domingo, 30 de julio de 2023

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¿CÓMO ESCRIBIR EL ENSAYO SOBRE UNA OBRA LITERARIA?

Un ensayo sobre una obra literaria es un tipo de texto escrito en el que el autor analiza y discute aspectos relevantes de una obra de arte literaria, como una novela, un cuento, una poesía o una obra teatral. A través del ensayo, el autor explora y desarrolla sus ideas acerca de la obra en cuestión, examinando sus temáticas, personajes, estilo literario, mensaje y contexto histórico-cultural.

En este tipo de ensayo, el autor puede presentar una interpretación personal de la obra literaria, destacando elementos que captaron su atención y generaron una reflexión profunda. También puede comparar la obra con otras del mismo autor o de otros escritores, estableciendo conexiones y contrastes.

El ensayo sobre una obra literaria debe ser fundamentado, utilizando citas y ejemplos del texto para respaldar las afirmaciones del autor. Además, es común que se realice un análisis crítico, evaluando tanto los aspectos positivos como los negativos de la obra, sin perder de vista su contexto histórico y cultural.

Al escribir un ensayo sobre una obra literaria, el autor tiene la oportunidad de compartir sus percepciones y comprensión de la obra con el lector, lo que enriquece la experiencia de ambos y fomenta una mayor apreciación y comprensión de la literatura.

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📑DESCARGAR FICHA DE LECTURA: LEEMOS COLUMNAS DE OPINIÓN – PRÁCTICA 01📖👇

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¿Qué es una Columna de Opinión?

 
En esencia, una columna de opinión es un artículo escrito por un columnista, un experto en un campo específico o un periodista con experiencia en el área, quien expone su punto de vista sobre un tema concreto. A diferencia de las noticias, que buscan presentar hechos de manera objetiva, la columna de opinión tiene un componente subjetivo y permite que el autor exprese su visión personal, fundamentada en argumentos sólidos y razonamientos.
 
Uno de los mayores valores de la columna de opinión radica en la diversidad de perspectivas que puede ofrecer. Los columnistas provienen de diferentes ámbitos de la sociedad, con diversas experiencias y formaciones, lo que se traduce en un abanico de ideas que enriquecen el debate público. Al leer columnas de autores con puntos de vista contrastantes, los lectores pueden ampliar su comprensión de los temas y desarrollar una visión más matizada y completa.
 
Para aquellos que deseen profundizar en las características y estructura de la columna de opinión, hemos preparado una completa ficha de lectura sobre la columna de opinión.
 
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sábado, 29 de julio de 2023

DESCARGAR FICHA DE LECTURA: LEEMOS TEXTOS EXPOSITIVOS – PRÁCTICA 01

 

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LEEMOS TEXTOS EXPOSITIVOS – PRÁCTICA 01


 
¿Qué es el texto expositivo?

El texto expositivo es un tipo de escritura que tiene como objetivo principal presentar de manera objetiva y organizada información sobre un tema específico. Su propósito es instruir al lector o audiencia, brindándoles datos, conceptos, explicaciones y ejemplos para que adquieran nuevos conocimientos o profundicen en un tema determinado.

Podemos encontrar textos expositivos en libros de divulgación científica, artículos de enciclopedias, informes técnicos, ensayos y muchas otras fuentes que buscan transmitir información relevante y veraz.
 
Para aquellos que deseen profundizar en las características y estructura del texto expositivo, hemos preparado una completa ficha de lectura sobre el texto expositivo.
 
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Cuento: "La gallina degollada" de Horacio Quiroga con actividades de comprensión lectora

La gallina degollada

Horacio Quiroga


Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.

El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.

Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.

—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.

El padre, desolado, acompañó al médico afuera.

—A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.

—¡Sí!… ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que…?

—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar detenidamente.

Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.

Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota.

Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos!

Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores.

Mas por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo, abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más.

Con los mellizos pareció haber concluido la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad.

No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.

Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.

—Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.

Berta continuó leyendo como si no hubiera oído.

—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.

Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:

—De nuestros hijos, ¿me parece?

