domingo, 19 de junio de 2016

Entrevista a Ludwig Saavedra Tarazona

Entrevista a Ludwig Saavedra Tarazona

La poesía para mí es un tipo especial de vibración. El trabajo de emitir dicha vibración implica una techné, es así que es un arte. Pero en el fondo no es algo que sepa, es algo que intuyo.

 Por: Paolo Astorga


¿Desde cuándo comenzó a escribir? ¿Por qué?
Empecé a los catorce años más o menos, creo que antes había escrito unos cuentos, influenciados por la lectura de los libros de aventuras de Julio Verne. Pero es a esa edad que empecé a escribir poesía. Yo leía sobre ciencias naturales, dinosaurios, música, sobre todo la clásica; y luego empecé a leer cuentos, novelas también, es así que llegué a la lectura de poemas. Los poemas de Rubén Darío me impresionaron porque entreveía en ellos mucha más belleza que en la prosa. Fue la música de las palabras y la grandiosidad de las imágenes las que me impresionaron tanto de su poesía. Rápidamente llegué a los vanguardistas, los más conocidos estaban en un libro de texto escolar de quinto, (yo estaba en segundo o tercero) y para mí fue una revelación: no sólo había hallado un medio de expresión que me conmovía profundamente por la belleza de la música (la poesía, intuyo, es un tipo especial de vibración) y las imágenes, sino que ahora veía que esa expresión que me fascinaba, estaba entregada a la libertad absoluta, verdadera, por decirlo de algún modo. Fue Vallejo, él me acompañó más profundamente que cualquier otro autor que haya leído en mi vida, y hubo un buen tiempo de mi vida que andaba yo con el libro de su Poesía Completa -que mosca azul había editado- a todas partes, lo leía todo el tiempo, dónde fuera que estuviera. Luego vinieron Moro y tantos y tantas poetas, pero siempre poesía, empecé a escribir poesía porque nunca acababa de escribir un cuento, la prosa me exigía una precisión que para mí era una pérdida de riqueza de sentidos que en la poesía veía se presentaban de manera sintetizada, polifónica, infinitamente más libre. Empecé a escribir poesía porque me dolía algo y quería expresarlo. El motivo del dolor en cuestión no es relevante, ahora comprendo que cualquiera sea el motivo se trata de una condición existencial humana, es porque habitamos en el Samsara. En ese sentido empecé a escribir poesía porque así aprendí a existir, a vivir; si no hubiera sucumbido al dolor.

¿Qué es para usted la Poesía?
No lo sé. La poesía para mí es un tipo especial de vibración. El trabajo de emitir dicha vibración implica una techné, es así que es un arte. Pero en el fondo no es algo que sepa, es algo que intuyo. Es algo que busco y encuentro mientras escribo el poema y puede acabar cuando le pongo el punto final y solo duró ese momento, no lo sé. Yo creo que es lo más sincero que puedo decir, es decir toda esa gente que espera definir algo como la poesía está bien que lo haga, pero no creo que lo sepan en el fondo, creo que inventan una definición y se acomodan o viven bajo ella. Ello no se sabe, se intuye.

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria
No hablaré de mi vida más que lo que está mencionado en la biodata, donde también figuran mis cuatro trabajos hasta el momento. Diré que en estos momentos estoy trabajando un quinto libro, con muchos más poemas que los primeros, teniendo en cuenta que los dos primeros son plaquetas. Se llama El tornasolado Samsara. Me gusta trabajar en paralelo, toda mi obra se escribe en paralelo. Es decir escribo y escribo y luego leo, corrigo lo escrito y digo este poema tiene un ritmo, unas imágenes como para Los arrecifes, o si no veo que habla mucho de los Andes, de la sangre, entonces ese va para Airampito, o si es como un trip en ácido, pero plagado de sutileza, color, delicadeza, entonces va para El mar de vinilo, si ya de por sí es de denuncia social va para Los poemas rojos, y así. Pero diría que ahora mi mente está abocada a la redacción y concepción de El tornasolado Samsara, que me gustaría publicar este año.

¿Cómo define su poesía?
Como una suite, musical, visceral.

¿Cree que el poeta es un ser obsesivo?
Creo que si se es poeta se vive obsesionado con la poesía.

¿Qué escritores o poetas han influenciado en su producción literaria?
César Vallejo, César Moro, Rimbaud, Sylvia Plath, Emily Dickynson, William Blake, Blanca Varela, Baudelaire, Ginsberg, Francoise Villon, Petrarca, José María Eguren, Eilson, Máximo Damián, Drummond de Andrade, Safo, Píndaro, Góngora, David Meza, Charlie Parker, Henri Matisse, Monet, Federico García Lorca  Billie Holiday, Lautremont, Girondo, Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiaro, creo que ellos y ellas.

¿Qué tan importante para usted es la literatura?
Muy importante, de ella vivo, por ella aprendí a vivir en palabras de Charlie García, y por ella viviré.

