Atendiendo a la importancia de practicar la comprensión de lectura, les compartimos esta ficha de lectura de dos cuentos de EDGAR ALLAN POE - FICHA 02: 📖👇
miércoles, 27 de septiembre de 2023
📑DESCARGAR FICHA DE LECTURA: LEEMOS CUENTOS DE EDGAR ALLAN POE – PRÁCTICA 02📖
miércoles, 9 de agosto de 2023
NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA
NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA
¿QUÉ SON LOS NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA?
Teniendo en cuenta que la comprensión lectora es un proceso en donde se construye el significado de un texto mediante la interacción del lector, es decir, la interacción de los conocimientos previos del lector y su forma de ver el mundo con dicho texto, podemos decir que los niveles de comprensión lectora son aquellos procesos cognitivos en donde se va a ir desarrollando la comprensión lectora desde diversos niveles de profundidad. En este artículo veremos cada uno de ellos. Comencemos:
NIVEL LITERAL:
En este nivel se comprende LA INFORMACIÓN LITERAL, es decir, exacta y precisa tal como se muestra en el texto. Se identifica, en suma, todos los elementos explícitos del texto.
NIVEL INFERENCIAL:
Este nivel prioriza la construcción de conclusiones a partir de la interacción del contenido de texto con los conocimientos previos que posee el lector. Este nivel, en suma, tiene un carácter interpretativo. Se infieren las ideas no explicitas, el tema central, el sentido figurado o simbólico de algunas partes del texto, PREDECIR ACCIONES O HACER CONJETURAS SOBRE LO PLANTEADO EN EL TEXTO.
NIVEL CRÍTICO-VALORATIVO:
En este nivel se desarrolla el JUICIO CRÍTICO DEL LECTOR con respecto al texto. Se realizan VALORACIONES Y OPINIONES con respecto al texto, de manera argumentada. El lector, en suma, TOMA UNA POSICIÓN respecto al contenido del texto.
NIVEL CREATIVO:
En este nivel EL LECTOR CREA TEXTOS A
PARTIR DE SU LECTURA. Estos textos nacen de una INTERPRETACIÓN Y REFLEXIÓN
PROFUNDA.
EJERCÍTATE:
En este video te presento un ejemplo
de cómo aplicamos los niveles de comprensión lectora con la lectura de un
cuento. ¡No dejes de verlo!
INFOGRAFÍA SOBRE LOS NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA:
📑DESCARGAR FICHA DE LECTURA: LEEMOS CUENTOS DE EDGAR ALLAN POE – PRÁCTICA 01📖
📑DESCARGAR FICHA DE LECTURA: LEEMOS CUENTOS DE EDGAR ALLAN POE – PRÁCTICA 01📖
EDGAR ALLAN POE: MAESTRO DEL CUENTO DE TERROR
Atendiendo a la importancia de practicar la comprensión de lectura, les compartimos esta ficha de lectura de dos cuentos de EDGAR ALLAN POE📖👇
Descargar ficha
martes, 8 de agosto de 2023
📚🌟APRENDE SOBRE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS Y SUS OBRAS📚✍️
APRENDE SOBRE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS Y SUS OBRAS
Aquí videos de resúmenes y análisis literario de algunas de sus obras:
sábado, 29 de julio de 2023
Cuento: "La gallina degollada" de Horacio Quiroga con actividades de comprensión lectora
La gallina degollada
Horacio Quiroga
Todo el día, sentados en el patio, en un banco
estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la
lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca
abierta.
El patio era de tierra, cerrado al oeste por
un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí
se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se
ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz
enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se
animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma
hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.
Otra veces, alineados en el banco, zumbaban
horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían
asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo,
alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo
de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas
colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.
El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En
todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de
cuidado maternal.
Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido
un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta
orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un
porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa
honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo
amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas
posibles de renovación?
Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el
hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad.
La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el
vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana
siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención
profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las
enfermedades de los padres.
Después de algunos días los miembros
paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el
instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso,
colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.
—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta,
sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.
El padre, desolado, acompañó al médico afuera.
—A usted se le puede decir: creo que es un
caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero
no más allá.
—¡Sí!… ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame:
¿Usted cree que es herencia, que…?
—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije
lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que
no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar
detenidamente.
Con el alma destrozada de remordimiento,
Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del
abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo
más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.