—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos.

Esta vez Mazzini se expresó claramente:

—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?

—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!… ¡No faltaba más!… —murmuró.

—¿Qué no faltaba más?

—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.

Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.

—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos.

—Como quieras; pero si quieres decir…

—¡Berta!

—¡Como quieras!

Éste fue el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo.

Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.

Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.

Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.

Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.

—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces…?

—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito.

Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo tanto!

—Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti… ¡tisiquilla!

—¡Qué! ¿Qué dijiste?…

—¡Nada!

—¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!

Mazzini se puso pálido.

—¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!

—¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!

Mazzini explotó a su vez.

—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!

Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios.

Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.

A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina.

El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación… Rojo… rojo…

—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.

Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos.

—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!

Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.

Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa.

Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.

De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.

Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más.

Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo.

—¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída.

—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó.

—Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.

Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija.

—Me parece que te llama—le dijo a Berta.

Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio.

—¡Bertita!

Nadie respondió.

—¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada.

Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.

—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.

Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:

—¡No entres! ¡No entres!

Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.

 

Cuentos de amor de locura y de muerte, 1917

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1.     ¿Cuál era el deseo de los padres?

2.     ¿Cuál era el problema de los padres?

3.     ¿Qué pasó cuando nació la niña sana?

4.     ¿Cuál es el gran miedo de los padres con respecto a Bertita?

5.     ¿Por qué es importante la sirvienta en este cuento?

6.     ¿Por qué Bertita decide regresar sola a casa?

7.     ¿Qué sucede al final del cuento? ¿Por qué crees que sucede?

8.     ¿Qué acciones de los padres nos demuestran que ellos no aman a sus hijos?

9.     En tu opinión, ¿quién son los culpables de que los idiotas cometan un crimen? ¿Por qué?

10. ¿Crees que, si los padres hubieran dado más amor a sus hijos, a pesar de sus discapacidades, no hubieran asesinado a su hermana?

11. ¿Cuál crees que es el mensaje de este cuento? Explica

12.  ¿Con qué palabra calificarías a los padres? Explica tu respuesta en 3 líneas

 

ACTIVIDAD CREATIVA:

1. Crea un cuento cuyo tema gire en torno a una tragedia. No olvides ser creativo y original.

 


jueves, 6 de julio de 2023

¿Cómo redactar un ENSAYO SOBRE UNA OBRA LITERARIA? | Pautas, estructura y ejemplos

 

¿Cómo redactar un ensayo sobre una obra literaria? | Pautas, estructura y ejemplos


 VIDEO SOBRE EL TEMA:



El ensayo es un tipo de texto argumentativo que explora, analiza, interpreta o evalúa un tema. Tiene como finalidad comunicativa argumentar una opinión o punto de vista sobre el tema.

En el caso de un ensayo sobre una obra literaria, este se caracteriza por explorar de manera crítica y reflexiva un texto literario.

En esta guía, aprenderemos a redactar de manera práctica y sencilla un ensayo sobre una obra literaria. Comencemos:

 

PASO NÚMERO 1:

 

LEER EL LIBRO DE MANERA PROFUNDA: Debes entender que el ensayo literario exige que conozcas algunos elementos importantes de la obra que abordarás, por ello es necesario que antes de redactar tu escrito, leas y comprendas la obra literaria elegida para tal fin. Para ello, se recomienda que identifiques lo siguiente:

 

✔ El argumento de la obra: debes resumir la obra en pocos párrafos para saber de qué trata.

✔ Tema central de la obra: debes identificar cuál es el tema de la obra. Por ejemplo, en Otelo de William Shakespeare, el tema central son los celos enfermizos. Al saber el tema central de la obra, puedes utilizarlo luego para construir la tesis de tu ensayo.

✔ Los personajes: no solo debes conocer sus nombres y rasgos físicos o psicológicos, sino también sus funciones y simbología (significado) dentro de la obra.