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
Siempre. Comprometido en el sentido de que se juegue la vida por su arte y los principios de su arte, sí, sea lo que sea signifique para él o ella, ser consecuente  con ello, no creo en la trasnochada dicotomía poesía pura- poesía comprometida, veo solo poesía y no poesía. Quisiera citar unos versos, son del poeta ecuatoriano Ernesto Carrión, porque ilustra con perfección lo que quiero decir (las mayúsculas son del texto):

ABRÁNSE EL CUELLO BIEN:
PORQUE TODA POESÍA COMPROMETIDA ES UNA POESÍA MUERTA.
Y TODA POESÍA NO COMPROMETIDA CON EL PRÓJIMO
TAMBIÉN ES UNA POESÍA MUERTA.
Y TODA POESÍA COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
Y NO COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
TAMBIÉN ES PURO EMBUSTE.

¿Cuál es el fin de su poética?
Comunicar rítmicamente belleza y dolor, es decir la experiencia misma de existir. Ya he indicado que es para mí el acto de escribir un acto de existir, de vivir.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?
No mucho creo. He dicho que escribo en paralelo, es decir voy explorando distintas propuestas de escritura, no las cambio, tengo varias voces y voy explorando en ellas, depurándolas o ensuciándolas más, según el caso.

Dentro de su  producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en especial?
Eso es difícil. Veras, diré la primera que se me vino a la mente: Los arrecifes.

¿Qué hace antes de escribir?
Nada en especial, porque puedo escribir en cualquier momento, en cualquier lugar, sumamente cómodo o incómodo, he escrito en buses interprovinciales, en playas paradisiacas en el Norte, en el desierto, en parques, follando, en mi habitación, en bibliotecas, en todas partes, en los tickets de una panadería en donde trabajaba, en salones de clase y la lista sigue. Lo que sí, me concentro mucho en esa actividad cuando la realizo, no es que escriba poemas enteros, como de inspiración, anoto ideas, motivos, imágenes, versos, y luego los trabajo. O a veces la inspiración consiste en que te entran unas ganas de corregir, leerte y trabajar los versos.

¿Qué opinión tiene usted sobre la poesía que se publica en la actualidad?
Opino que hay buenos poemas, y algunos buenos poetas. Y creo que se está en una etapa de exploración de algo nuevo.

¿Qué es para usted un buen libro?
Un buen libro es aquel que tiene eficacia estética.

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Cómo autor, qué soluciones le daría a este problema?
Sinceramente hay buenas editoriales, son las llamadas independientes las que realmente están publicando poesía, las más grandes solo tienen interés en seguir vendiendo a los poetas canónicos, o a los rancios de siempre, etc. Aun así ese panorama está bien desde mi punto de mi vista los poetas no necesitamos a los grandes sellos, por mí, las iniciativas cartoneras, o las iniciativas independientes, o las populares, fanzineras, underground, etc, son el medio apropiado para un arte vivo que fluye con la gente.

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?
No entiendo la pregunta. Parece que se me preguntará ¿Cree en Dios?, quizá quieres decir si creo en la autoridad de su indicación de cierta calidad literaria, o te refieres a su validez, o imparcialidad, en cualquier caso supongo que depende del concurso.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet, como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura, redes sociales, entre otras?
Opino que está muy bien todo eso. Me han publicado en algunos blogs y revistas virtuales. Concibo mi obra en formato de libro igual.

¿Cuáles son las obras que recomienda leer?
Todos los libros de los poetas que mencione anteriormente. Y además leer a Wittgenstein, a Derridá, los anarquistas y leer música y las obras tipo Historia del tiempo de Stephen Hawkins.

¿Cuál es el consejo que daría a los nóveles poetas?  
Les diría que vivan con mucha intensidad y que lean con mucha intensidad, sin perder nunca la naturalidad, la espontaneidad, nunca ponerse una careta.

Por último: ¿desea agregar algo más?     
No, no deseo agregar nada más. Muchas gracias.


Sobre el autor:
Ludwig Saavedra Tarazona (Lima, 1985). Aries. Su primera infancia la pasó a orillas del Río Huallaga en Juanjui, San Martín de Porras, en la Selva. Creció luego en Chorrillos, donde el mar era una presencia perenne que todo lo abarcaba. En casa el otro mar era la música. Justamente esos son los temas recurrentes en su poesía. Obtuvo un reconocimiento en la publicación Prima Fermata Literaria el año 2004, año que ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a la Facultad de Letras, a la escuela de Literatura.
Ha publicado dos plaquettes de poesía con el sello editorial Paracaídas editores: Florece y El mar de vinilo (2009 y 2013 respectivamente). Poemas suyos aparecen en diversas revisitas literarias y blogs. Ha organizado y participado en recitales llevados a cabo en diversos espacios de la ciudad de Lima. Se dedicó también a la docencia escolar, especializándose en estrategias lúdicas en la pedagogía del Plan lector, con un énfasis en el acercamiento de los estudiantes a la lectura y creación de la poesía. Ha participado en la Jornadas anuales de literatura los años 2005 y 2012), así como en diversos festivales de poesía como el Enero en la Palabra del Cusco, o el Cielo abierto de Barranca.
Recientemente ha publicado Los arrecifes (2014), conjunto de poemas, en edición cartonera con el sello Amaru Cartonera. Participa en el Festival iberoamericano de poesía Poquita fe de Santiago de Chile, así como diversos recitales en Santiago en la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile; y en el Primer encuentro mundial de editoriales cartoneras. Participa en el V Festival de Poesía de Lima. Luego de esta experiencia se hace editor cartonero, convencido que el reciclaje y la autogestión son el camino más acorde con su fluir. Así participa de la experiencia editorial cuzqueña Kunnin Munna con la plaquette Hartado de sonidos ( 2014), recorriendo y participando en las Ferias del libro del Cusco, Arequipa y Juliaca, así como en el Festival de poesía Tea party 3, en Arica.

