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miércoles, 25 de mayo de 2022

Cuento "Cleopatra" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

Cleopatra

Mario Benedetti


El hecho de ser la única mujer entre seis hermanos me había mantenido siempre en un casillero especial de la familia. Mis hermanos me tenían (todavía me tienen) afecto, pero se ponían bastante pesados cuando me hacían bromas sobre la insularidad de mi condición femenina. Entre ellos se intercambiaban chistes, de los que por lo común yo era destinataria, pero pronto se arrepentían, especialmente cuando yo me echaba a llorar, impotente, y me acariciaban o me besaban o me decían: Pero, Mercedes, ¿nunca aprenderás a no tomarnos en serio?

Mis hermanos tenían muchos amigos, entre ellos Dionisio y Juanjo, que eran simpáticos y me trataban con cariño, como si yo fuese una hermana menor. Pero también estaba Renato, que me molestaba todo lo que podía, pero sin llegar nunca al arrepentimiento final de mis hermanos. Yo lo odiaba, sin ningún descuento, y tenía conciencia de que mi odio era correspondido.

Cuando me convertí en una muchacha, mis padres me dejaban ir a fiestas y bailes, pero siempre y cuando me acompañaran mis hermanos. Ellos cumplían su misión cancerbera con liberalidad, ya que, una vez introducidos ellos y yo en el jolgorio, cada uno disfrutaba por su cuenta y sólo nos volvíamos a ver cuando venían a buscarme para la vuelta a casa.

Sus amigos a veces venían con nosotros, y también las muchachas con las que estaban más o menos enredados. Yo también tenía mis amigos, pero en el fondo habría preferido que Dionisio, y sobre todo Juanjo, que me parecía guapísimo, me sacaran a bailar y hasta me hicieran alguna “proposición deshonesta”. Sin embargo, para ellos yo seguía siendo la chiquilina de siempre, y eso a pesar de mis pechitos en alza y de mi cintura, que tal vez no era de avispa, pero sí de abeja reina. Renato concurría poco a esas reuniones, y, cuando lo hacía, ni nos mirábamos. La animadversión seguía siendo mutua.

En el carnaval de 1958 nos disfrazamos todos con esmero, gracias a la espontánea colaboración de mamá y sobre todo de la tía Ramona, que era modista. Así mis hermanos fueron, por orden de edades: un mosquetero, un pirata, un cura párroco, un marciano y un esgrimista. Yo era Cleopatra, y por si alguien no se daba cuenta, a primera vista, de a quién representaba, llevaba una serpiente de plástico que me rodeaba el cuello. Ya sé que la historia habla de un áspid, pero a falta de áspid, la serpiente de plástico era un buen sucedáneo. Mamá estaba un poco escandalizada porque se me veía el ombligo, pero uno de mis hermanos la tranquilizó: “No te preocupes, vieja, nadie se va a sentir tentado por ese ombliguito de recién nacido.”

A esa altura yo ya no lloraba con sus bromas, así que le di al descarado un puñetazo en pleno estómago, que le dejó sin habla por un buen rato. Rememorando viejos diálogos, le dije: “Disculpa, hermanito, pero no es para tanto”, ¿cuándo aprenderás a no tomar en serio mis golpes de kárate?

Nos pusimos caretas o antifaces. Yo llevaba un antifaz dorado para no desentonar con la pechera áurea de Cleopatra. Cuando ingresamos en el baile (era un club de Malvín) hubo murmullos de asombro, y hasta aplausos. Parecíamos un desfile de modelos. Como siempre nos separamos y yo me divertí de lo lindo. Bailé con un arlequín, un domador, un paje, un payaso y un marqués. De pronto, cuando estaba en plena rumba con un chimpancé, un cacique piel roja, de buena estampa, me arrancó de los peludos brazos del primate y ya no me dejó en toda la noche. Bailamos tangos, más rumbas, boleros, milongas, y fuimos sacudidos por el recién estrenado seísmo del rock-and-roll. Mi pareja llevaba una careta muy pintarrajeada, como correspondía a su apelativo de Cara Rayada.

