martes, 4 de agosto de 2015

"Violetas de sangre bajo la tierra" de Óscar Malvicio - Paolo Astorga

Violetas de sangre bajo la tierra

Violetas de sangre bajo la tierra
Óscar Malvicio
(Editorial Poesía eres tú, 2011)


“El poeta sabe que su canto es denuncia, pero también es testigo de la inercia de la época, de la indiferencia a la que se enfrenta contra la angustia por querer construir un asidero, una convicción para la vida moderna que nos colma de sueños con precio y fecha de caducidad.


Escrito por: Paolo Astorga


Violetas de sangre bajo la tierra (Editorial Poesía eres tú, 2011) del poeta español Óscar Malvicio (Gerona, 1975) es un libro desenfadado y desencantado donde el lirismo se centra en lo cotidiano como espacio reflexivo y a la vez como símbolo de las tensiones humanas. El poeta reconoce su finitud, su insignificancia en la medida en que reconoce una realidad absurda y obtusa que aliena y desmorona. El mundo es superficial, insustancial, allí donde la insatisfacción aflora, la inacción evita todo sueño de emancipación. El poeta sabe que su canto es denuncia, pero también es testigo de la inercia de la época, de la indiferencia a la que se enfrenta contra la angustia por querer construir un asidero, una convicción para la vida moderna que nos colma de sueños con precio y fecha de caducidad. Es este el discurso de Óscar, el mostrarnos desde sus versos la disolución de los anhelos y propósitos por el fetiche del confort:

Sueño

Sueño con una manada de lobos
que devoran pedazos
de mi cuerpo envenenado
y luego mueren retorciéndose
como tripas entre aullidos mudos.

Sueño con gusanos
que vomitan pedazos de mi cuerpo
impregnados de tinta indeleble,
o imborrable, como se diga,

gusanos azules empachados
que aun así
se retuercen en su dolor
intentando encontrarme,
intentando encontrar a mi pobre alma
en la oscuridad fracasada
de este universo portátil.

Sueño con ídolos de barro muertos
que piden a gritos mi letal estallido,

aún es pronto, les digo,

mientras,

sueño con helados de fresa
con tacones de aguja negros
y sueño con Venecias
y Cristianías renacentistas.

Sueño con el último eclipse
y con mi triunfo arrasador
sobre la perversa comedia de los hombres.

Sueño con una noche azulada
en la que mi dolor se evapora
mientras sueño,
y sale de mí
como una niebla ascendente
hacia el cielo

y se disipa poco a poco,
y
al final
desaparece

y duermo por fin
a pierna
suelta.

La necesidad de expresar, de decir, son constantes en este libro. Con ironía y un cierto humor el poeta desnuda la hipocresía de los mitos y acusa esa modernidad que ha llegado al límite de lo irracional, de lo automático, de la necesidad de convivir con el hábito que ha cambiado el deseo de ser libre, de permitir la duda emancipadora, por el deber de ser uno más de la masa:

Principio y fin

Igual que el rayo de luz incide
en el vientre de la certeza
cual sable vengador
y arremete en lo más inhóspito
de sus entrañas,
revolviéndolas,
tratando de extirpar algo de corazón,

busco yo el inicio menguante de esa luz,
el principio desnudo vital,
la chispa que parió al rayo,

el porqué del error,
o del acierto,

el porqué del origen del principio
y el origen del porqué
del final.

Devoro mi propia existencia
con un cuchillo romo de carne
y un tenedor borracho
y la digestión eterna y enfermiza
que me ofrece la muerte
con su nudo en mi garganta.

He creado 4 estómagos
y ni siquiera ellos alcanzan a digerir
todas las incógnitas
que mi cerebro crea.

Y encima,
tengo que ir a trabajar,
tengo que ir al banco,
regar las plantas,
cocinar, beber, follar
y dar señales de vida
a todos los que me rodean,

no sé cómo coño he tenido tiempo
de escribir este poema.

Como vemos este libro nos muestra con un estilo confesional situaciones que aunque parezcan intrascendentes son reflexiones válidas sobre un mundo que se desmorona en sus instantes, en el éxtasis de lo presente. El poemario entero es un certero disparo contra el hombre que ha encontrado la felicidad en la inmovilidad, en la seguridad de sentirse pleno coleccionando objetos, coleccionando emblemas aparentes que, al fin y al cabo, solo han acrecentado su secreta náusea, su melancolía y el aplastamiento:

Dirección

Arrancaré hoy lo que pueda
de las tripas polvorientas de la noche,

de esta noche de negro vinilo,

hasta que ya no pueda más,

hasta que la conciencia
me diga de nuevo
qué debo hacer,

o qué es lo que no debo,
o ¡qué he hecho!
¿o no?.

Creo que sí...

¿conciencia o consciencia?...

no lo sé
ya.

En definitiva, Violetas de sangre bajo la tierra, es un poemario sarcástico donde cada verso desnuda las imposturas ególatras que hay detrás de la hipocresía. Su sencillez y versatilidad radican en el manejo de las imágenes cotidianas y el discurso denunciante contra todo ánimo de pensamiento determinista y unívoco. Este es un canto a lo subjetivo, al deseo de saber que existe el individuo más allá de los ceros y unos, de la rutina de los días, del dolor de la misma existencia.

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