Actualmente prepara Obayareti, una revista cartonera de poesía mundial, cuyo primer número cuenta con colaboraciones de Latinoamérica. Esta revista se presentará en la Feria del Libro de La Paz, Bolivia en Agosto de este año. También prepara un quinto volumen de poemas de título Airampito

miércoles, 27 de enero de 2016

Ocho poemas del libro Detrás de las ventanas (Toro de trapo 2011) - Paolo Astorga

Ocho poemas del libro Detrás de las ventanas (Toro de trapo 2011) - Paolo Astorga


LETANÍA


Yo puedo morir
y tú lo sabes.

En el angustiante atardecer
todo atiza terriblemente
en lo hondo de las sombras.

Sé que ha nacido un corazón crucificado.

Cierra los ojos.
Hoy tampoco tendré un cuerpo tibio
entre las sábanas.

Ya no tengo más isla
que esta absurda idea de reconstruir el paraíso
y deambular eternamente
como una sombra en la barbarie que sueña tu errática figura.

Sin embargo
el alba aún habrá tocado mis labios,
el instante congelado
                 decapitando una sonrisa.




ANGUSTIA NATURAL



Un rostro afligido de desgracias,
vigila el confuso reflejo de los relojes,
una lágrima antigua que cae sobre tu pecho
y oculta las heridas
para que retornen todas las hojas vencidas por el viento.

Asechantes sotos vibran impacientes
bajo la ausencia atardecida del azar;
sombras sin memoria vagan por este incierto resplandor
que ha liberado silenciosos unicornios por el campo.

La piel sesgada ya no retiene las caricias,
vuelvo a esa perversa flor que ha cercenado mis manos
y la claridad de los columpios enmudeciendo la tarde.

Los últimos árboles desconciertan el eco indecible de los pájaros,
otra vez el sol que me espera de rodillas,
sospechando entre mis ojos la profunda soledad de la niebla
que parece olvidar todos los sonidos que el mar inventa
para que la luna no desaparezca nunca en nuestros vientres.



UN MUCHACHO ANTES DEL INVIERNO



En la búsqueda infinita se pierde la nostalgia,
el desprecio hacia aquella piedra que ha invadido nuestra ausencia
bajo la plegaria que amanece sobre una extensa sábana insufrible.

Pocas cosas han quedado impunes a la mirada funesta de los cuervos.
Fluye el tiempo ahogándose en el lago púrpura de inconcretas voces
acariciando la perversa herida bajo el llanto.

Despoblados rostros han acabado su otoño
sobre un par de labios adormecidos de arpegios
que a veces solo provocan la violencia de las nubes
bajo una pestaña aletargada por la incógnita ceniza
que ha construido las distancias.

Entre los pinos
ya nadie rinde culto
a una lágrima que ha perdido
su corona.




BALADA PARA UN CUERPO IMAGINARIO



Enardecidos pájaros cercenan mis sueños,
tengo ahora todas las sombras
y los ataúdes frente a mí alucinando paisajes absolutos,
en tu cuello descubierto, aún el destierro incompleto
azorando mis vértebras, el éxtasis resucitando oscuros laberintos
donde la piel retorna a las palabras y el río detiene su cauce.
Copulan los mares en la eterna soledad de las gaviotas,
la arena desiste un tiempo,
derrama la espuma de su sangre indolente
en mi mortuoria risa despintada.
Solo el olvido camina aprisa y me desmiembra,
los ángeles tocan su lira, parecen diluirse mientras me abren los ojos
y el cielo despoja todas las caricias,
los rostros, las casas, las paredes y el sol, que adelgaza las huellas
y desaparece como un murmullo que se pierde al final de la calle,
y aún tu cuerpo en trance, mirando todas las ventanas...


LA MARIPOSA GRIS TODO LO HA SOÑADO



Escaleras infinitas han aletargado la noche,
huyen mustios los caimanes imposibles de esperanza
bajo tanta angustia, tanto auspicio de sangre
brotando de borrosos sauces que increpan
un designio hacia los bosques.

Han destronado el silencio y lascivas córneas compungidas
pululando la inviolable piedra que nos ha abierto el cuerpo
como una flor calcinada entre los labios.

Ya no existe más que fútiles urbes envueltas en fuego
y acaso esa rebeldía de mirarse las alas bajo un cielo
amputándose toda la niebla para desnudar su hipocresía.

Ninfas como espectros solitarios confluyen los espejos;
aún sigue su ritmo esa sombra enfurecida que persiste
tocar el horizonte y diluirse en el llanto inmemorable
de un efímero color aturdido detrás de las montañas.



DETRÁS DE TI YA HAY UN CIELO



Atraviesa este jardín
y dime tu nombre
sin que me desangren tus palabras.

Hice una jaula
detrás de la orilla más soñada.

Qué sed
me ha revelado enturbiadas lágrimas de noche,
qué latido
aún detiene las fronteras.

Ha sucedido.
El espectador muerto aplaude tan emocionado
y no ve en su espejo
la obscena indumentaria que ha fingido su rostro.

Qué inmóvil queda el vacío
antes de apagar todas las luces.