Aunque forzaba una voz de máscara que evidentemente no era la suya, desde el primer momento estuve segura de que se trataba de Juanjo (entre otros indicios, me llamaba por mi nombre) y mi corazón empezó a saltar al compás de ritmos tan variados. En ese club nunca contrataban orquestas, pero tenían un estupendo equipo sonoro que iba alternando los géneros, a fin de (así lo habían advertido) conformar a todos. Como era de esperar, cada nueva pieza era recibida con aplausos y abucheos, pero en la siguiente era todo lo contrario: abucheos y aplausos. Cuando le llegó el turno al bolero, el cacique me dijo: Esto es muy cursi, me tomó de la mano y me llevó al jardín, a esa altura ya colmado de parejas, cada una en su rincón de sombra.

Creo que ya era hora de que nos encontráramos así, Mercedes, la verdad es que te has convertido en una mujercita. Me besó sin pedir permiso y a mí me pareció la gloria. Le devolví el beso con hambre atrasada. Me enlazó por la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos de Cleopatra. Recuerdo que la serpiente me molestaba, así que la arranqué de un tirón y la dejé en un cantero, con la secreta esperanza de que asustara a alguien.

Nos besamos y nos besamos, y él murmuraba cosas lindas en mi oído. También me acariciaba de vez en cuando, y yo diría que con discreción, el ombligo de Cleopatra y tuve la impresión de que no le parecía el de un recién nacido. Ambos estábamos bastante excitados cuando escuché la voz de uno de mis hermanos: había llegado la hora del regreso. Mejor te hubieras disfrazado de Cenicienta, dijo Cara Rayada con un tonito de despecho, Cleopatra no regresaba a casa tan temprano. Lo dijo recuperando su verdadera voz y al mismo tiempo se quitó la careta.

Recuerdo ese momento como el más desgraciado de mi juventud. Tal vez ustedes lo hayan adivinado: no era Juanjo, sino Renato. Renato, que, despojado ya de su careta de fabuloso cacique, se había puesto la otra máscara, la de su rostro real, esa que yo siempre había odiado y seguí por mucho tiempo odiando. Todavía hoy, a treinta años de aquellos carnavales, siento que sobrevive en mí una casi imperceptible hebra de aquel odio. Todavía hoy, aunque Renato sea mi marido.


ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. ¿Quién es la protagonista? ¿Cómo es su personalidad?

2. ¿Cómo se siente ella hacia Renato? ¿Y él hacia ella?

3. ¿Cuándo pudo ir a fiestas y bajo qué condición?

4. ¿Quién creía la narradora que era el cacique? ¿Quién terminó siendo realmente?

5. ¿A qué hace referencia esta expresión: “Recuerdo ese momento como el más desgraciado de mi juventud”? Explica.

6. ¿Qué infieres acerca del final del cuento? Fundamenta tu respuesta

7. ¿Cómo puedes explicar que una relación pueda cambiar del odio al amor? Explica.

8. En una palabra, ¿cuál es el tema del texto? Explica tu respuesta.

9. Según tu capacidad deductiva, ¿qué simboliza la idea de CLEOPATRA en este cuento? Fundamenta tu respuesta.

10. ¿Qué parte del cuento te llamó la atención? ¿Por qué?

11.¿Cuál crees que fue la intención del autor al crear este cuento? Explica tu respuesta.

12. ¿Qué opinas del cuento? ¿Por qué?

 

ACTIVIDAD CREATIVA:

1. Redacta un cuento (de una cara de extensión) cuyo tema se relacione con MÁSCARA, DOBLE IDENTIDAD O FIESTA.

miércoles, 13 de abril de 2022

Microrrelato "El niño cinco mil millones" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

El niño cinco mil millones

Mario Benedetti

 

El niño cinco mil millones

En un día del año 1987 nació el niño Cinco Mil Millones. Vino sin etiqueta, así que podía ser negro, blanco, amarillo, etc. Muchos países, en ese día eligieron al azar un niño Cinco Mil Millones para homenajearlo y hasta para filmarlo y grabar su primer llanto.

Sin embargo, el verdadero niño Cinco Mil Millones no fue homenajeado ni filmado ni acaso tuvo energías para su primer llanto. Mucho antes de nacer ya tenía hambre. Un hambre atroz. Un hambre vieja. Cuando por fin movió sus dedos, éstos tocaron tierra seca. Cuarteada y seca. Tierra con grietas y esqueletos de perros o de camellos o de vacas. También con el esqueleto del niño 4.999.999.999.