✔ Objetos significativos, palabras significativas y acciones significativas: son elementos que están dentro de la obra y que permite realizar un análisis e interpretación de la misma. Por ejemplo, en Otelo de William Shakespeare un objeto significativo es el pañuelo blanco que se convertirá en símbolo de una supuesta traición ante los ojos de Otelo, el protagonista. En El Túnel de Ernesto Sábato la frase: “Tengo que matarte, María. Me has dejado solo”, es significativa, pues muestra lo tremendamente perturbado del protagonista que mata a su amada por celos, todo ello, por haberlo dejado “solo” y, como vemos, ese solo hace referencia a la incapacidad de entender la individualidad y libertad del otro amado, que no es una posesión, que no es un objeto que se tiene. Por último, en La Ilíada, podemos interpretar la acción de Aquiles vengando la muerte de su amado amigo Patroclo por parte de Héctor, como una cuestión de honor, pero también de venganza que concluye con la horrenda muerte del troyano, cuyo cadáver termina siendo amarado a los caballos de Aquiles y arrastrado por los alrededores de la amurallada Troya.

 

Como vemos, si logramos identificar estos elementos se nos hará mucho más fácil redactar nuestro ensayo. Para ello es recomendable tener toda esta información escrita en un borrador que nos servirá de guía más adelante. Es de suma importancia, eso sí, que copiemos partes de la obra que como ya se mencionó resulten significativas.

 

 

PASO 2:  REDACTAMOS EL ENSAYO:

 

En primer lugar, elige el tema a tratar. Puedes hacerlo así:

Por ejemplo, si vas a analizar Los ríos profundos de José María Arguedas puedes abordar el tema la discriminación, la marginalidad, la violencia, el desarraigo, etc. Recuerda que estos temas nacen de tu lectura y de la identificación del tema central.

 

Una vez que ya tenemos el tema, debemos plantear una TESIS. La tesis es una afirmación que defenderemos con argumentos, los cuales tendrán como base la misma obra literaria entre otras fuentes.

 

Por ejemplo: mi tesis sobre Los ríos profundos de José María Arguedas puede ser la siguiente:

TESIS:

La discriminación y la violencia son las que separan el mundo andino del mundo occidental.

A partir de esta tesis ya podemos redactar nuestro ensayo. Se sugiere seguir la siguiente estructura:

 

a) INTRODUCCIÓN: Se debe realizar un pequeño resumen de toda la obra literaria. La idea es introducir al lector al contenido de la obra. Luego de ello se procede a plantear nuestra tesis.

 

b) DESARROLLO: Aquí se defiende nuestra tesis usando argumentos, estos pueden ser de pasajes de la misma obra o de otros estudios que guarden relación con nuestra tesis. No olvides que las citas deben ir entre comillas e indicar claramente el autor de las mismas y, en lo posible, comentar cada una de ellas. En el desarrollo también se analizan los objetos significativos, las palabras significativas y las acciones significativas; todo esto reitero, tiene que estar relacionado a tu tesis.

 

c) CONCLUSIÓN: Aquí se hace una síntesis de todo lo leído y se refuerza la tesis. No olvides que también puedes citar un fragmento breve de la obra o terminar con una frase creativa.

 

Para que todo lo antes mencionado se pueda entender mejor, te comparto el ensayo  de la obra Los ríos profundos de José María Arguedas escrito por una estudiante de secundaria:

 

 

EJEMPLO DE ENSAYO LITERARIO:

LOS RÍOS PROFUNDOS: NAVEGANDO ENTRE LA MAGIA Y EL HORROR

los ríos profundos de José María Arguedas

Escrito por:
Nathaly Cuayla


Me gusta la magia. Pero, cuando hablo de magia, no me refiero a las ilusiones ópticas y los trucos con cartas (que también logran cautivarme), sino al hechizo que me impide despegar la mirada al leer un buen libro.

Comencé a leer Los ríos profundos (publicada en 1958) de José María Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969) sin muchas expectativas. Si bien me gusta la prosa de Arguedas, no soy fanática suya. Es por esa razón por la cual me agradó mucho más al leerlo. La historia es relatada en primera persona por su protagonista, un muchacho de catorce años, llamado Ernesto. Él es un marginado. Su raza mestiza es la causa de que no sea aceptado ni entre los blancos ni entre los indios. Es su maldición.