Muy lejos
han quedado todos los arroyos
expiando nuestras culpas.



LA ESFINGE SE HA ESTREMECIDO EN SU DESTIERRO


Sendos barcos inflamándose de llagas
arriban el alma de un pájaro salvaje
que nadie mira.

La cruda realidad ha sangrado en todos los puños
sobre una hoguera intacta donde han llorado los cipreses
tratando de esculpir una incógnita constelación
sobre los vientos.

Abre el horizonte su pena,
negras campanas repican su desgracia,
lánguidos murmullos como blasones extinguidos
fingen este sonido eterno que ha embelesado los juncos.

Espectros marchitando el glorioso amanecer de las cornetas.
Sin mí, ya sin mí la mañana,
descorre su ausencia hasta sumergirme en su fracaso
detenida como una alondra subyugada por el sol
todo se desnuda agonizando.

Ya muero, ya muero;
qué dulce luz sin verbo, sin más brillo
que un ojo cobarde
añadiéndose al silencio.



EL SOL VERDADERO



Furibundas miradas niegan la cruz en nuestra espalda,
han partido las sombras desnudas de barro entre la niebla.

En vano las fuentes retornan su esplendoroso fulgor
de contemplar inalcanzables mirlos fugando hacia las máscaras.

Llega ya el viento y mi voz se hace leve suspiro.
La hojarasca esconde lágrimas inciertas,
un andrajo de noche que va buscando un camino interminable.

Hogueras infinitas desbordarán sus vestigios
sobre la sangre hostigada de presagios.

Hoy despertaré condenado
a jugar con mi verdugo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

La frustración en “Infértil” de Paolo Astorga - Nathaly Cuayla Huamán

La frustración en “Infértil” de Paolo Astorga

Escrito por: Nathaly Cuayla Huamán
Alumna de 4to de secundaria 
de la I.E.P. "Virgen de Fátima Milagrosa"



otra vez
intentado soñar
para no ser más tarde
lo que realmente apeste a podrido
Paolo Astorga



Qué se puede hacer cuando las cosas no funcionan de la manera en que lo deseas aun cuando te esfuerzas; seguir intentándolo naturalmente. Infértil de Paolo Astorga es un poemario que recoge sensaciones íntimas y a la vez que son muy comunes entre nosotros. Citando lo trágico, lo duro, lo real. Y es que los poemas están basados en el resultado de los problemas cotidianos: la rutina, el cansancio, la frustración.

Entonces mis palabras sobran y entiendo que esta mañana es
igual que la mañana
anterior

La frustración aparece cuando no se puede satisfacer un deseo, una necesidad, por tanto significa impotencia. Podría decir que los poemas son pesimistas por lo mismo que tratan sobre temas reales, aunque no cualquier tipo de pesimismo, sino uno especial, uno diferente; como si cada poema gritara solemnemente que el mundo está maltrecho y las cosas nunca salen como uno quiere, pero quedarse, quedarse y seguir luchando por la vida.

No tengo proporción ni coherencia
lo que digo es rabia
infidelidad de cerrojos oxidados
no tengo nada
murmullo advenedizo soy
todo va estallando tranquilamente
y en silencio

El poeta hace uso de muchas metáforas que podrían llegar a crear confusión, como si el verdadero mensaje estuviera oculto, protegido del ojo superficial. También podría asegurar que en estos poemas no existen los finales felices, los mundos perfectos; Infértil es el retrato fiel de la vida con todo lo que ella implica pero más que nada su furia y su abatimiento.

Y retrocedo
otra vez
revuelvo todo  incendio todo

Este poemario es una crítica hacia el mundo que a veces avanza sin sentido, con pocas expectativas o con sueños incumplidos. Donde el problema está dentro de uno pero que al mismo tiempo pertenece al resto.

y avanzamos débilmente entre la multitud
que ya nos traga de a pocos.

Resulta que este poemario me parece interesantísimo, ya que me vi obligada a poner toda mi atención al leerlo para no perder detalle o confundirme en medio de las metáforas empleadas, de las ideas combinadas, como si fueran un tejido en el que cada hilo tiene un diferente matiz y que juntos crean un contraste increíble.

como la vida que te devuelve al mundo siempre
al mismo día siempre
con el mismo nombre ya repuesto siempre
y allí la misma jaula
mientras algo se puede soñar
antes de ser aplastado por el universo
y sentirse un idiota
que nunca ganó nada.


domingo, 27 de septiembre de 2015

Cinco poemas de Gris - Paolo Astorga

Cinco poemas de Gris publicados en la revista digital Letralia



Canción del extinto


Rehúye y divaga
entre sangre sinfónica
entre palabras de tierra infértil
porque el mundo es el significado de lo que nunca queremos
la miseria de no pronunciar nada
y seguir fiel a nuestro cuerpo que rehúye y rehúye
atemorizado por la angustia de intentos de sufrir
el sueño profundo en la hecatombe de la rabia
y el retumbar de tambores malditos
otra vez sobre la voluptuosidad de tus deseos
cuando te atreves a estallar y te desnudas
cuando te desnudas y hartas el espacio
con tu piel inundada de estatuas prohibidas
antigua arcilla de parapléjicas memorias
la soledad es esto que nos va combando
lo que rehúye y divaga y rehúye
todo el dolor como la máscara de la máscara quemada
que llevamos antes de ser decapitados
ante la pantomima
de los amantes puliendo su ceniza
para la próxima tragedia.