Como es natural, el matrimonio puso todo su
amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa
reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones
del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía
idiota.
Esta vez los padres cayeron en honda
desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre
todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no
alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e
inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos!
Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas
del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la
santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el
proceso de los dos mayores.
Mas por encima de su inmensa amargura quedaba
a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del
limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo,
abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al
fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los
obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro.
Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se
reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí
bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener
nada más.
Con los mellizos pareció haber concluido la
aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente
otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la
fatalidad.
No satisfacían sus esperanzas. Y en ese
ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron.
Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía
en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias
que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los
otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos.
Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.
—Me parece —díjole una noche Mazzini, que
acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los
muchachos.
Berta continuó leyendo como si no hubiera
oído.
—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo
inquietarte por el estado de tus hijos.
Mazzini volvió un poco la cara a ella con una
sonrisa forzada:
—De nuestros hijos, ¿me parece?
—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así?
—alzó ella los ojos.
Esta vez Mazzini se expresó claramente:
—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la
culpa, no?
—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero
yo tampoco, supongo!… ¡No faltaba más!… —murmuró.
—¿Qué no faltaba más?
—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo,
entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.
Su marido la miró un momento, con brutal deseo
de insultarla.
—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las
manos.
—Como quieras; pero si quieres decir…
—¡Berta!
—¡Como quieras!
Éste fue el primer choque y le sucedieron
otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble
arrebato y locura por otro hijo.
Nació así una niña. Vivieron dos años con la
angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin
embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña
llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.
Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba
siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su
solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a
cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la
paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora
afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida.
Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y
al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto
emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se
siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del
todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que
éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la
infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.
Con estos sentimientos, no hubo ya para los
cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de
comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban
todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De
este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas
que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún
escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir
la eterna llaga.
Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo
fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.
—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio?
¿Cuántas veces…?
—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo
hago a propósito.
Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo
tanto!
—Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti…
¡tisiquilla!
—¡Qué! ¿Qué dijiste?…
—¡Nada!
—¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste;
pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has
tenido tú!
Mazzini se puso pálido.
—¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—.
¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!
—¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres
sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido
hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!
Mazzini explotó a su vez.
—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo
que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor
culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!
Continuaron cada vez con mayor violencia,
hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la
mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con
todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera,
la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios.
Amaneció un espléndido día, y mientras Berta
se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin
duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró
desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.
A las diez decidieron salir, después de
almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una
gallina.
El día radiante había arrancado a los idiotas
de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al
animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este
buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como
respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros
pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación… Rojo… rojo…
—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.
Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí.
¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada,
podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos
eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los
monstruos.
—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le
digo!
Las cuatro pobres bestias, sacudidas,
brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.
Después de almorzar salieron todos. La
sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar
el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de
enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa.
Entretanto los idiotas no se habían movido en
todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a
hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.
De pronto algo se interpuso entre su mirada y
el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su
cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar,
eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no
alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico
hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.
Los cuatro idiotas, la mirada indiferente,
vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en
puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos
tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse
más.
Pero la mirada de los idiotas se había animado;
una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de
su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada
línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que
habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro
lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos
clavados en los suyos le dieron miedo.
—¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la
pierna. Pero fue atraída.
—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró
imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y
cayó.
—Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno
de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los
otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se
había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por
segundo.
Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la
voz de su hija.
—Me parece que te llama—le dijo a Berta.
Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más.
Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su
sombrero, Mazzini avanzó en el patio.
—¡Bertita!
Nadie respondió.
—¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada.
Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón
siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.
—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado
hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de
sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.
Berta, que ya se había lanzado corriendo a su
vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro.
Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se
interpuso, conteniéndola:
—¡No entres! ¡No entres!
Berta alcanzó a ver el piso inundado de
sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él
con un ronco suspiro.
Cuentos de amor de
locura y de muerte,
1917
ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:
1. ¿Cuál era el deseo de los
padres?
2. ¿Cuál era el problema
de los padres?
3. ¿Qué pasó cuando nació
la niña sana?
4. ¿Cuál es el gran miedo
de los padres con respecto a Bertita?
5. ¿Por qué es importante
la sirvienta en este cuento?
6. ¿Por qué Bertita
decide regresar sola a casa?
7. ¿Qué sucede al final
del cuento? ¿Por qué crees que sucede?