El verdadero niño Cinco Mil Millones tenía hambre y sed, pero su madre tenía más hambre y más sed y sus pechos oscuros eran como tierra exhausta. Junto a ella, el abuelo del niño tenía hambre y sed más antiguas aún y ya no encontraba en sí mismo ganas de pensar o creer.

Una semana después el niño Cinco Mil Millones era un minúsculo esqueleto y en consecuencia disminuyó en algo el horrible riesgo de que el planeta llegara a estar superpoblado.


ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

 

1. Si pudieras sintetizar el tema del cuento en una palabra, ¿cuál sería? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

2. Interpreta: ¿Qué quiere decir que el niño Cinco Mil Millones viniera “sin etiqueta”? Argumenta tu respuesta.

3. ¿Qué significa que el niño Cinco Mil Millones tenga “un hambre vieja”? Explica tu respuesta.

4. ¿Qué es lo que denuncia o critica este cuento? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

5. ¿Qué relación existe entre los términos hambre y sobrepoblación? Explica.

6. ¿Qué opinas de este cuento? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

lunes, 4 de abril de 2022

Cuento "Dialéctica de los mocosos" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

Dialéctica de los mocosos

Mario Benedetti

Dialéctica de los mocosos


-¿Nunca?

-Nunca.

-Para vos ¿qué significa la palabra nunca?

-Jamás.

-Ah, no. A mí «jamás» me parece mucho más categórico, negativo.

-Yo los veo como sinónimos.

-A ver si me entendés. Pensá en la palabra «siempre».

-Pienso.

-Trata de encontrarle un sinónimo. No meras aproximaciones, como «permanentemente» o algo por el estilo, sino un sinónimo puro, certero, incanjeable.

-No lo encuentro.

-¿Viste? Si «siempre» no tiene un sinónimo puro, tampoco va a tenerlo

«nunca», que es su oponente.

-¿Y «jamás»?

-Es una aproximación, apenas eso.

-¿Cuántos años tenés?

-Trece. ¿ Y vos?

-Doce y medio.

-¿Y por qué tenés siempre cara triste?

-Será porque estoy triste.

-¿Nunca estás alegre?

-¿O jamás?

-He dicho nunca.

-¿Y cuándo empezaste a estar triste?

-La primera vez que la vieja me llevó al shopping. Es muy desalentador ver tanta gente que mira y no compra.

-Yo he ido pocas veces, pero recuerdo que un sábado encontré a un viejo, como de treinta años, que no sólo miraba sino que también compraba.

-Sería un turista.

-Puede. En pleno verano se compró una bufanda y todos empezamos a sudar. Y eso que yo jamás sudo.

-¿No sudas nunca?

-Dije jamás.

-Sorry.

-Pero ¿qué es lo que te da tristeza?

-Ver a la gente tan abandonada (aunque vayan de a dos) enfrentándose a las vidrieras como si contemplaran una camisa, cuando en realidad están usando el cristal como espejo.

-¿Vos te miras?

-¿Para qué? Ya me sé de memoria.

-Te aseguro que hay gente que compra. O por lo menos entra en algún puesto.

-Sí, entran al boliche de una gran confitería, y al rato salen chupando un caramelo.

-Y bueno, la tristeza es dulce.

-También me entristece ver a las empleadas, todas planchaditas, mirando con ansia a los muchachos de atuendo deportivo que recorren invictos las avenidas del shopping.

-¿Ansia o seducción?

-Cuando el ansia es invasora no queda sitio para la seducción.

-Qué frasecita, eh. ¿Sabes lo que ocurre? Lo que ocurre es que vos, además de triste incurable, sos un pesimista del carajo.

-¡Si tu abuela te oyera ese vocabulario!

-Bah, mi abuela es más posmoderna que vos y que yo. A menudo dice palabras como pelotudo, mierda, coño, hijo de puta, enchufe.

-Enchufe no es mala palabra.

-En su caso sí lo es, porque la dice escupiendo.

-¿Jugás al fútbol?

-Por supuesto. Soy golero.

-¿Te han metido algún gol?

-Nunca.

-¿O jamás?

-No, aquí sí es nunca, porque una sola vez me metieron un gol pero fue de penal.

-¿Qué vas a ser de grande? ¿Futbolista?

