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lunes, 6 de diciembre de 2021

Cuento policial "¿Quién mató a la viuda?" de Mario Benedetti con actividades de comprensión lectora

 

¿Quién mató a la viuda?

Mario Benedetti


La prensa le había dado al crimen una cobertura des­tacadísima, casi escandalosa. El hecho de que la se­ñora de Umpiérrez (argentina, natural de Córdoba) fuera una viuda de primera clase y que además for­mara parte de lo que en el Río de la Plata se suele nombrar como Patria Financiera, conmovió a las va­riadas capas sociales (argentinas, uruguayas) de Pun­ta del Este.

El cadáver no había aparecido en su lujosa man­sión, rodeada de césped cuidadísimo, sino encadena­do a la popa de uno de los yates que en verano ocu­pan y decoran los muelles del puerto.

Ya habían pasado quince días de eso que los pe­riodistas llamaron, como siempre, «macabro hallaz­go». La policía había seguido numerosas pistas sin el menor resultado. En las comisarías y en las redaccio­nes de Maldonado, Punta del Este y Montevideo se recibían a diario llamadas anónimas que proporcio­naban datos siempre falsos. En casos como éste los bromistas cavernosos se reproducen como hongos.

Por fin llegó de Buenos Aires un tal Gonzalo Aguilar, famoso detective privado, a quien la acon­gojada familia Umpiérrez había encomendado la in­vestigación y la eventual solución del caso.

Tras dos semanas de agotadores registros, gestio­nes, entrevistas, búsquedas, análisis, indagatorias y conjeturas, los periodistas presionaron a Gonzalo Aguilar para que concediera una conferencia de prensa. La reunión tuvo lugar en un amplio salón del hotel más lujoso del balneario.

El implacable bombardeo de los cronistas no tur­bó al detective, que siempre acompañaba sus ambi­guas respuestas con una sonrisa socarrona.

Después de dos horas de áspero diálogo, un perio­dista porteño, más agresivo que los demás, dejó caer un comentario que era casi un juicio:

-Le confieso que me parece decepcionante que un investigador de su talla no haya llegado a ninguna conclusión acerca de quién cometió el crimen.

-¿Quién le ha dicho eso?

-¿Acaso usted sabe quién es el asesino?

-Claro que lo sé. A esta altura, ignorarlo significaría un fracaso que mi reputación profesional no puede permitirse.

-¿Entonces?

-Entonces, tome nota, muchacho. El asesino soy yo.

El detective abrió su portafolio y extrajo del mis­mo un revólver de lujo. Casi instintivamente, la masa de periodistas se contrajo en un espasmo de miedo.

-No se asusten, muchachos. Esta preciosa arma la compré en Zúrich, hace diez años. Fue con ella que maté a la pobre señora, después de un breve pero in­quietante recorrido a bordo de su yate Neptunia. Me permitirán que, por lógica reserva profesional, me re­serve los motivos de mi agresión. No quiero manchar su memoria ni la mía. Y bien: mi orgullo no puede permitir que otro colega, y menos si es un compatriota, descubra quién fue el autor de esa muerte tan mis­teriosa. Ah, pero además, como siempre me ha gus­tado que el culpable sufra su castigo, he decidido hacer justicia conmigo mismo. O sea que tienen un buen tema para primera página. Por favor, no se asusten con el disparo. Y un pedido casi póstumo: que alguno de ustedes se preocupe de que este hermoso revólver acompañe a mis cenizas.

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA

1.      ¿Qué elementos del cuento policial clásico encuentras en este relato?

2.     ¿Cómo describe el narrador a la prensa? Explica tu respuesta.

3.     ¿Quién era la señora Umpiérrez? ¿Qué pasó con ella?

4.     ¿Quién era Gonzalo Aguilar?

5.     ¿Quién era el asesino de la señora Umpiérrez?

6.     Resuelve el enigma: ¿Por qué fue asesinada la señora Umpiérrez? Argumenta tu respuesta de la manera más lógica posible. Puedes tomar partes de este cuento para usarlas como sustento de tu respuesta.