La novela comienza cuando, por la noche, Ernesto llega junto a Gabriel, su padre, al Cuzco. Él se sorprende al ver la ciudad tan moderna: «El Cuzco de mi padre, el que me había descrito quizá mil veces, no podía ser ése».

Me agradan mucho las descripciones, porque me hacen sentir parte de la historia. Yo nunca he viajado al Cuzco. No puedo siquiera imaginar cómo sería esa ciudad. Pero me gusta verla a través de las palabras del narrador. Me hace creer que allí existe la magia. Asimismo, me hace pensar en nuestro pasado incaico. Gracias al cuidado con el que Ernesto señala cada detalle, me hace sentir más cerca de todo eso.

El narrador conoce al Viejo, pariente suyo, uno de los personajes más interesantes para mí. Este hombre es avaro y su actitud hacia sus semejantes es paupérrima. Su ropa siempre sucia, al igual que su alma. Además, exhibe una gran devoción hacia Dios. Y esa es una contradicción, porque ¿de qué sirve la fe si no te impulsa a ser mejor persona? ¿Cómo puede compensar toda la maldad que el Viejo ha cometido? Y lo más importante ¿por qué él es así? No existe una justificación para la crueldad.

Otro personaje que llamó mi atención fue un indio, sirviente del Viejo, por la pérdida de dignidad que hay dentro de él:

«—Tayta —le dije en quechua al indio—. ¿Tú eres cuzqueño?

—Manan —contestó—. De la hacienda.

Tenía un poncho raído, muy corto. Se inclinó y pidió licencia para irse. Se inclinó como un gusano que pidiera ser aplastado».

El indio se considera posesión del Viejo, quien lo humilla. Y el otro lo permite sin quejarse, porque hay algo dentro de él que se lo impide. Se llama costumbre.

Estos personajes representan al oprimido y al opresor que existen en nuestra sociedad. En lo personal, aborrezco la especie de “organización” que hemos creado, donde un hombre vale más que otro por lo que tiene y no por lo que es. Este sistema se mantiene debido a que el ser humano tuvo que a adaptarse a condiciones lamentables con el fin de sobrevivir. Sin embargo, ese es un rasgo que también nos acerca a la mediocridad y al conformismo.

La violencia está siempre presente en la novela. Por ejemplo, en el odio que siente Gabriel hacia el Viejo. Yo pienso que odiar no es malo (es un sentimiento tan común como el amor). Lo que sí me parece incorrecto es que Gabriel, tal vez sin querer, transmita ese rencor a su hijo. El odio no debe ser algo que se aprenda, ya que, por historia, sabemos que nunca lleva a nada bueno.

Ernesto prosigue su marcha hacia Abancay debido a que Gabriel es un abogado itinerante. Luego, su padre se dirige a Chalhuanca, dejando a Ernesto en un internado, quien debe «enfrentarse solo a un mundo cargado de monstruos y de fuego». 

Hay algo que impide a Gabriel permanecer mucho tiempo en un mismo lugar: «Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro, cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria.» Él no desea forjar lazos afectivos profundos con nadie, para así evitar la nostalgia.

Abancay es una ciudad rodeada de haciendas donde trabajan y viven los indios “colonos”. Ellos son muy desconfiados. La pérdida de la identidad se presenta en la historia: «Ya no escuchaban ni el lenguaje de los ayllus; les habían hecho perder la memoria; porque yo les hablé con las palabras y el tono de los comuneros, y me desconocieron.» Los indios son esclavos de la tierra que les pertenece. Viven arrinconados, escondidos y rebajados por los hacendados.

Me asusta pensar que la globalización consiga exterminar nuestra magnifica diversidad cultural. No hay nada más maravilloso que las diferencias, ya que eso es lo que hace especial a la gente. Esa es la razón por la que debemos mantener nuestra esencia.