Otra vez decapitación y a comprar una corona


Te metieron nuevamente el feto al cuerpo
y absorbiste su tristeza como quien esconde una bella gema
del morbo de los demás

mugroso debe ser entonces tu rostro
paranoica las ganas de devolver a todos
un gesto amable
seguir en pie y sin embargo
el impulso es dinamitar lo que queda de un sexo en cenizas
vehemencia como danza del ojo
hasta la egolatría del aullido y la succión

nuevamente
el rapsoda que mira su reloj y toma dos pastillas
te dice cantando que eres una cualquiera
mientras los invitados te almuerzan uno por uno
intoxicándose de luz indigna y furiosa
mientras te dices sudorosa y complaciente
que nunca fuiste la de la culpa
sino simplemente
una idiota
que creyó.



¿Qué puede hacer un murmullo sobre el abismo?


Todo se lentifica
adquirimos un cuerpo indolente
nos hastiamos de los abrazos, de los objetos deseados
bebemos fuego blanco y viciamos las palabras con ruegos
atendemos un teléfono que nunca suena
vivimos como insultando
ardemos en una hoguera de presagios
y aun así
la agonía nos excita
a cumplir con la vida
a arrancarle la virginidad a la luz
y hacerla más pura
eternamente pura
entre ladridos de perros
y voces que no dicen nada
sobre la aglutinada soledad
que nos seduce con su máscara de espinas
un murmullo de bocas retornando de su ahogo
compás de buitres cansados
y la ineficacia de mi canto
que ya no puede ser
ni la más débil
insinuación hacia la muerte.



Representación de la inercia


Abre mandíbulas en la eternidad
escupe tu discurso y retrocede con la incertidumbre
de qué decir entre eyaculación y bastardía
universal como puntapié sagrado y noventa meses
sin salir de la misma palabra himen, himen, himen
corrugándose el deseo de trasparentar el líquido perfecto de los cadáveres
que desde ya hace un año se encuentran en medio de la calle
señalando el parir de la ignorancia
maldiciendo uno a la vez
a cada transeúnte que le importa un bledo
la lucidez de los mudos que engendran la imagen sensual
de una mujer bipolar reproduciéndose en ellos
como súcubo hambriento de nada más que gestos de furia
de nada más que filos brillantes de cuchillos
a una milésima de kilómetro de un cuello esperando su jubilación
a su Mesías mientras aplaude y cuelga en su puerta el más artificial
de los lamentos
no confundir con arrepentimiento
ni con esperanza en manos vacías
ahora todo vuelve al mismo y originario orgasmo
habrá que lucirlo bien pues
habrá que hacer presitas de nosotros a cada paso que damos
salpicarnos con el día y su expectoración de culpa y enroscamiento
habrá que cometer un asesinato
meterse un animal sangriento en el corazón
luego extrañarte mientras veo cómo se ausenta tu desgarrada sombra
engulléndote inocentemente
como cuando despiertas
y te das cuenta de que ya no tienes piernas ni manos ni pies
ni ojos ni boca ni oídos ni nada
sólo puro pensamiento
puro pensamiento
desmantelado por el aire
solo pensamiento
emblema de la cólera
un error
de carne humana provocando hiel
e insomnio
tras tu muerte.



Junto al manicomio


Intento dar explicaciones
Dar la cara a todos decirles que la inocencia
Es el erotismo de las palabras mientras nos crece la vergüenza
Y seguimos dormidos mientras nos violan sin control
La luz me ha abandonado miserablemente
No tengo más conciencia que la que me ha dado la inutilidad
Entonces me enamoré de un cuerpo que fingía ser un cuerpo
Me enamoré de un nada más y quédate allí
Pensé en la esperanza mientras los gusanos
Se comieron mis ganas de decir algo cualquier cosa
Preferí entonces alucinar
Copular contigo en la incoherencia
Llegar hasta donde todo se desprende
Aguardar de ti algún cumplido
Que el mundo se haga caricia o puñalada
Pero que empiece la música pronto
Que empiece la música pronto
Y mi alma no desee estúpidamente regresar
Hipnotizada por la exacta pulcritud
De lo que nunca será merecido
Sino hasta reconocer lo podrido en el dolor
Mientras sencillamente se coge un corazón cualquiera
Y se lanza lejos, lejísimos
De la memoria
Y de la culpa.




domingo, 20 de septiembre de 2015

"Ciudad cotidiana" de Giovanni Fernández Valdés - Paolo Astorga

Ciudad cotidiana

Ciudad cotidiana
Giovanni Fernández Valdés
(Amotape Libros, 2015)


“A lo largo de este breve pero intenso poemario podemos mapear el esfuerzo violento por mostrarnos los desmoronamientos de una memoria que resiste en la esperanza de los lenguajes. El poeta confiesa sus pérdidas, sus reminiscencias esbozándonos una serie de personajes que viven presas de sus imposibilidades.


