profesión no lo es: lo hace por oficio y se dedica a despachar kilómetros de palabras durante cierto período de tiempo. En cambio, no se puede ser un escritor artístico si no se es obsesivo en primer lugar, porque el artista no tiene otra opción que entregarse a la escritura, yéndole la vida en cada oración, en cada verso”.

Entrevista realizada por: Paolo Astorga


¿Desde cuándo comenzó a escribir? ¿Por qué?
Escribo desde mi infancia. Siempre tuvo algo mágico el hecho de construir realidades paralelas por medio de la palabra.

¿Qué es para usted ser escritor?
Decir que escritor es el que escribe resulta engañoso. Escritor es el que ha escrito algo de valor. Juan Rulfo es un escritor consagrado mundialmente que sólo tiene un par de obras. Otros han escrito muchísimo más y no lo son.

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria.
Debo aclarar que por mi formación en primer lugar me considero músico, habiendo dedicando varios años a tocar en bandas, grabar algunos discos y difundir música con suerte dispar. En lo estrictamente literario, a comienzos de este año publiqué mi primera novela llamada “El espejo” y tengo planeado hacer lo mismo el año próximo con “Historias del barrio”, que es una colección de cuentos del género fantástico que trascurren en Barracas, un vecindario de Buenos Aires.

¿Cómo define el estilo de su narrativa?
Es difícil decirlo. Creo que se podría encuadrar dentro del neoclasicismo porteño.

¿Cómo ve la Narrativa de estos últimos años?
Mucho se ha hablado de la muerte del libro como objeto y hasta algunos extremistas han llegado a vaticinar la desaparición de la literatura. Lo cierto es que últimamente la producción literaria ha aumentado de manera considerable explorando diversos caminos.

¿Qué autores influyen en su obra?
Jorge Luis Borges, The Beatles, Fiodor Dostoyevski, Homero Manzi, Oscar Wilde, Marino Santa María, Woody Allen, Virgilio, Akira Kurosawa, Diego González Pardo, James Joyce, Picasso, Frederic Chopin, Dante Alighieri... y muchísimos más. Son artistas que encontraron gemas universales explorando dentro de la propia aldea.

¿Cree que el escritor es un ser obsesivo?
Depende de la clase de escritor que uno sea. El escritor de profesión no lo es: lo hace por oficio y se dedica a despachar kilómetros de palabras durante cierto período de tiempo. En cambio, no se puede ser un escritor artístico si no se es obsesivo en primer lugar, porque el artista no tiene otra opción que entregarse a la escritura, yéndole la vida en cada oración, en cada verso.

¿Cuál es el fin que desea lograr con la escritura?
Que me entrevisten.

Dentro de su producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en especial?
Tengo dos: la primera es de carácter familiar y se llama “Mora”; la segunda, es “Parque Pereyra” y la elegiría porque al tratarse sobre una plaza donde yo jugaba en mi infancia, me sorprendió gratamente que un jurado español le otorgara algún mérito. Ambas son poesías.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?
Me gustaría creer que se ha enriquecido. Ya no miro televisión.

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
El escritor tiene que respetarse a sí mismo y a su obra. Jamás debe escribir para los demás. Lo primero que tiene que hacer antes de empezar una obra es conseguir un cesto y comprometerse a tirar por lo menos nueve décimas parte de lo que escriba. Una vez que la obra esté terminada, no pensar en su futuro: si es buena, los lectores aparecerán.

¿Qué libros nos recomendaría leer?
No me gusta hacer recomendaciones artísticas porque implican un juicio de valor. Soy partidario de la idea de que cada uno debe leer aquellas obras que le llaman la atención. En mi caso particular, decidí inclinarme por los clásicos porque a pesar de las legiones de críticos –en su enorme mayoría ya olvidados- que tuvieron a lo largo de generaciones, han podido resistir el paso del tiempo.