El colegio es un sitio trascendental que alberga a personajes agresivos e indiferentes. El Padre Director es uno de ellos, porque es un sacerdote que promueve la violencia y el odio. Personifica la hipocresía. Quiero decir, un sacerdote debe ser pacífico, no todo lo contrario.

La opa Marcelina es una mujer joven y loca que vive en el colegio. Los alumnos mayores suelen vejarla, lo ven como si fuera lo más normal del mundo. ¿A qué grado está tan incrustada la violencia dentro de ellos que no la reconocen cuando la tienen al frente? Nadie hace nada, nadie se queja. Y si lo hicieran, tampoco nadie les haría caso. La indiferencia se adueña de todo, como si fuera suyo, nos vuelve cobardes y sumisos.

Esa misma hipocresía es concurrente entre todos los habitantes del internado. Por eso, Ernesto se siente confundido y solo, y muchas veces quiere fugarse. No obstante, encuentra consuelo en la naturaleza y en los recuerdos.

La memoria es fundamental a lo largo de toda la obra, ya que Ernesto evoca el pasado como método de supervivencia. Según yo, vivir de recuerdos equivale a no vivir. Porque es mentirse a uno mismo. Sin embargo ¿quién no se ha dejado seducir por la nostalgia? En este punto, me siento muy identificada con el narrador.

El zumbayllu es un trompo silbador, y mi objeto preferido de la novela. Su canto produce en Ernesto, y en los demás, momentos de paz y ternura: «Para mí era un ser nuevo, una aparición en el mundo hostil, un lazo que me unía a ese patio odiado, a ese valle doliente, al Colegio.»

¿Cómo un solo objeto puede transmitir tanto? Para mí, lo material no puede hacernos felices. Por otro lado, el zumbayllu consigue alegrar a Ernesto. No porque sea bello, sino por lo que simboliza.  El trompo despierta a la naturaleza con su canto, y Ernesto siente esperanza y fortaleza.

A veces pienso que todo en la sierra es más especial, más mágico. Cuando cantan y danzan, cuando tocan música lo hacen con verdadera emoción. Y eso contagia. Lo que convierte lo ordinario en extraordinario es la importancia que le das a eso.

Las mujeres de Abancay elaboran un motín en contra de los trabajadores de los hacendados, porque ellos están robando la sal. El Padre Director interviene a favor de los malhechores, porque le conviene tener a los indios sumisos. No me cabe la menor duda de que sería fácil comprar a este hombre, que ya de por sí está corrompido por la ambición de poder.

Ernesto se une a la revuelta. Se siente identificado con la protesta y desea ayudar porque es más fuerte su cariño hacia los indios que hacia los “mistis”. Este es un gesto muy valiente por parte de él. No muchas personas se atreverían a apoyar causas justas. El miedo al “qué dirán” nos frena. Hay un gran repudio a lo que se manifiesta como diferente. Y eso mismo sucede en el relato. Los habitantes ricos de Abancay se muestran reticentes e incluso ofendidos por el motín. En el fondo saben que es lo acertado y por eso reniegan tanto. Descubrir que tu realidad es más dura de lo que creías es desolador. Y por eso la rehúyen.

Lo bueno es que nada detiene a las mujeres, que están determinadas. Logran su cometido repartiendo la sal entre indios y colonos. Luego, los trabajadores de los hacendados arrebatan los sacos de sal a los colonos. La injusticia vuelve a expandir su sombra sobre Abancay, impotente, ante las tentativas de poblar de luz esa ciudad.

El Padre Director lo castiga por haber sido parte de la protesta. El desamparo es muy notable en Ernesto al enterarse del nuevo asalto, pero no está arrepentido. Al siguiente día, ambos visitan a los colonos para oficiar una misa. El sacerdote manipula a los colonos para que se sientan culpables. Ernesto no resiste la falsedad en las palabras del Padre Director y huye.

El ejército llega a Abancay a poner orden. ¿Qué es poner orden para ellos? Es detener cuanto antes el desarrollo del pensamiento. Los soldados son restringentes. Impiden que los indios se defiendan y luchen por igualdad. En cambio, los colman de miedo.