8. ¿Qué acciones de los
padres nos demuestran que ellos no aman a sus hijos?
9. En tu opinión, ¿quién
son los culpables de que los idiotas cometan un crimen? ¿Por qué?
10. ¿Crees
que, si los padres hubieran dado más amor a sus hijos, a pesar de sus
discapacidades, no hubieran asesinado a su hermana?
11. ¿Cuál
crees que es el mensaje de este cuento? Explica
12. ¿Con
qué palabra calificarías a los padres? Explica tu respuesta en 3 líneas
ACTIVIDAD CREATIVA:
1. Crea un cuento cuyo tema gire en torno a
una tragedia. No olvides ser creativo y original.
jueves, 13 de julio de 2023
EJEMPLO DE TEXTO DIALÉCTICO SOBRE LAS TAREAS ESCOLARES
EJEMPLO DE TEXTO DIALÉCTICO SOBRE LAS TAREAS ESCOLARES
DIEGO: Las tareas escolares desempeñan un papel fundamental
en el proceso educativo al proporcionar a los estudiantes una oportunidad
invaluable para reforzar y aplicar los conocimientos adquiridos durante las
clases. Esta práctica no solo ayuda a consolidar la comprensión de los
conceptos enseñados, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades de
pensamiento crítico, resolución de problemas y autonomía. Al enfrentarse a
desafíos adicionales fuera del entorno del aula, los estudiantes tienen la
oportunidad de aplicar estrategias de aprendizaje independiente y gestionar
eficazmente su tiempo para completar las tareas de manera efectiva. Además, las
tareas escolares promueven la comunicación y colaboración entre estudiantes,
padres y docentes al permitir discusiones y retroalimentación que enriquecen el
proceso de aprendizaje y fortalecen las conexiones entre todos los actores
educativos.
EVELYN: A pesar de su importancia percibida, las tareas
escolares plantean desafíos significativos que deben abordarse críticamente.
Una preocupación central es el impacto negativo en la salud mental de los
estudiantes, ya que las altas cargas de trabajo pueden generar estrés, ansiedad
y agotamiento, comprometiendo su bienestar general. Además, las tareas pueden
exacerbar la desigualdad académica al favorecer a aquellos con acceso a
recursos adicionales, ampliando la brecha entre estudiantes privilegiados y
desfavorecidos. Esta disparidad socava los principios de equidad y acceso
igualitario a la educación. Asimismo, el exceso de tareas puede limitar el
tiempo disponible para actividades extracurriculares, hobbies y descanso,
afectando negativamente el equilibrio entre la vida académica y personal de los
estudiantes. Por lo tanto, es fundamental reconsiderar la cantidad y la
naturaleza de las tareas asignadas para garantizar un ambiente educativo que
promueva tanto el aprendizaje efectivo como el bienestar integral de los
estudiantes.
jueves, 6 de julio de 2023
¿Cómo redactar un ENSAYO SOBRE UNA OBRA LITERARIA? | Pautas, estructura y ejemplos
¿Cómo redactar un ensayo sobre una obra literaria? | Pautas, estructura y ejemplos
El ensayo es un tipo de texto argumentativo que explora, analiza, interpreta o evalúa un tema. Tiene como finalidad comunicativa argumentar una opinión o punto de vista sobre el tema.
En el caso de un ensayo sobre una obra literaria, este se caracteriza por explorar de manera crítica y reflexiva un texto literario.
En esta guía, aprenderemos a redactar de
manera práctica y sencilla un ensayo sobre una obra literaria. Comencemos:
PASO NÚMERO 1:
LEER EL LIBRO DE MANERA PROFUNDA: Debes entender que el
ensayo literario exige que conozcas algunos elementos importantes de la obra
que abordarás, por ello es necesario que antes de redactar tu escrito, leas y
comprendas la obra literaria elegida para tal fin. Para ello, se recomienda que
identifiques lo siguiente:
✔ El argumento de la
obra:
debes resumir la obra en pocos párrafos para saber de qué trata.
✔ Tema central de la
obra:
debes identificar cuál es el tema de la obra. Por ejemplo, en Otelo de
William Shakespeare, el tema central son los celos enfermizos. Al saber el tema
central de la obra, puedes utilizarlo luego para construir la tesis de tu
ensayo.