Escrito por: Paolo Astorga


Ciudad cotidiana (Amotape Libros, 2015) de Giovanni Fernández Valdés (La Habana, Cuba, 1980) Es el recorrido poético por una ciudad que es un gran cuerpo vivo y a la vez ausente. La ciudad es siempre el lugar simbólico para construir la nostalgia y la pérdida, porque la muerte es un silencio sostenido hecho memoria. El poeta sabe que sus contemplaciones son siempre visiones fantasmales de una realidad que se hace pedazos, que se hace añicos de objetos amados. La ciudad, siempre la ciudad, es un gran campo de ilusiones y frustraciones donde surgen los sueños y la esperanza de ser un poco más que palabras:

Un amor que ya no está.

Solo observo tus fantasmas. Los he visto sobre altos pastos y grietas que cubren sombras de mi cuerpo. Buscaron las manos de mi hermano mientras enterraba a su madre y se quedaron en la última piedra dejada a la difunta. Allí regresé en la oscuridad de lo prohibido, donde surge la inmortal aquiescencia y las hojas marchitadas por el viento. Mis gritos fueron tus sueños; mis sudores, agonía en el espanto de tu lecho y en tus cartas inconclusas que mi hermano no pudo leer. Quise escucharte mientras te dejábamos las flores, pero aparecieron espejismos y almas enajenadas reviviendo del olvido. Ya no creo en la simple dialéctica del "Oscuro".

A lo largo de este breve pero intenso poemario podemos mapear el esfuerzo violento por mostrarnos los desmoronamientos de una memoria que resiste en la esperanza de los lenguajes. El poeta confiesa sus pérdidas, sus reminiscencias esbozándonos una serie de personajes que viven presas de sus imposibilidades. Hay un profundo vaivén sostenido que nos mueve de la ternura a la cruda realidad. Toda destrucción es memoria, toda destrucción es siempre un estadio del abandonado, del que intenta presionar su cadáver en busca, no de una respuesta, sino de un lugar para el hablar, para la expresión. La esperanza es esa llave secreta que se esfuerza por cantar sus arrullos entre la ceniza:

Una mujer llorosa en el verano de 1990

No siempre se desea morir en el vientre de la bestia. No siempre el fuego, las consignas y las palabras recuperan los abrazos y los odios de las familias separadas por el mar. La música en tu oído: nota fugaz de tristes penetraciones y gemidos, caracol y estrella perdida. Tu ser, asustada égloga, reside en mis enigmas, en la tierra árida. ¿Dónde están tus esperanzas? La muerte viaja en la respiración de un pez. Los niños son peces que juegan en la arena mientras dibujan castillos y predicen diluvios a sus generaciones futuras, no se detienen en proclamar lo deshabitado, lo torpe, los disturbios de los dioses que ya no existen en sus cabezas. Disparan la peonza sobre libros de marxismo, deshaciéndolos con la cuerda áspera que perturba el sueño. ¿Dónde están sus esperanzas? Lo hallado fue indiferente, las tormentas lo robaron todo: las luces, los horizontes, las dudas, el polvo sobre los ojos de los párvulos y el amor y el sexo y los ruidos.
           
Y mientras nuestro viaje se hace más hondo, la muerte se hace más lenta, pero no por eso menos intensa. Sin embargo, el poeta intenta eternizar la inocencia y la ternura como una forma de resistencia. La muerte entonces es el mismo tiempo que rebasa las posibilidades, que hace que los objetos se nos enfrenten. El viejo y el niño van muriendo hasta hacerse fantasmas de un instante. Y entonces renace la naturaleza que se lentifica ante la muerte. El poeta sin saberlo, nos está mostrando el universo mismo de las cosas y su estrecha relación con los estados de ánimo, su estrecha relación con nuestras metáforas, nuestros anhelos que se vuelven excusas de movimiento, lenguaje inmóvil:

Sentado con mi abuelo en el columpio de Juan Diego

“...estos días terribles...”
SILVIO RODRÍGUEZ


Llueve en los ojos del que muere sin remedio. Se anuncian los recuerdos: el empedrado deshecho por los niños con sus trompos. El ciego camina y el destino ha sido convocado por los ancestros. Siguen los recuerdos; los zapatos llenos de fango patean los angostos pinos del patio; el tirapiedras mata lagartijas y gorriones; la humedad de la casa y los besos de la madre lo salvan del hambre. Por lo demás, solo quedan una bicicleta y un circo de viejos payasos. Nada más se observa en la línea torpe del horizonte. Luego los fantasmas aparecen surcando tu pensamiento, con palabras roídas por el tiempo. Te anuncian que los niños se acercan presurosos; se sonríen desafiantes, indiferentes; el sudor aparece en tus manos sucias, lluviosas. Sabes que hoy mueres sin remedio, mientras el olor de la leña aún llega a tu cuerpo y lo exorciza o, mejor, roza la punta del nombre de la estrella que la acusa: la mía.

Entonces no se puede huir ya de la ciudad. La ciudad que se hace cotidiana y de la que ya nadie resiste las disoluciones. Es en esa ciudad, la nuestra y la ajena, donde la desilusión constituye la mediocridad de los que por ella pasan como sombras difuminándose en el vacío. La gran bestia, la ciudad, no es un rugiente gigante hambriento, solo es lo cruel de los silencios, lo fulminante de la indiferencia. La soledad es nuevamente la aparente calma, la tensión de la vacuidad entre el deseo y el más cruento olvido:

Caminando por el muro del Malecón

Cada parte del mundo y cada secreto que inunda las calles de La Habana se agazapan en los libros de historia. Pocos pueden hablar, solo existen cuando observo lo inevitable: el aburrimiento de los adolescentes que se inyectan opio y alucinaciones, el deseo de emigrar sin volver atrás y la locura de los viejos que cada vez están más solos. Mentira es tu respuesta, pero es algo común; somos mansos animales que pacen bajo los ojos de la ciudad. Las calles de La Habana semejan un ajedrez antiguo. Cada hombre participa en el robo de su propio hijo y de sus tierras, donde los payasos ríen de sus piruetas malditas y lloran por las canciones tristes. Aquí, todo es inofensivo y vacío; nuestros cuerpos existen en una prosa común y mediocre. ¡No hay remedio para esta niebla de olvidos!

No obstante, no se puede escapar a los juegos de luz. Fernández ha construido este libro para mostrarnos una dialéctica luminosa. La luz es siempre una actitud frente a las imágenes que se imprimen en el lenguaje de la memoria. Es siempre un flujo inconstante y a veces oculto de vida. La luz no solo es lo que devela el mundo, sino es también aquello que lo oculta, que lo hace aparentemente perfecto. La vida en este libro es siempre matices de luz y movimiento. No se puede escapar a lo inevitable: Vivir en el caos de una urbe que está sitiada por la inmensidad del mar.

Pesadilla # 1


Cada espacio es cercado por las sombras. No existen misterios en las casas hechizadas, las esfinges habaneras los lanzaron a las tempestades y a los vientos. Crecieron los hijos; huyeron sin adioses y murieron a la postre. Las mujeres eran cenizas, esclavas de hachas y piedras cortantes, arbustos que se aglutinaban en pozas de azufre. La sequía fue el sacrificio a los dioses. El caos fue al fin universo; todos esperaban la sentencia; el hombre la olvidó; fue un pacto aburrido y nupcial, un pergamino de guerra. El caos participó de la apuesta, el hombre o lo invisible, el hombre o lo terrible, y despedazó nostalgias, criaturas dormidas, océanos y restos de un caracol herido. El caos fue diluvio y resurrección; el imposible para la vida en el cosmos; la duda sobre dígitos y máquinas. Un hombre exige el hambre; las mujeres, el silencio; y los niños, el final. Se acercan a la planicie donde caen los sauces y se desprecia a las olas del mar. No existe nada mejor al caos cuando se pierden los sueños.

Y mientras más nos acercamos al corazón de la ciudad, más nos sabe a desierto  y pesadilla. La pesadilla es la violencia del olvido, la indiferencia ante el recuerdo y las memorias que son fantasmas de imágenes prendadas de naturaleza, de cielo, de dioses, de niños que frustran su infancia inmolándose de sueños.

Pero quizás el apartado más intenso de este libro es la segunda parte y particularmente el poema Ciudad cotidiana, cuyo signo dialéctico es la esperanza y la desilusión, no obstante el poeta nos muestra la furia de la miseria y la esperanza de un pueblo por querer llegar al destino de sus sueños. Lo humano no está en la violencia de los desgarramientos, de la muerte, sino en esa irracional pasión por perennizarse en el ideal, en la necesidad de vida. 

Ciudad cotidiana

A Yasser, Scull, Cordoví, Carlos y Alberto


Abandonamos la bahía de La Habana.
Nos fugamos mar adentro.
Los amigos nos despiden desde la orilla
y nuestras esposas tienen las manos en el rostro.
Somos víctimas de un país que emigra y teme.

Nos alejamos en el bote.
Nos sofocamos.
Sudamos el frío de los dedos.
Gemimos como torres demolidas,
cuando los escualos nos esperaron para su festín.
Caímos presurosos, inevitables en sus bocas.
¿Quién podría asegurar
que llegaríamos a la otra orilla,
con el cuerpo mordido y cansado?
Escapé de "La fiesta de los tiburones"
solo cuando la balsa se enterró en la orilla
entre el odio y la muerte,
mas no lloré.

Desde el muro del Malecón
observo a un pueblo
que rema hacia el Norte.
No ignoran
el festín que les espera
como un caos que vive en la memoria.


Con un lenguaje intenso, poblado de imágenes de la memoria y de la infancia, entre lo fantástico y la violencia del tiempo, Ciudad cotidiana nos muestra esa isla que es la experiencia vital de los hombres y mujeres que luchan diariamente contra sus propios demonios. Giovanni Fernández Valdés no busca solo entregarnos el producto de un  lenguaje decantado y bello, sino que en sus palabras de ternura y soledad se intenta la reivindicación de los abandonados, la necesidad de ser los otros y la vez mostrarnos con fuerza y plenitud la ciudad que se esconde entre la simpleza de lo eterno.

"Los bosques del silencio" de Jaime Osvaldo Bernales Abarca - Paolo Astorga

Los bosques del silencio


Los bosques del silencio
Jaime Osvaldo Bernales Abarca
(Edición de Autor, 2013)


“Uno de los puntos discursivos más importantes de este libro está en la ironía como medio de denuncia contra una sociedad que se ha diluido en las apariencias de felicidad y estabilidad, pero que en ese escape, en ese paliativo existencial del consumo y el hedonismo la tiranía del dominante continúa.


