Desde la montaña grito tu nombre
Desde la montaña grito tu nombre
Gloria Mendoza
Borda
Lluvia
editores, 2013
Desde la montaña grito tu nombre (Lluvia editores, 2013) de la poeta Gloria Mendoza Borda (Ciudad del lago, 1948) nos envuelve desde los
primero versos en una atmósfera donde todo comunica, donde lo espiritual es
referente y conexión. Los poemas de Gloria tienen una fuerte raíz andina y esto
se observa de manera patente, pues podemos captar en cada poema recorrido, una
voz que construye un diálogo que no parte de lo posmoderno, sino que se
interioriza en la comunión con la naturaleza que entrega sus secretos, su
necesaria magia en un mundo signado por el caos. El poema siempre es un
nosotros, una necesidad de unión con lo comunal. La naturaleza y el hombre son
uno solo y el flujo es movimiento de vida y creación, allí donde el dolor, la
soledad y la pérdida son a la vez parte de un ciclo vital, pues:
desempolvando la miel de los balcones
asumo la dimensión de fuego
heredad de historia en lengua de las montañas
en lengua de río en lengua de poeta.
La poeta es la que grita su canto, el canto vivificante hacia la
naturaleza que es al fin y al cabo la madre o bastión de todo lo que vive. Es
el centro de la reflexión, la conexión mayor. La matriz. El símbolo por
antonomasia de la naturaleza como elemento vivo y en constante movimiento es la
montaña, es decir, aquel elemento andino que tiene la tutela de un pueblo pues
controla desde la geografía, clima, hasta la misma idiosincrasia de un pueblo y
sus formas de actuar respecto a la naturaleza. La montaña es el apu, es el dios
que protege y que habla, que canta. Por eso el canto de Gloria es un canto que
linda el agradecimiento y el asombro, la totalidad de lo que, aunque cotidiano
y simple, guarda un secreto que une, solidariza y hermana.
están los campesinos emparentándose
con los cielos y la muerte entre los vivos
nevado horizonte furia
desesperanza
agonía de desheredados
a pesar de todo
sois los dueños absolutos de las montañas
agonía de desheredados
a pesar de todo
sois los dueños absolutos de las montañas
dueños del espacio
sideral dueños de los árboles y los pájaros
dueños de la leche recién ordeñada / dueños del trigo
y la pureza de las flores.
dueños de la leche recién ordeñada / dueños del trigo
y la pureza de las flores.
Una inmensa ternura puebla todo el libro y desnuda una voz que ha
logrado reconocer el verdadero ciclo de la vida: la naturaleza como totalidad
que aunque venza la muerte, aún la historia y la vida persisten como
manifestaciones de la naturaleza vivificada, animada y protegida por el
enigmático personaje aymara de Martina que permite la travesía, el necesario
encuentro con todas las sombras y las evocaciones.
SEÑORA TRISTEZA
Buenas noches mama Martina acompañada de yatiris
de la lluvia en agonía entre triste trinos
luego de relámpagos de las penas cotidianas
corola deshecha madre tierra entre pólvora y voces
en este movimiento de lava y piedra
sentimos flechazos de pájaros salvajes
en nombre de la inocencia humedecida por lejanos sueños.
La poesía de Gloria Mendoza es una poesía desprovista de oscuridad. La
luz es su signo más patente, la búsqueda y la descripción del universo natural.
Es a partir del discurso poético que se puede pintar la vida y captar su valor
trascendente, la eternidad de los momentos:
EPÍSTOLA PRIMERA
Charco de tierra destruyo la voz del olvido luego del diluvio
acuérdate que existen ovejas en copos de nieve
la trenza airada de mama Martina y la
canción
de la sacerdotisa implorando no al aullido de los perros
no a la boca viperina si a la ruda sí al romero si a las rosas
escucha poeta la estación termina
y las cosas que dejaste
las calles donde las esquina son faros
el cielo multiplicando sus astros
la sonrisa la muerte/ aún todo está intacto.
En suma, Desde la montaña grito tu nombre, es un canto a la vida y a la
eternidad de la poesía. Gloria nos demuestra con un estilo agradable y profundo
una necesidad por reivindicar, por darle una voz a sus experiencias y sobre
todo mostrar ese deseo por perennizarse en la naturaleza viva y en movimiento.
Paolo Astorga
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