Ernesto tiene un amigo llamado Ántero, quien se conmueve con el sufrimiento de los indios, no obstante, piensa como hacendado, porque es hijo de uno de ellos. Eso es lo que hiere a Ernesto. Pero, en la obra, nadie es totalmente malo ni totalmente bueno. Solo son humanos.

La música es un estilo de vida. A lo largo de toda la historia, la música representa lo amado, porque te hace recordar. Te hace sentir vivo. Ernesto está conectado con la música. Por el zumbayllu y por su pasado. A mí me encantan los huaynos. Porque pueden ser himnos alegres que te emocionan y te hagan querer bailar. Y también pueden ser las más tristes melodías que te estremecen hasta llorar.

La peste llega a Abancay desde lejos. Y las clases se suspenden en el colegio. La gente comienza a huir a los pueblos de los cuales proceden. Los hacendados desaparecen porque los indios comienzan a invadir el pueblo. Junto con ellos llega la peste.  Entonces, la peste es sinónimo de justicia y libertad, porque consigue que los colonos recuperen su tierra que les fue arrebatada a zurriagazos.

Ernesto también se va. Atraviesa solo las cordilleras buscando escapar de la peste, pero con la confianza de que nada malo sucederá con él.

Espero que al final Ernesto consiga reunirse con su padre, y que supere la nostalgia que lo caracteriza. Aunque, si lo pienso, eso es lo que lo hace especial.

Así que yo festejo las ansias de justicia de Ernesto. Porque él se yergue como un faro luminoso e intenta evocar el pasado para restaurarlo en el presente.

La obra es muy crítica, porque toca temas como la exclusión social, la discriminación racial, la injusticia, la indiferencia, y muchos otros asuntos polémicos. Ernesto es víctima del mundo que lo rodea. Es consciente de que nadie es perfecto y que todos somos culpables de vivir como vivimos porque no hacemos nada para cambiarlo.

Desde ahora, Arguedas se ha convertido en uno de mis escritores favoritos. Adoré cada segundo al leer su libro. Siempre me ha gustado la literatura andina, porque toca temas que son cercanos para mí, por la realidad en la que vivo. He leído otros antes del mismo género, pero entendí este mucho más que los otros. Creo que cada uno de los personajes es importante en la historia. Faltó describir a muchos, pero están en mi memoria (y en la memoria de quien haya leído esta maravillosa historia).

Me encanta el personaje de Ernesto. Tiene convicción y lucha por lo que cree justo. Lo que me apena es su melancolía. Nadie merece vivir de nostalgias, porque sufren más. A pesar de todo, Ernesto tiene esperanza. Alguna vez leí que es la esperanza lo que no nos permite ser felices. Pero felicidad suena a conformismo. Un hombre feliz debe ser también un hombre aburrido.

La belleza narrativa de Los ríos profundos me conmueve profundamente. Traza en mí las ganas de luchar por lo que creo, de no vivir esclavizada, no solo por los hombres, sino por los miedos. Porque tenerle miedo a todo es perjudicial. Y cada vez que lea este libro percibiré más cosas que ahora se escapan de mi entendimiento. Por ahora puedo decir que estoy agradecida con la vida porque amo este libro, y me hace mucha ilusión la idea de que otros también lo amen. En cada momento, sentí la magia presente. Quizás esta se esconda en las manos de Arguedas y él la emita sobre mí cada vez que leo su obra, y me inunda un sentimiento de turbulencia y ternura, como si sus ríos profundos invadieran mi sangre y se mezclan ambas para convertir mis pensamientos en cantos que danzan ágilmente junto con el zumbayllu de Ernesto.

 

Como vemos, este ensayo tiene las siguientes características:

✔ Ofrece un panorama de la obra literaria desde el análisis de la misma.

✔ Utiliza citas textuales de la misma obra para sustentar su tesis o punto de vista.