✔ Los personajes: no solo debes conocer
sus nombres y rasgos físicos o psicológicos, sino también sus funciones y
simbología (significado) dentro de la obra.
✔ Objetos
significativos, palabras significativas y acciones significativas: son elementos que
están dentro de la obra y que permite realizar un análisis e interpretación de
la misma. Por ejemplo, en Otelo de William Shakespeare un objeto
significativo es el pañuelo blanco que se convertirá en símbolo de una supuesta
traición ante los ojos de Otelo, el protagonista. En El Túnel de Ernesto
Sábato la frase: “Tengo que matarte, María. Me has dejado solo”, es
significativa, pues muestra lo tremendamente perturbado del protagonista que
mata a su amada por celos, todo ello, por haberlo dejado “solo” y, como vemos,
ese solo hace referencia a la incapacidad de entender la individualidad y
libertad del otro amado, que no es una posesión, que no es un objeto que se
tiene. Por último, en La Ilíada, podemos interpretar la acción de
Aquiles vengando la muerte de su amado amigo Patroclo por parte de Héctor, como
una cuestión de honor, pero también de venganza que concluye con la horrenda
muerte del troyano, cuyo cadáver termina siendo amarado a los caballos de
Aquiles y arrastrado por los alrededores de la amurallada Troya.
Como
vemos, si logramos identificar estos elementos se nos hará mucho más fácil
redactar nuestro ensayo. Para ello es recomendable tener toda esta información
escrita en un borrador que nos servirá de guía más adelante. Es de suma
importancia, eso sí, que copiemos partes de la obra que como ya se mencionó
resulten significativas.
PASO 2: REDACTAMOS EL ENSAYO:
En primer lugar, elige el tema a tratar. Puedes hacerlo así:
Por ejemplo, si vas a analizar Los ríos
profundos de José María Arguedas puedes abordar el tema la discriminación,
la marginalidad, la violencia, el desarraigo, etc. Recuerda que estos temas
nacen de tu lectura y de la identificación del tema central.
Una vez que ya tenemos el tema, debemos
plantear una TESIS. La tesis es una afirmación que defenderemos con argumentos,
los cuales tendrán como base la misma obra literaria entre otras fuentes.
Por ejemplo: mi tesis sobre Los ríos profundos de José María Arguedas puede ser la siguiente:
TESIS:
La discriminación y la violencia son las que separan el mundo andino del mundo occidental.
A partir de esta tesis ya podemos redactar
nuestro ensayo. Se sugiere seguir la siguiente estructura:
a) INTRODUCCIÓN: Se debe realizar un
pequeño resumen de toda la obra literaria. La idea es introducir al lector al
contenido de la obra. Luego de ello se procede a plantear nuestra tesis.
b) DESARROLLO: Aquí se defiende
nuestra tesis usando argumentos, estos pueden ser de pasajes de la misma obra o
de otros estudios que guarden relación con nuestra tesis. No olvides que las
citas deben ir entre comillas e indicar claramente el autor de las mismas y, en
lo posible, comentar cada una de ellas. En el desarrollo también se analizan
los objetos significativos, las palabras significativas y las acciones
significativas; todo esto reitero, tiene que estar relacionado a tu tesis.
c) CONCLUSIÓN: Aquí se hace una síntesis
de todo lo leído y se refuerza la tesis. No olvides que también puedes citar un
fragmento breve de la obra o terminar con una frase creativa.
Para que todo lo antes mencionado se pueda
entender mejor, te comparto el ensayo de la obra Los ríos
profundos de José María Arguedas escrito por una estudiante de secundaria:
EJEMPLO DE ENSAYO LITERARIO:
LOS RÍOS PROFUNDOS: NAVEGANDO ENTRE LA MAGIA Y EL HORROR
Escrito por:
Nathaly Cuayla
Me gusta la magia. Pero, cuando hablo de magia, no me refiero a las
ilusiones ópticas y los trucos con cartas (que también logran cautivarme), sino
al hechizo que me impide despegar la mirada al leer un buen libro.
Comencé a leer Los ríos profundos (publicada en 1958) de José
María Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969) sin muchas expectativas. Si
bien me gusta la prosa de Arguedas, no soy fanática suya. Es por esa razón por
la cual me agradó mucho más al leerlo. La historia es relatada en primera persona
por su protagonista, un muchacho de catorce años, llamado Ernesto. Él es un
marginado. Su raza mestiza es la causa de que no sea aceptado ni entre los
blancos ni entre los indios. Es su maldición.