-No, ingeniero, como mi viejo. ¿Y vos?

-Deshonesto.

-¿Como tu viejo?

-Sí, pero un poco más profesional.

-¿No tenés miedo de caer en cana? ¿Nunca?

-Jamás.

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. ¿Cuál crees que es el tema de este cuento? Explica tu respuesta.

2. Según el cuento, ¿cuál es la diferencia entre «nunca» y «jamás»?

3. ¿Por qué los términos «nunca» y «jamás» son importantes en el diálogo que entablan los niños?

4. ¿Qué infieres de la respuesta que da uno de los niños cuando explica por qué está triste?

5. ¿Por qué el shopping es muy importante para este cuento? Explica tu respuesta.

6. ¿Qué quiere decir uno de los niños cuando asegura que su abuela es «posmoderna»?

7. ¿Cuáles son las diferencia entre los dos niños? Determínalas.

8. ¿Qué infieres cuando uno de los niños le pregunta al otro qué será de grande y el otro le responde que «deshonesto» como su viejo, pero «más profesional»? Explica tu respuesta.

9. ¿Qué infieres del final de este cuento?

10. ¿Cuál crees que haya sido la intención del autor al escribir este cuento?

11. ¿Cuál es la crítica social que hace este cuento? Justifica tu respuesta.

 

ACTIVIDAD CREATIVA:

1. Crea un cuento breve en donde solo predomine el diálogo entre dos personajes. No olvides ser creativo y original.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Cuento policial "¿Quién mató a la viuda?" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

¿Quién mató a la viuda?

Mario Benedetti


La prensa le había dado al crimen una cobertura des­tacadísima, casi escandalosa. El hecho de que la se­ñora de Umpiérrez (argentina, natural de Córdoba) fuera una viuda de primera clase y que además for­mara parte de lo que en el Río de la Plata se suele nombrar como Patria Financiera, conmovió a las va­riadas capas sociales (argentinas, uruguayas) de Pun­ta del Este.

El cadáver no había aparecido en su lujosa man­sión, rodeada de césped cuidadísimo, sino encadena­do a la popa de uno de los yates que en verano ocu­pan y decoran los muelles del puerto.

Ya habían pasado quince días de eso que los pe­riodistas llamaron, como siempre, «macabro hallaz­go». La policía había seguido numerosas pistas sin el menor resultado. En las comisarías y en las redaccio­nes de Maldonado, Punta del Este y Montevideo se recibían a diario llamadas anónimas que proporcio­naban datos siempre falsos. En casos como éste los bromistas cavernosos se reproducen como hongos.

Por fin llegó de Buenos Aires un tal Gonzalo Aguilar, famoso detective privado, a quien la acon­gojada familia Umpiérrez había encomendado la in­vestigación y la eventual solución del caso.

Tras dos semanas de agotadores registros, gestio­nes, entrevistas, búsquedas, análisis, indagatorias y conjeturas, los periodistas presionaron a Gonzalo Aguilar para que concediera una conferencia de prensa. La reunión tuvo lugar en un amplio salón del hotel más lujoso del balneario.

El implacable bombardeo de los cronistas no tur­bó al detective, que siempre acompañaba sus ambi­guas respuestas con una sonrisa socarrona.

Después de dos horas de áspero diálogo, un perio­dista porteño, más agresivo que los demás, dejó caer un comentario que era casi un juicio:

-Le confieso que me parece decepcionante que un investigador de su talla no haya llegado a ninguna conclusión acerca de quién cometió el crimen.

-¿Quién le ha dicho eso?

-¿Acaso usted sabe quién es el asesino?

-Claro que lo sé. A esta altura, ignorarlo significaría un fracaso que mi reputación profesional no puede permitirse.

-¿Entonces?

-Entonces, tome nota, muchacho. El asesino soy yo.

El detective abrió su portafolio y extrajo del mis­mo un revólver de lujo. Casi instintivamente, la masa de periodistas se contrajo en un espasmo de miedo.