✔ Hace un análisis de los objetos significativos, las palabras significativas y las acciones significativas para que, de esta manera, su análisis se haga más rico.

✔ Imprime emotividad y llama a la reflexión a través de preguntas que hacen que el lector se cuestione sobre el tema abordado.

 

En suma, este es un ensayo que ofrece una visión muy personal de una de las obras más importantes de nuestra literatura peruana.

 VIDEO SOBRE LOS RÍOS PROFUNDOS DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS:


Y ahora es tu turno, ¿qué obra literaria es la que más te ha gustado leer? Te reto a que redactes un ensayo sobre ella. No olvides que aprender a expresar nuestras ideas es uno de los pasos fundamentales para desarrollar nuestro pensamiento crítico y reflexivo.


Paolo Astorga
Profesor de Lengua y Literatura


sábado, 1 de julio de 2023

Práctica de comprensión lectora: Leemos un texto de la prueba PISA

 

Práctica de comprensión lectora:
Leemos un artículo de la prueba PISA
 



LECTURA:
HERRAMIENTAS CIENTÍFICAS DE LA POLICÍA
 
Se ha cometido un asesinato, pero el sospechoso lo niega todo. Afirma no conocer a la víctima. Dice que nunca le había visto, que nunca estuvo cerca de él, que nunca le tocó... La policía y el juez están convencidos de que no dice la verdad. Pero, ¿cómo probarlo?
 
En la escena del crimen, los investigadores han reunido hasta la más mínima evidencia: fibras de tela, cabellos, huellas dactilares, colillas... Los pocos cabellos encontrados en la chaqueta de la víctima son pelirrojos. Y coinciden sospechosamente con los del sospechoso. Si se pudiera probar que estos cabellos son realmente suyos, sería una prueba de que él conocía efectivamente a la víctima.
 
Cada persona es única
Los especialistas se pusieron manos a la obra. Examinaron algunas células de la raíz de estos cabellos y algunas células sanguíneas del sospechoso. En el núcleo de cada célula de nuestro cuerpo hay ADN. ¿Qué es eso? El ADN es como un collar hecho de dos cadenas de perlas enroscadas. Imagine que estas perlas son de cuatro colores diferentes y que miles de estas perlas de colores (que forman un gen) están dispuestas en un orden muy específico. En cada individuo este orden es exactamente el mismo en todas las células del cuerpo: tanto en las de las raíces del cabello como en las del dedo gordo del pie, las del hígado y las del estómago o la sangre.
 
Pero el orden de las perlas varía de una persona a otra. Dado el número de perlas dispuestas de este modo, hay muy pocas probabilidades de que haya dos personas con el mismo ADN, salvo los gemelos idénticos. Como es único para cada individuo, el ADN es como un carnet de identidad genético.
Por lo tanto, los especialistas en genética son capaces de comparar el carnet de identidad genético del sospechoso con el de la persona pelirroja.
Si el carnet genético es el mismo, sabrán que el sospechoso estuvo en efecto cerca de la víctima que según él nunca había visto.
 
Sólo una prueba
Cada vez con mayor frecuencia en casos de abusos sexuales, asesinato, robo o delitos, la policía hace análisis genéticos. ¿Por qué? Para intentar encontrar evidencias de contacto entre dos personas, dos objetos o una persona y un objeto. Probar dicho contacto suele ser muy útil para la investigación. Pero no proporciona necesariamente la prueba de un delito. Es sólo una prueba entre muchas otras.
Estamos formados por billones de células.
 
Todo ser viviente está formado por muchísimas células. Una célula es realmente muy pequeña. Incluso puede decirse que es microscópica porque sólo puede verse con la ayuda de un microscopio que la aumenta múltiples veces. Cada célula tiene una membrana exterior y un núcleo en el que se encuentra el ADN.
 
¿Carnet de identidad genético?
El ADN está formado por un conjunto de genes, estando formado cada uno de ellos por miles de perlas. Todos estos genes juntos forman el carnet de identidad genético de una persona.
 