La novela comienza cuando, por la noche, Ernesto llega junto a Gabriel,
su padre, al Cuzco. Él se sorprende al ver la ciudad tan moderna: «El
Cuzco de mi padre, el que me había descrito quizá mil veces, no podía ser ése».
Me agradan mucho
las descripciones, porque me hacen sentir parte de la historia. Yo nunca he
viajado al Cuzco. No puedo siquiera imaginar cómo sería esa ciudad. Pero me
gusta verla a través de las palabras del narrador. Me hace creer que allí
existe la magia. Asimismo, me hace pensar en nuestro pasado incaico. Gracias al
cuidado con el que Ernesto señala cada detalle, me hace sentir más cerca de
todo eso.
El narrador conoce al Viejo, pariente suyo, uno de los personajes más
interesantes para mí. Este hombre es avaro y su actitud hacia sus semejantes es
paupérrima. Su ropa siempre sucia, al igual que su alma. Además, exhibe una
gran devoción hacia Dios. Y esa es una contradicción, porque ¿de qué sirve la
fe si no te impulsa a ser mejor persona? ¿Cómo puede compensar toda la maldad
que el Viejo ha cometido? Y lo más importante ¿por qué él es así? No existe una
justificación para la crueldad.
Otro personaje que llamó mi atención fue un indio, sirviente del Viejo,
por la pérdida de dignidad que hay dentro de él:
«—Tayta —le dije en quechua al indio—. ¿Tú
eres cuzqueño?
—Manan —contestó—. De la hacienda.
Tenía un poncho raído, muy corto. Se inclinó y
pidió licencia para irse. Se inclinó como un gusano que pidiera ser aplastado».
El indio se
considera posesión del Viejo, quien lo humilla. Y el otro lo permite sin
quejarse, porque hay algo dentro de él que se lo impide. Se llama costumbre.
Estos personajes
representan al oprimido y al opresor que existen en nuestra sociedad. En lo
personal, aborrezco la especie de “organización” que hemos creado, donde un
hombre vale más que otro por lo que tiene y no por lo que es. Este
sistema se mantiene debido a que el ser humano tuvo que a adaptarse a
condiciones lamentables con el fin de sobrevivir. Sin embargo, ese es un rasgo
que también nos acerca a la mediocridad y al conformismo.
La violencia está
siempre presente en la novela. Por ejemplo, en el odio que siente Gabriel hacia
el Viejo. Yo pienso que odiar no es malo (es un sentimiento tan común como el
amor). Lo que sí me parece incorrecto es que Gabriel, tal vez sin querer,
transmita ese rencor a su hijo. El odio no debe ser algo que se aprenda, ya
que, por historia, sabemos que nunca lleva a nada bueno.
Ernesto prosigue su
marcha hacia Abancay debido a que Gabriel es un abogado itinerante. Luego, su
padre se dirige a Chalhuanca, dejando a Ernesto en un internado, quien debe «enfrentarse
solo a un mundo cargado de monstruos y de fuego».
Hay algo que impide
a Gabriel permanecer mucho tiempo en un mismo lugar: «Pero mi padre decidía
irse de un pueblo a otro, cuando las montañas, los caminos, los campos de
juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo
empezaban a formar parte de la memoria.» Él no desea forjar lazos afectivos
profundos con nadie, para así evitar la nostalgia.
Abancay es una
ciudad rodeada de haciendas donde trabajan y viven los indios “colonos”. Ellos
son muy desconfiados. La pérdida de la identidad se presenta en la historia: «Ya
no escuchaban ni el lenguaje de los ayllus; les habían hecho perder la memoria;
porque yo les hablé con las palabras y el tono de los comuneros, y me
desconocieron.» Los indios son esclavos de la tierra que les pertenece.
Viven arrinconados, escondidos y rebajados por los hacendados.
Me asusta pensar
que la globalización consiga exterminar nuestra magnifica diversidad cultural.
No hay nada más maravilloso que las diferencias, ya que eso es lo que hace
especial a la gente. Esa es la razón por la que debemos mantener nuestra
esencia.
El colegio es un
sitio trascendental que alberga a personajes agresivos e indiferentes. El Padre
Director es uno de ellos, porque es un sacerdote que promueve la violencia y el
odio. Personifica la hipocresía. Quiero decir, un sacerdote debe ser pacífico, no
todo lo contrario.
