martes, 22 de agosto de 2017

HACIENDO MEMORIA CON "EL AMOR ES MEMORIA" DE PAOLO ASTORGA

HACIENDO MEMORIA CON "EL AMOR ES MEMORIA" DE PAOLO ASTORGA



Escrito por: J. Miguel Vargas Rosas



Debo hacer memoria de los sentimientos que despierta “El amor es memoria” de Paolo Astorga, pues su narrativa poética es fluida y nada tediosa. La poesía en algunos cuentos sirve para dar realce a la prosa, otros para expresar sentimientos netos que acercan el cuento a un estilo de diario personal, escrito por algún lánguido poeta. Hasta entonces el libro es uno romántico, sin embargo, en uno de ellos intenta asomarse al estilo Macondiano o de García Márquez, cuando dota a la historia de un final algo jocoso, sin cohesionar bien del todo con el texto. Pero cuando torna al romanticismo y a lo poético narrativo, se siente nuevamente la frescura y el estilo propio de Astorga, ese romanticismo que contagia y encandila el espíritu del lector.

 La mayoría de sus protagonistas son jóvenes y utiliza figuras poéticas o metáforas dentro de su prosa para poder transmitir la impotencia, la rabia y hasta la soledad del desamor, como la sombra con la que se besa la joven en el último cuento, titulado “Siempre” y muestra al mismo tiempo todo lo que un corazón enamorado, es capaz de hacer para recuperar lo añorado. A esto hay que añadir la facilidad con que juega con el cambio del tiempo verbal así como el número gramatical del narrador, durante todo el libro, utilizando un lenguaje sencillo pero no repetitivo o ramplón, mezclando un lenguaje formal con lo popular, factible de entender por grandes y chicos, leídos o no. 

            Astorga trata de ser la voz de la decepción, del desamor, pero también se asoma al realismo oscuro, tocando de esta forma temas sociales como el machismo, la discriminación y la mala educación. En estos, según mi opinión, su prosa se torna algo oscura, como por ejemplo en “Venganza” donde un áurea de oscuridad y terror e“La luz toma por asalto la habitación mientras el silencio se hace olvido”, describe por ejemplo en el cuento señalado, dando vida a lo inanimado. Envuelve el ambiente de la historia y las características de los personajes, poniendo en vilo al lector que tiene que llegar obligadamente al final para descubrir todo, para saber el porqué de la venganza, quiénes son los personajes, mismos que tienen características psíquicas complejas y románticas que colindan con lo macabro, con heridas y con llagas por subsanar. Astorga, incluso cuando su prosa sobresale más que su poesía, no abandona del todo a esta como un recurso de enriquecimiento literario. 

            En cuentos como “Un lluvioso jueves de invierno”, utiliza su narrador en primera persona para criticar el ambiente educativo en el que se desenvuelve: “(…) Estudiantes que creen que estudian y profesor tan tarado que cree que los chanchos vuelan. Estudiantes que juegan a ser pícaros, mientras lanzan sus insultos para no ser insultados”; es parte de toda una retahíla de críticas por parte del narrador protagonista, enfurecido por el desamor y la decepción, intentando decir que el amor también nos vuelve críticos, pero unos críticos casi malévolos.  

           En “Lo Peor” y “Como si nunca hubiera sucedido”, sus personajes son solitarios, diferentes, en el primer cuento el personaje es horripilante, de una forma casi asquerosa para los demás que lo rodean, salvo para la inocencia de la niñez que no sabe de la marginación. El cuento termina en un sinsabor, ese sinsabor que deja la vida y que tú quisieras continuar para llegar a una conclusión, pero no, te deja en suspenso, igual que la historia. En el segundo relato, el personaje es un loco que trata de luchar, por amor, contra su enfermedad, sin embargo, su bestialidad termina venciéndolo. Son personajes oscuros, dentro de un ambiente tétrico en el que se desenvuelven, tan complejos que podemos extraer muchas cosas de ellos e incluso el libro se asoma, en estos, a una especie de narrativa psicológica.

          El libro de Astorga no solo es un canto melancólico, también una especie de crítica sutil contra todo lo malo de la humanidad o del egocentrismo forjado en el espíritu humano. En el cuento “El amor es memoria”, el autor por momentos utiliza recursos musicales y transmite con este una historia que nos hace pensar en lo que pudo haber pasado, pero que no sucedió. Es un romanticismo delicado, que nos llena de cierta nostalgia por el incontrolable avance del tiempo, pero es una nostalgia sutil o dulce también porque el amor es una ilusión, es un sueño, por lo tanto es algo bello que llevaremos siempre en el alma. Por eso es que concluye la historia con la siguiente frase: “Me voy, no sin antes convencerme con profunda tristeza de que el amor es memoria. Solo un trozo de memoria que se intenta inmortalizar mientras el tiempo nos convierte en inmensos desiertos”.

         Ahora bien, los errores, desde mi punto de vista como lector, radica en el cambio brusco de tiempo verbal en el primer cuento, que creo no es necesario (insignificancias mías); además de tener seleccionado  un cuento que cae en lo cursi (o dos a lo muchos de los diez cuentos que conforman el libro), mismo que baja de calidad al ser un relato, según yo, donde aflora la poesía purista, es decir un relato sin mucho sentido más que lo personal. 

       Para mí, Astorga es ya un escritor  cuajado en la literatura, pese a sus nimias flaquezas, se ve ya en él una voz propia y esa voz es la brisa del romanticismo en todo sentido. “El amor es memoria”, es un libro dulce que hará suspirar a más de uno. 


Extraído de: https://laventananueva.blogspot.pe/2017/08/haciendo-memorias-de-el-amor-es-memoria.html


No hay comentarios:

Publicar un comentario