Escrito por: Paolo Astorga


Los bosques del silencio (Edición de Autor, 2013), del poeta chileno Jaime Osvaldo Bernales Abarca (La Calera, Chile, 1950), nos presenta desde sus primeros versos nos muestra la desolación y la destrucción como un signo ineludible. El poeta se ha convertido en una especie de testigo de la destrucción, de la sordidez. Esto lo podemos ver de forma patente en el poema que abre el libro llamado “Yo camino”. Leamos un fragmento:

Yo camino entre brújulas destrozadas,
timones destrozados,
manubrios destrozados,
puntos cardinales destrozados,
sentimientos destrozados.
Yo camino sin rumbo, extraviado
entre ires y venires.

Como vemos el libro parte de una especie de apocalipsis donde la destrucción es el presente, pero también la posibilidad para “reconstruirnos” a partir de nuestras cenizas. La solidaridad que convoca, que intenta una unión fraternal ante el dolor de las pérdidas, ante la irracionalidad.

Aquí estoy, abrazando fraternalmente
a los marginados de esta sociedad
que no entiendo:
abrazo a las lesbianas y a los homosexuales,
abrazo a las mujeres que han abortado,
abrazo a las madres solteras,
abrazo a los cesantes,
abrazo a las parteras,
abrazo a los muchachos que no estudian ni trabajan,
abrazo a los indigentes que hacen largas filas en los hospitales,
abrazo a los que viven a orillas de los ríos.
Abrazo al suicida y le digo al oído:
hermano mío, hermano mío. Y dos
lágrimas solitarias, mías, besan
sus mejillas moribundas.
Abrazo a las prostitutas,
abrazo a los sidosos,
abrazo a los que han abofeteado a los jefes,
abrazo a los que han quemado las banderas,
abrazo a los que bailan mientras escuchan la Canción Nacional,
abrazo a los que rompen fronteras,
abrazo a los que escupen a los uniformados.

El yo poético intenta una expresividad desde la necesidad de poblarlo todo, de generar en el hombre moderno un nuevo acercamiento de retorno. Allí, frente a esa aplastante realidad donde lo banal, lo superficial reducen al pensamiento a los sentimientos a ser simples objetos de consumo, el poeta se rebela ante lo establecido con su canto unificador. Uno de los puntos discursivos más importantes de este libro está en la ironía como medio de denuncia contra una sociedad que se ha diluido en las apariencias de felicidad y estabilidad, pero que en ese escape, en ese paliativo existencial del consumo y el hedonismo, la tiranía del dominante continúa:

Eufóricas
hiperkinéticas y tumultuosas.
Mojadas, húmedas, extasiadas.
¡Yeah! ¡Yeah! ¡Yeah!
Sin embargo, en mi Patria Grande,
seguimos encadenados
a la tiranía incontrolada.

El poemario está estructurado para mostrarnos dos realidades: Por un lado la miseria y la violencia que genera la incomunicación y, por otro, la toma de conciencia respecto a esta sociedad que borda la locura, la insustancialidad, el deseo de destruir todos los asideros y volverse un imperio de lo inútil. Un ejemplo de lucha es el poema “Pertenezco” en donde la voz poética se enfrenta a ese mundo donde “pertenecer” supone algo tan imposible y hasta estúpido, sin embargo sentirse ligado a una causa, tener la responsabilidad de ser más allá del simple simular, hacen que el discurso nos arroje, con ironía, un mensaje de perseverancia frente a la muerte de todos los ideales:

Pertenezco a la generación perdida:
a la generación de los huérfanos,
de los vagabundos,
de los solitarios,
de los que chutean piedras en las esquinas,
de los que aspiran noprén,
de los que fuman yerba.
(…)
Pertenezco a la generación de los que se hundieron en la selva,
de los que se extraviaron en la montaña,
Colombia,
Venezuela,
Bolivia,
Brasil,
Guatemala,
Uruguay.
Pertenezco a la generación perdida,
a todas las generaciones perdidas.
Pertenezco.

Quizás dentro del repertorio que compone este poemario el que condensa toda la poética del mismo es el interesante poema: “Arrepentido”, poema que pone de manifiesto esa crítica constante a nuestra vida vacía y estúpida donde lo más importante es inventarse escusas para no afrontar los problemas más esenciales de nuestra propia existencia:

Estoy arrepentido,
asustado y triste por haber atentado
contra mi vida, es decir, hablo de suicidio.
Digo esto por una razón simple:
de haberlo conseguido
no habría podido beber nunca más Coca – Cola
o vivir en un Mundo de Fantasía como Bliz y Pap
o mostrar mi sonrisa Pep.
Recién ahora valoro, en toda su dimensión,
a la existencia.

Las visiones que muchas veces tenemos del mundo están puestas sobre objetos insignificantes, pero que para nosotros en nuestra angustia existencial, se convierten en trascendentales. La muerte aquí como un discurso que también ha perdido significancia se nos muestra no como un estado de total inexistencia, sino solo como un medio espectacular para mostrar nuestras heridas que nosotros mismos, como suicidas idiotas, nos hemos infligido.


En suma, Los bosques del silencio, es un libro diáfano y a la vez rudo, donde la búsqueda suprema termina siendo siempre la libertad que hoy por hoy es solo una fantasmagoría, una mentira, que ha hecho del hombre, no un ser consciente de su actuar, sino solo un cúmulo de miedos y deseos frustrados que vaga como un fantasma asombrado por las excitantes nimiedades del mundo.