La opa Marcelina es
una mujer joven y loca que vive en el colegio. Los alumnos mayores suelen
vejarla, lo ven como si fuera lo más normal del mundo. ¿A qué grado está tan
incrustada la violencia dentro de ellos que no la reconocen cuando la tienen al
frente? Nadie hace nada, nadie se queja. Y si lo hicieran, tampoco nadie les
haría caso. La indiferencia se adueña de todo, como si fuera suyo, nos vuelve
cobardes y sumisos.
Esa misma
hipocresía es concurrente entre todos los habitantes del internado. Por eso,
Ernesto se siente confundido y solo, y muchas veces quiere fugarse. No
obstante, encuentra consuelo en la naturaleza y en los recuerdos.
La memoria es
fundamental a lo largo de toda la obra, ya que Ernesto evoca el pasado como
método de supervivencia. Según yo, vivir de recuerdos equivale a no vivir.
Porque es mentirse a uno mismo. Sin embargo ¿quién no se ha dejado seducir por
la nostalgia? En este punto, me siento muy identificada con el narrador.
El zumbayllu es
un trompo silbador, y mi objeto preferido de la novela. Su canto produce en
Ernesto, y en los demás, momentos de paz y ternura: «Para mí era un ser
nuevo, una aparición en el mundo hostil, un lazo que me unía a ese patio
odiado, a ese valle doliente, al Colegio.»
¿Cómo un solo
objeto puede transmitir tanto? Para mí, lo material no puede hacernos felices.
Por otro lado, el zumbayllu consigue alegrar a Ernesto. No porque sea
bello, sino por lo que simboliza. El
trompo despierta a la naturaleza con su canto, y Ernesto siente esperanza y
fortaleza.
A veces pienso que
todo en la sierra es más especial, más mágico. Cuando cantan y danzan, cuando
tocan música lo hacen con verdadera emoción. Y eso contagia. Lo que convierte
lo ordinario en extraordinario es la importancia que le das a eso.
Las mujeres de
Abancay elaboran un motín en contra de los trabajadores de los hacendados,
porque ellos están robando la sal. El Padre Director interviene a favor de los
malhechores, porque le conviene tener a los indios sumisos. No me cabe la menor
duda de que sería fácil comprar a este hombre, que ya de por sí está corrompido
por la ambición de poder.
Ernesto se une a la
revuelta. Se siente identificado con la protesta y desea ayudar porque es más
fuerte su cariño hacia los indios que hacia los “mistis”. Este es un gesto muy
valiente por parte de él. No muchas personas se atreverían a apoyar causas
justas. El miedo al “qué dirán” nos frena. Hay un gran repudio a lo que se
manifiesta como diferente. Y eso mismo sucede en el relato. Los habitantes
ricos de Abancay se muestran reticentes e incluso ofendidos por el motín. En el
fondo saben que es lo acertado y por eso reniegan tanto. Descubrir que tu
realidad es más dura de lo que creías es desolador. Y por eso la rehúyen.
Lo bueno es que
nada detiene a las mujeres, que están determinadas. Logran su cometido
repartiendo la sal entre indios y colonos. Luego, los trabajadores de los
hacendados arrebatan los sacos de sal a los colonos. La injusticia vuelve a
expandir su sombra sobre Abancay, impotente, ante las tentativas de poblar de
luz esa ciudad.
El Padre Director
lo castiga por haber sido parte de la protesta. El desamparo es muy notable en
Ernesto al enterarse del nuevo asalto, pero no está arrepentido. Al siguiente
día, ambos visitan a los colonos para oficiar una misa. El sacerdote manipula a
los colonos para que se sientan culpables. Ernesto no resiste la falsedad en
las palabras del Padre Director y huye.
El ejército llega a
Abancay a poner orden. ¿Qué es poner orden para ellos? Es detener cuanto antes
el desarrollo del pensamiento. Los soldados son restringentes. Impiden que los
indios se defiendan y luchen por igualdad. En cambio, los colman de miedo.
Ernesto tiene un
amigo llamado Ántero, quien se conmueve con el sufrimiento de los indios, no
obstante, piensa como hacendado, porque es hijo de uno de ellos. Eso es lo que
hiere a Ernesto. Pero, en la obra, nadie es totalmente malo ni totalmente
bueno. Solo son humanos.