¿Qué hace antes de escribir?
Nunca planeo escribir. El acto de escribir es consecuencia de una necesidad impostergable de expresarme a través de la literatura. Lo que sí hago cuando empiezo, es comprometerme a terminar el proceso creativo, que a algunas veces culmina en una obra y muchas otras, en bollos de papel.

Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Cómo autor qué soluciones le daría a este problema?
No conozco mucho sobre el tema, pero cuando hay necesidad el ingenio provee soluciones. Un ejemplo es el de Camila Berguier, una joven y extraordinaria narradora argentina que editó su primer libro de cuentos, a partir de establecer con mucho esfuerzo su propia editorial.

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?
Mi soneto “Parque Pereyra” fue elegido finalista en el primer concurso internacional del Premio Caños Dorados, por lo tanto no puedo ser imparcial. No obstante, si bien estoy convencido de que los mayores premios de renombre se adjudican por cuestiones exclusivamente comerciales, creo que la mayoría de los demás son otorgados con honestidad a quienes lo merecen. 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs,  páginas sobre literatura, redes sociales entre otros?
Son más que medios de expresión. Realmente llegan crear manifestaciones literarias impensadas poco tiempo atrás, como las narraciones construidas desde las estructuras semánticas del chat; blogs donde conviven distintas formas de expresión, como el de la gran poetisa y fotógrafa Silvia Castro... entre otros. Somos testigos de una época vertiginosa y fascinante donde diferentes formas artísticas se funden creando otras nuevas.

Por último: ¿Desea agregar algo más?
Sí. Agradezco a la revista y a su editor, la gentil invitación a participar en este espacio y brindarme la posibilidad de conocer las obras de nuevos escritores. 


Sobre el autor:
Marcelo Nasra nació en Buenos Aires, Argentina en 1968. En 2010 publicó la novela “El espejo” (Editorial Dunken). Varias de sus obras han sido publicadas en diversos medios como Letralia, Revista  Cañasanta, OcioZero, NM, Vintén Editor, Revista Literaria Remolinos, Bajo los Hielos, Rincón del Tango, Revista Poe +, NGC 3660, Revista Nóumeno, Molino de Letras, El Cuervo,  Noticias literarias de América Latina y otros más. En septiembre de 2010, fue finalista del I Concurso Internacional de Poesía Caños Dorados (España).
Contacto: marcelo_soy_yo@yahoo.com.ar


"Trenes" de Roxana Crisólogo - Paolo Astorga

Trenes



Trenes
Roxana Crisólogo
(Ediciones El billar de Lucrecia, 2010)


“Las imágenes respecto a la naturaleza pueblan este poemario. El anhelo por conectar el mundo que se vive con el mundo que nos rodea construye un discurso que dispara las experiencias, la necesidad de explicarlo todo o por lo menos llenar de preguntas ese vacío que nos puebla”.


 Escrito por: Paolo Astorga



Trenes (Ediciones El billar de Lucrecia, 2010) de Roxana Crisólogo (Lima, 1966) nos adentra a un mundo donde la coloquialidad y la cotidianidad afloran con un estilo sobrio y reflexivo. Crisólogo intenta una poética del instante, del disparo de la memoria y la melancolía. Su poesía tiende a una narratividad fragmentaria donde los momentos son motivos para que la palabra genere el símbolo del viaje, del tránsito que entre asombro, relaciones y una profunda soledad, se nos va presentando como vida. El canto es siempre “como un tapiz de ahogadas voces/ en mi lengua” y es que estos poemas tienen la característica de la búsqueda o del encuentro. El ir como signo de descubrimiento se recrea en el lenguaje que aprisiona el tiempo y lo hace discurso de reminiscencias. Estar en otros lugares, en otros hemisferios y sentirse forastero, es allí donde la poesía no solo busca las expresividades, el escape de lo insustancial, sino el encuentro (el reencuentro) con la dualidad de los deseos y la memoria que lo dinamita todo, que no nos deja escapar de nuestras raíces.

una peruana en el tren
camino a Moscú
y el acicalado frío
de unos labios
que no necesitarán de palabras
el asomo graso desde la espuma
copiosa
de una cerveza
que me invita a un trago
y me hace pensar en ti
madre
y después de intercambiar
algo más
que algunas cervezas
tu nombre se me viene leeeento
como las músicas humildes
y de tus ojos vuelan palomas blancas
exactamente
como en el poema

quiero besar tu voz
tu voz
que canta en todas las ramas
de esta mañana

Las imágenes respecto a la naturaleza pueblan este poemario. El anhelo por conectar el mundo que se vive con el mundo que nos rodea construye un discurso que dispara las experiencias, la necesidad de explicarlo todo o por lo menos llenar de preguntas ese vacío que nos puebla. Por otro lado, el signo de la madre como reminiscencia de lo que se pierde con la distancia es patente y permite mezclar no solo el devenir de la vida y la ternura de lo amado, sino también, es un vehículo para reconocerse y repartirse en esos momentos que intentan ser reconocidos, asimilados, cantados. La poeta describe este viaje como una serie de puntos, como pequeños relámpagos que se funden para generar ese contacto con la patria y “la otra tierra” que nos acoge mostrándonos sus diferencias. El migrante es un ser que explora y añora, la poeta lo sabe por eso nos dice:

Aquí no se escucha cumbia
aquí no se escucha nada
y cada paso de baile es un cuento chino
una pisada de pies

una mezcla de tragos
y lo que los latinos
despreocupadamente
ordenan
y me hará volar

los latinos
el guetto de los colores
algunos
fugamos en el heavy metal
que se escucha como un idioma secreto
detrás del baño

los latinos
bailan algo parecido a este sótano
sin luz
algo más o menos cercano
a un desierto

Lo pausado, tan característico de la poesía de Crisólogo es un recurso para desmontar la cotidianidad que nos devora, que nos salta a la cara y nos somete con sus imágenes incitando a nuestros deseos y frustraciones. Y entonces, la poeta expurga su conciencia y su corazón. Las metáforas son en este libro recorridos de situaciones donde lo enigmático e íntimo se desnudan y mezclan generando una atmósfera melancólica. Los personajes que hace alusión la poeta giran en entornos dobles: por un lado el espacio europeo conlleva a una abstracción frente a lo extraño, lo nuevo, las costumbres ajenas, la vida “diferente” que apartan el discurso hacia ese otro lado donde se vive la miseria, la desigualdad, las injusticias, pero también la esperanza frente a las adversidades y el dolor: “no tenemos plata pero tenemos honor/ no tenemos carpetas pero cantamos/ el sol debe ser igual al oro/ que no se ve”. Es en ese estado, entre la miseria y la esperanza, donde la poeta puede lanzarnos sus imágenes. Un desdoblamiento, una duplicidad del que es oriundo y del extranjero que hace de la poeta un megáfono de voces insistiendo su decir, mostrando su propia magia, la vida misma:


me ha tomado más
de lo que hubiera imaginado
el camino de regreso
reunir las enseñanzas del paisaje

es un hecho
no hay tren
y de Pacasmayo a Chilete
ahora se viaja en bus
o a lomo de acémilas

aunque mi otro abuelo
el camionero
jure que un silbato de tren
arruina su sueño
no creí que fuera tan difícil
volver a empezar
darle vuelta a este desierto

recoger azúcar, querosene y velas
y repartirlas por
pueblos que parecen hacerse polvo
en las alturas
y que el sol
convierte en mecheros humanos

es lo que un arriero
acostumbra hacer
y no le queda más que el privilegio
de sus palabras

En suma, la poesía de Trenes es intensa, serenada, pero enigmática y sencilla. Hay en ella un desgarramiento, una sensibilidad agazapada en las evocaciones y los cuerpos que viajan uniendo las lejanas fronteras de la soledad y la imposibilidad de volver a beber de ese tiempo perdido. Esta es una poesía que intenta exponernos la observación más sincera de un mundo que se construye con fragmentos de vida, de tierra, de sudor y ternura, eminente ternura que nos deja sumidos en el hondo misterio de las palabras y la existencia.