-No se asusten, muchachos. Esta preciosa arma la compré en Zúrich, hace diez años. Fue con ella que maté a la pobre señora, después de un breve pero in­quietante recorrido a bordo de su yate Neptunia. Me permitirán que, por lógica reserva profesional, me re­serve los motivos de mi agresión. No quiero manchar su memoria ni la mía. Y bien: mi orgullo no puede permitir que otro colega, y menos si es un compatriota, descubra quién fue el autor de esa muerte tan mis­teriosa. Ah, pero además, como siempre me ha gus­tado que el culpable sufra su castigo, he decidido hacer justicia conmigo mismo. O sea que tienen un buen tema para primera página. Por favor, no se asusten con el disparo. Y un pedido casi póstumo: que alguno de ustedes se preocupe de que este hermoso revólver acompañe a mis cenizas.

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA

1.      ¿Qué elementos del cuento policial clásico encuentras en este relato?

2.     ¿Cómo describe el narrador a la prensa? Explica tu respuesta.

3.     ¿Quién era la señora Umpiérrez? ¿Qué pasó con ella?

4.     ¿Quién era Gonzalo Aguilar?

5.     ¿Quién era el asesino de la señora Umpiérrez?

6.     Resuelve el enigma: ¿Por qué fue asesinada la señora Umpiérrez? Argumenta tu respuesta de la manera más lógica posible. Puedes tomar partes de este cuento para usarlas como sustento de tu respuesta.

lunes, 25 de octubre de 2021

Cuento "Beatriz, una palabra enorme" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

Beatriz, una palabra enorme

Mario Benedetti

Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartita mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra; justificado. 
Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embrago está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa. 

Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas. Porque a mí me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela. 

Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrujes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.

O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven cómo es enorme?

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. ¿Quién es la protagonista de este cuento? ¿Cómo es su personalidad?

2. ¿Con qué adjetivo calificarías a la protagonista? ¿Por qué?

3. ¿Cuántos significados tiene la palabra sarcasmo en el cuento? ¿Cuáles son?

4. ¿Por qué la protagonista llama a veces Graciela a su madre y otras mamá?

5. Según el cuento, ¿qué es un preso político?

6. ¿Cuántos significados llega a tener la palabra “libertad” en el cuento? Explica cada uno

7. ¿Por qué la libertad es una palabra “enorme”? Fundamenta tu respuesta

8. ¿Qué parte del cuento es la más llamativa del cuento? ¿Por qué?

9. Para ti ¿qué es la libertad? Fundamenta tu respuesta.

10. ¿Cuál crees que fue la intención del autor al escribir este cuento?

11. ¿Qué opinas de la protagonista de este cuento? ¿Por qué?


ACTIVIDAD CREATIVA:

1. Crea un cuento breve que hable de tu idea de libertad. No olvides ser creativo y original.

martes, 31 de agosto de 2021

Cuento "La noche de los feos" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

La noche de los feos

Mario Benedetti


1


Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

"¿Qué está pensando?", pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"

"Sí", dijo, todavía mirándome.

"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."

"Sí."

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."

"¿Algo cómo qué?"

"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

"Prométame no tomarme como un chiflado."

"Prometo."

"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"

"No."

"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

"Vamos", dijo.

 

 

2

 

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

 

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1.     Ubica el inicio – problema o nudo – y desenlace de este cuento.

2.     Ubica a los personajes, el tiempo y el espacio de este cuento.

3.     ¿Cómo inicia el cuento? ¿A quiénes describe? ¿Por qué crees que el autor comienza así su cuento?

4.     ¿Cuál es el tema del cuento? Explica.

5.     ¿Por qué a los personajes se consideran “feos”? ¿Crees que eso es fealdad? Explica.

6.     ¿Cómo nace “el amor” entre estos dos feos?

7.     Infiere: según el cuento ¿qué es ser feo?

8. Qué nos quiere decir el narrador-protagonista con esta frase: “Nos conocimos en la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez examinamos sin empatía, pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades”.

9. Qué significa la siguiente frase: “Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico”.

10. A qué se refiere el narrador con esta frase: “En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso”. Explica tu respuesta.

11.  Qué se infiere de esta última parte del cuento: “Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble”. Explica tu respuesta.

12.  ¿Estás de acuerdo con el final del cuento? ¿Por qué?

13.  ¿Estás de acuerdo con el concepto de fealdad que plantea el autor? ¿Por qué?


 

ACTIVIDAD CREATIVA:

1. Crea un cuento cuya temática gire en torno a la belleza o fealdad. No olvides trabajar mucho aspectos de la descripción física y psicológica de tus personajes.