La música es un
estilo de vida. A lo largo de toda la historia, la música representa lo amado,
porque te hace recordar. Te hace sentir vivo. Ernesto está conectado con la
música. Por el zumbayllu y por su pasado. A mí me encantan los huaynos.
Porque pueden ser himnos alegres que te emocionan y te hagan querer bailar. Y
también pueden ser las más tristes melodías que te estremecen hasta llorar.
La peste llega a
Abancay desde lejos. Y las clases se suspenden en el colegio. La gente comienza
a huir a los pueblos de los cuales proceden. Los hacendados desaparecen porque
los indios comienzan a invadir el pueblo. Junto con ellos llega la peste. Entonces, la peste es sinónimo de justicia y
libertad, porque consigue que los colonos recuperen su tierra que les fue
arrebatada a zurriagazos.
Ernesto también se
va. Atraviesa solo las cordilleras buscando escapar de la peste, pero con la
confianza de que nada malo sucederá con él.
Espero que al final
Ernesto consiga reunirse con su padre, y que supere la nostalgia que lo
caracteriza. Aunque, si lo pienso, eso es lo que lo hace especial.
Así que yo festejo
las ansias de justicia de Ernesto. Porque él se yergue como un faro luminoso e
intenta evocar el pasado para restaurarlo en el presente.
La obra es muy
crítica, porque toca temas como la exclusión social, la discriminación racial,
la injusticia, la indiferencia, y muchos otros asuntos polémicos. Ernesto es víctima
del mundo que lo rodea. Es consciente de que nadie es perfecto y que todos
somos culpables de vivir como vivimos porque no hacemos nada para cambiarlo.
Desde ahora,
Arguedas se ha convertido en uno de mis escritores favoritos. Adoré cada
segundo al leer su libro. Siempre me ha gustado la literatura andina, porque
toca temas que son cercanos para mí, por la realidad en la que vivo. He leído
otros antes del mismo género, pero entendí este mucho más que los otros. Creo
que cada uno de los personajes es importante en la historia. Faltó describir a
muchos, pero están en mi memoria (y en la memoria de quien haya leído esta
maravillosa historia).
Me encanta el
personaje de Ernesto. Tiene convicción y lucha por lo que cree justo. Lo que me
apena es su melancolía. Nadie merece vivir de nostalgias, porque sufren más. A
pesar de todo, Ernesto tiene esperanza. Alguna vez leí que es la esperanza lo
que no nos permite ser felices. Pero felicidad suena a conformismo. Un hombre
feliz debe ser también un hombre aburrido.
La belleza
narrativa de Los ríos profundos me conmueve profundamente. Traza en mí
las ganas de luchar por lo que creo, de no vivir esclavizada, no solo por los
hombres, sino por los miedos. Porque tenerle miedo a todo es perjudicial. Y
cada vez que lea este libro percibiré más cosas que ahora se escapan de mi
entendimiento. Por ahora puedo decir que estoy agradecida con la vida porque
amo este libro, y me hace mucha ilusión la idea de que otros también lo amen.
En cada momento, sentí la magia presente. Quizás esta se esconda en las manos
de Arguedas y él la emita sobre mí cada vez que leo su obra, y me inunda un
sentimiento de turbulencia y ternura, como si sus ríos profundos invadieran mi
sangre y se mezclan ambas para convertir mis pensamientos en cantos que danzan
ágilmente junto con el zumbayllu de Ernesto.
Como vemos, este ensayo tiene las siguientes características:
✔ Ofrece un panorama de
la obra literaria desde el análisis de la misma.
✔ Utiliza citas
textuales de la misma obra para sustentar su tesis o punto de vista.
✔ Hace un análisis de
los objetos significativos, las palabras significativas y las acciones
significativas para que, de esta manera, su análisis se haga más rico.
✔ Imprime emotividad y
llama a la reflexión a través de preguntas que hacen que el lector se cuestione
sobre el tema abordado.
En suma, este es un ensayo que
ofrece una visión muy personal de una de las obras más importantes de nuestra
literatura peruana.
Y ahora es tu turno, ¿qué obra literaria es la
que más te ha gustado leer? Te reto a que redactes un ensayo sobre ella. No
olvides que aprender a expresar nuestras ideas es uno de los pasos
fundamentales para desarrollar nuestro pensamiento crítico y reflexivo.
Paolo Astorga
Profesor de Lengua y Literatura