La rosa negra
La rosa negra
Harol Gastelú Palomino
(Editorial Ámbar, 2015)
“Los relatos de Harol intentan escapar del tedio sumergiéndose
en la misteriosa magia de lo cotidiano. Asistimos, pues, a una contemplación de
lo fantástico como una forma de escape, pero también como una develación de
nuestros propios anhelos.”
Escrito por: Paolo Astorga
La
rosa negra
(Editorial Ámbar, 2015) del escritor peruano Harol Gastelú Palomino (Huancavelica, 1968) nos ofrece siete
cuentos cuya temática común son los desdoblamientos. Las narraciones manejadas
con un lenguaje directo y ameno, nos demuestran la solvencia narrativa de Harol
cuando se trata de enhebrar ficciones. “La rosa negra”, cuento que le da nombre
al conjunto de historias, es un ejemplo de ello. El cuento gira en torno a la
costumbre de “visitar a los muertos” al cementerio. El protagonista se
encuentra con una muchacha que le está llevando flores a su tío abuelo muerto.
La narración cobrará un giro inesperado cuando asistamos al primer
desdoblamiento. El protagonista, será el difunto al que tanto se busca.
En
“El otro” -quizás el cuento mejor logrado del
conjunto-, el juego de los desdoblamientos se ve
de manera más patente. Aquí la teoría de los “gemelos” se presenta como “el
otro yo”. El protagonista vive una vida de perros, desentendida de la ternura
del pasado. Por ello, encuentra a su otro yo y lo usurpa, ya que éste vive una
vida diametralmente distinta a la de él. La trama se desarrolla como una
transformación, como una simbiosis, una desesperada fórmula para ser ¿feliz?: “Hoy vivo feliz. Mi mujer está esperando
nuestro primer hijo, o el tercero, porque ahora yo soy él”.
Y
es que estos relatos buscan eso: ser la proyección de nuestras fantasías, la
realidad reproduciendo su necesaria revelación. Los relatos de Harol intentan
escapar del tedio sumergiéndose en la misteriosa magia de lo cotidiano.
Asistimos, pues, a una contemplación de lo fantástico como una forma de escape,
pero también como una develación de nuestros propios anhelos. Abrimos el pecho
a la realidad para encontrarnos con nosotros mismos. Es esta la tendencia en
“Sirenas”, historia donde los protagonistas construyen el mito con sus propias
ensoñaciones y que luego la realidad se les abre para disfrutar de sus
fantásticas visiones. Las sirenas son la proyección de nuestros deseos y por
ello, nuestra tendencia a la fusión.
Pero
quizás la parte más moral del conjunto sea “Examen final” donde la narración va
in crescendo. El escenario: la clase
de música, un examen final. Fabiola, que no ha practicado la lectura del
pentagrama para tocar su flauta, empieza un viaje psicológico (filosófico) en
constante tensión. La metáfora de la lucha entre David y Goliat, entre el héroe
(Fabiola) y el Dragón (Harol) son interminables. No obstante, es magistral la
narración que nos deja ver nuevamente la teoría de los desdoblamientos. Fabiola
cree que su profesor es terriblemente malvado (lo es) e intenta rememorar al
alter ego del mismo (Lobito, un profesor permisivo e indiferente). Un juego
psicológico y moral se desata a lo largo de la narración hasta la culminación
del martirio. Fabiola debe tocar, oh ironías, El himno de la alegría. Sin embargo, ella reconoce que no ha
estudiado. Para su suerte el profesor la trata diferente, la ayuda a calmarse,
le enseña a tocar y ella se da cuenta de que “por gusto se había preocupado”.
En
suma, los cuentos de La rosa negra
nos ofrecen la visión de un mundo misterioso y contradictorio. El juego con la
realidad hasta poder doblegarla es el logro supremo de este conjunto de
relatos. Todos los personajes sufren sus deseos y eso los desdobla, los hace
otro yo. Sin duda, un libro ágil y de fácil lectura que termina por dejarnos un
hálito reflexivo: La vida es siempre multiplicidad.
Yo sí recomiendo ese libro es muy bueno y muy interesante.
ResponderEliminarYo sí recomiendo ese libro es muy bueno y deja en suspenso muy bueno.
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