¿Cómo se identifica el carnet de identidad genético?
El especialista en genética coge unas pocas células de la base de los cabellos encontrados en la víctima, o de la saliva dejada en una colilla. Las mete en un producto que elimina todo lo que hay alrededor del ADN de las células. Después, hace lo mismo con algunas células de la sangre del sospechoso. Luego, el ADN se prepara especialmente para su análisis. Más tarde, se introduce en un gel especial y se hace pasar una corriente eléctrica a través del gel. Al cabo de unas pocas horas, este procedimiento produce unas barras como si fueran un código de barras (similares a las que se encuentran en los artículos que compramos) que son visibles bajo una lámpara especial. A continuación, el código de barras del ADN del sospechoso se compara con el de los cabellos encontrados en la víctima.

Anne Versailles
Fuente: Le Ligueur, 27 de mayo de 1998.
 

RESPONDE:
 
1. El texto leído es:
a) Argumentativo.
b) Expositivo.
c) Literario.
d) Narrativo.
 
2. ¿Cuál es el propósito del primer párrafo del texto?
a) Argumentar sobre la capacidad de los delincuentes.
b) Presentar el problema que abordará el texto.
c) Narrarnos una historia policial con final trágico.
d) Describir un concepto complejo sobre la policía y los jueces.
 
3. Según el texto, ¿qué determina el carnet genético del sospechoso?
a) Sus cabellos.
b) Su saliva.
c) Su sangre.
d) El tejido de su piel.
 
4. Para explicar la estructura del ADN, el autor habla de un collar de perlas. ¿Cómo varía este collar de perlas de una persona a otra?
a) Varía en longitud.
b) El orden de las perlas es diferente.
c) El número de collares es diferente.
d) El color de las perlas es diferente.
 
5. ¿Cuál es el propósito del recuadro titulado “¿Cómo se identifica el carnet de identidad genético?” Explicar...
a) Lo que es el ADN.
b) Lo que es un código de barras.
c) Cómo se analizan las células para encontrar el patrón del ADN.
d) Cómo se puede probar que se ha cometido un crimen.
 
6. ¿Cuál es el objetivo principal del autor?
a) Advertir.
b) Divertir.
c) Informar.
d) Convencer.
 
7. El final de la introducción (el primer recuadro sombreado) dice: “Pero ¿cómo probarlo?”. Según el texto, los investigadores intentan encontrar una respuesta a esta pregunta...
a) Interrogando a los testigos.
b) Realizando análisis genéticos.
c) Interrogando meticulosamente al sospechoso.
d) Volviendo sobre todos los hallazgos de la investigación de nuevo.
 
8. ¿Para qué se muestra un microscopio en la imagen que acompaña el texto?
a) Para mostrar cómo la policía trabaja en un laboratorio.
b) Para mostrar un instrumento de trabajo que usan los policías.
c) Para mostrar con mucha precisión lo que dice el texto con respecto al ADN.
d) Para explicar cómo se usa este en el estudio de las células y ADN.
 
9. ¿Por qué se dice que el ADN es como un carnet de identidad genético? Explica tu respuesta.

 

 

 

 

 
10. ¿Por qué el ADN se parece a un código de barras? Explica tu respuesta.

 

 

 

 

 
 

SOLUCIÓN:
1B
2B
3C
4B
5C
6C
7B
8D
9.- Posible respuesta: El ADN se dice que es como un carnet de identidad genético porque es único para cada individuo, como un documento de identidad que lo identifica de manera inequívoca. Así como un carnet de identidad contiene información personal única para un individuo, el ADN también contiene información genética única para cada persona. Además, así como se utiliza el carnet de identidad para identificar a una persona, el análisis del ADN se utiliza en la identificación de personas y en la resolución de casos criminales.
10.- Posible respuesta: El ADN se parece a un código de barras porque un código de barras que contiene información sobre un producto y el código de barras del ADN también contiene información, pero información genética, es decir, de nuestra identidad y puede utilizarse para identificar a una persona o para comparar el ADN de diferentes individuos.

Aprende más sobre comprensión lectora con el siguiente video: