Taita Serapio
Sócrates
Zuzunaga Huaita
Eclosión
Editores – Nictálope Editores, 2013
“Cuando estuve
trabajando en la sierra, pasaba por un pueblo y había un señor, anciano él, que
siempre paraba ebrio; que, para ganarse una copa de licor, contaba anécdotas y
chistes. Taita Serapio le decían al señor”. Con este breve testimonio se nos
presenta el libro Taita Serapio del escritor peruano Sócrates Zuzunaga Huaita (Ayacucho, 1954), el cual contiene una
serie de relatos breves donde el personaje principal taita Serapio, se presenta
como el perfecto pícaro andino. Es un personaje anecdótico que no se presenta
como un estereotipo del sujeto andino, ni mucho menos como un personaje lejano
a nuestra realidad. Es burlón, vicioso, propenso al trago y al sexo como
necesidades que le permiten una inusual felicidad. Este pícaro tiene todos los
defectos habidos y por haber y se presenta como un ser marginal y políticamente
incorrecto, sin embargo, es a partir de su contacto con la sociedad dirigente,
con la discriminación, con la frustración y la marginación, que criticará
duramente a lo establecido. No es un “cholito cualquiera”, sino más bien, es un
demonio feliz que con humor y grandes cuotas de ironía, nos muestra nuestra
hipócrita sociedad presa de la alienación y la exclusión.
Podemos observar a
lo largo del libro que nuestro taita Serapio transita por dos mundos: el de la
ciudad y el de la sierra. Ambos espacios le darán la savia para generar sus
anécdotas y situaciones embarazosas, muy jocosas, pero, con alguna cuota de
crítica social. En el breve relato “Burla en la ciudad” vemos un ejemplo:
Taita Serapio pasaba por una calle de la
ciudá de Lima, cuando en eso, escuchó quialguien en su detrás decía:
-¡Serrano bruto!
Púchika, qué caray, nuestro gran amigazo se
revolvió como un torillo rabioso y se encaró al insolente: se trataba diún
jovencito blanquiñoso, bien vestiu, a la moda, con camisa floriada y
pantaloncitos ajustados, con gomina en los cabellos y brillantez zapatos.
-¿Serrano bruto? –masculló, echando candela
por los ojos, arremangándose la camisa, presto a pelear.
Cuando en eso, diún repente, se cogió los
porongos de la entrepierna y gritó:
-¡Pero con buenos cojones, carajo! ¡Y no como
tú, alimeñau de mierda, perfumadito de flores, más delicau quiuna cáscara de
hueyvo, quianda como que pisando un caminito de nubes todo movedorcito de
cadera, y harto cosquilloso como que diciendo: ¡ay, no miatoques!... ¡ay, no
miatoques!...
Como todo pícaro
taita Serapio tiene ciertas características generales como un aparente bajo
nivel cultural y el deseo por satisfacer necesidades primarias como: comida,
bebida y sexo; además de oralizar sus pensamientos. Sin embargo también posee
el aprendizaje de la experiencia por medio de la violencia, la marginalidad y
la exclusión, sin embargo no es un ser
indefenso. El mundo de lo “moderno”, es decir, la ciudad de Lima, se presenta
para nuestro querido personaje harto conflictivo y contradictorio respecto a su
idiosincrasia. Vemos relatos muy interesantes como “Alienación”, donde existe
una negación por la verdadera identidad andina que en la ciudad capital debe
reprimirse por considerarse como algo inferior y “vergonzoso”; o el excepcional
y altamente humorístico relato “¡Ni más voy a Lima!” en donde nuestro personaje
se verá enfrascado en una situación embarazosa a raíz de la satisfacción de una
necesidad fisiológica. Este relato enfrenta a este pícaro con la representación
simbólica del Estado como poder hegemónico (Un policía) y la representación
simbólica del poder económico (Un comerciante), generando una situación que en
lo superficial nos parece muy risible y por demás un clásico de picaresca, pero
que en lo profundo, nos muestra una realidad aún patente: la discriminación y
la marginación en una ciudad ridícula e hipócrita. Leamos:
¡Ni más voy a lima!
Recién
llegadito de la sierra, taita Serapio sincontraba caminando por el centro de
Lima, cuando, en eso, caray, tuvo deseos de pujar su necesidá.
—
¿Y aura quíago, carajo, adonde voy, siacá nuay campo ni corral ni chacra? —
dijo.
Y,
no pudiendo aguantar más la cosa, se bajó el pantalón en un rincón de la calle
e hizo el asunto sobre un papel de periódico y, ahí mismito, lo envolvió como
si juera un paquete común y se lo puso debajo del brazo, todo nervioso él.
Un
policía municipal que notó su nerviosismo, se acercó y le preguntó:
—
¿Qué llevas ahí?
—
Este... yo... ¡Un kilo de manteca, señor!
—
Ah, un kilo de manteca —dijo el policía,
todo cachaciento, balanceando su palo negro, mirándolo con harta desconfianza.
¿Y dónde lo compraste?
—
Este... pues... ¡En la bodega de la esquina, señor!
—
Ah, en la bodega de la esquina... A ver, vamos para allá. Ahora hay
comerciantes inescrupulosos que están engañando en el peso de la mercancía.
En
la bodega, el policía pidió al comerciante que verifique el peso del paquete.
Púchika,
faltaban cien gramos pa' que seya un kilo completo.
—
Ah, conque usted está engañando a sus clientes en el peso — dijo el policía.
—
¿Yoooo? — siasombró el comerciante —. ¡Yo no le vendí nada a este serrano,
señor policía!
—
¡Cómo que no, carajo! — siamargó el policía, golpeando el mostrador de la
tienda — . ¡A ver, abra el paquete para ver!
Y
el tendero lo hizo así. ¡Y ya pueden imaginarse lo que encontró!
Diay,
dizque taita Serapio salió derechito a la cárcel por cochino y cagón.
Por
eso, cuando llegó a nuestra querencia, llegó todo rabioso, diciendo:
—
¡Ni más voy a Lima, carajo, porque allá todo está bien controlau! ¡Allá, tienes
que cagar un kilo completo o si no te vas derechito a la cárcel!
Para taita Serapio,
Lima es un campo de batalla cuya única fórmula infalible para sortear satisfactoriamente
la discriminación y el ninguneo, es el humor y el enfrentamiento frontal, con
el poder que discrimina. Taita Serapio sabe que las más grandes armas que tiene
contra la discriminación y marginación, es su voz, su propia interpretación del
mundo y la lucha, no por cambiar al sistema (sueño, utopía), sino por “sacarle
la vuelta” al mismo, para sobrevivir en una ciudad que acultura y destruye los
sueños. El discurso de taita Serapio es directo y defensivo, mordaz.
En suma, nuestro
personaje debe aprender a vivir en un país que ya no le pertenece, con gente
que le irá enseñando por las buenas o por las malas a no dejarse derrotar.
Nuestro taita, no es un cobarde, sino que irá aprendiendo las “malas mañas” de
las personas “buenas” y no se volverá malvado, sino que se convertirá en
alguien astuto. No hay opción, el pícaro debe asegurar su existencia y tentar
su felicidad; y aunque para algunos taita Serapio nos parezca un ser ignorante
y repulsivo, él sigue feliz bebiendo, comiendo, gozando y criticando la
hipocresía, política, cultural y religiosa con el pedazo de vida que los apus
le dieron.
Paolo Astorga
excelente producción de Socrates Zzunaga y felicitaciones por el articulo...
ResponderEliminarAncha allinmi, ichaqa pisillaraqmi hamutaykuna kachkan. Kusikunim kay qillqata likaykuspay. Qamya allinlla wawqiy Socrats kukay.
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ResponderEliminarEstoy buscando el libro no lo encuentro vivo Por lima y hace unos años oí del libro y lo ando buscando alguien quien me pueda ayudar a conseguirlo
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