miércoles, 27 de octubre de 2021

EJEMPLO DE TEXTO ARGUMENTATIVO

 

EJEMPLO DE TEXTO ARGUMENTATIVO


LECTURA:
CIMIENTO PARA UNA CIUDADANÍA CONSCIENTE

 
En la sociedad actual, la enseñanza de la ética en los salones de clases es un pilar fundamental para el desarrollo ciudadano. La ética no solo se trata de un conjunto de reglas y principios morales, sino que va más allá, permitiendo a los individuos tomar conciencia de su papel en los asuntos sociales y enjuiciar los modos de convivencia y normas establecidas. Es esencial que desde temprana edad se promueva esta enseñanza, ya que un ciudadano ético es un agente de cambio positivo capaz de ampliar y mejorar el tejido social en el que se encuentra inmerso.
 
La enseñanza de la ética provee a los jóvenes de herramientas para comprender la importancia de sus acciones en la sociedad. Al conocer los valores fundamentales que rigen el comportamiento humano, los estudiantes se vuelven más conscientes de las consecuencias de sus decisiones y comportamientos en el entorno que los rodea. Esto les permite desarrollar una mayor responsabilidad hacia su comunidad, fomentando una convivencia armoniosa y un respeto mutuo entre sus pares.
 
Además, la ética impulsa a los jóvenes a cuestionar y evaluar las normas sociales establecidas. Al aprender a analizar y reflexionar sobre los principios éticos que fundamentan las reglas de convivencia, los estudiantes se vuelven críticos y capaces de discernir entre lo justo y lo injusto. Esta habilidad crítica los empodera para cuestionar estructuras y prácticas que puedan ser excluyentes o injustas, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
 
Asimismo, la enseñanza de la ética fomenta la empatía y la comprensión hacia los demás. Al conocer y respetar los valores y perspectivas de los demás, los estudiantes aprenden a valorar la diversidad y a convivir en un ambiente de tolerancia y aceptación. Esto es crucial para construir una ciudadanía comprometida con el bienestar común, capaz de trabajar en conjunto para enfrentar los desafíos sociales que se presenten.
 
Finalmente, la ética es esencial para formar ciudadanos íntegros y éticos que contribuyan positivamente a la sociedad en la que viven. Un ciudadano ético no solo se rige por normas y leyes, sino que interioriza valores como la honestidad, la responsabilidad y el respeto, los cuales guían sus acciones cotidianas. Estos individuos se convierten en modelos a seguir y agentes de cambio que inspiran a otros a seguir su ejemplo, creando así una cadena de influencia positiva que impacta en el desarrollo social de manera significativa.
 
En conclusión, la enseñanza de la ética en los salones de clases es crucial para el desarrollo ciudadano. Al tomar conciencia de su papel en los asuntos sociales y enjuiciar los modos de convivencia y normas establecidas, los jóvenes se convierten en ciudadanos conscientes y comprometidos. La ética promueve la responsabilidad, el pensamiento crítico, la empatía y la integridad, cualidades fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. Es deber de los sistemas educativos fomentar esta enseñanza, garantizando así un futuro en el que la ciudadanía esté empoderada para ampliar y mejorar el entramado social en el que vivimos.


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