Nuevas
Batallas
Nuevas Batallas
Willy Gómez
Migliaro
Arteidea, 2013
“Dentro de un estado descompuesto hay esperanza”, con este primer verso, el poeta Willy
Gómez Migliaro (Lima, 1968) nos adentra a su libro Nuevas Batallas (Arteidea
Editores, 2013), un poemario muy honesto y a la vez fragmentario. El poeta se
adentra a una dualidad que se reconoce mientras se viaja por la sustancia del
libro. Él nos presenta un espacio degradado por la corrupción, la indiferencia
y el hastío de los objetos que nos rodean sin decir nada. La poesía de Willy
siempre es antitética. Por un lado el lenguaje construye un mundo posible que
emana vida y mensaje, significado que reconstruye una memoria colectiva. Por
otro lado, esta voz poética, nos erige su discurso y se extiende entre un
neobarroquismo que nos deja en cada lectura un apasionante revelación. Entre lo
sórdido, ante lo aplastante, el poeta pretende, cual profeta, mostrarnos una
purificación que aún es posible solo si la comunión de espíritus es posible.
Sin embargo, la violencia es un cáncer que habita en nuestra propia carne y el
poeta lo sabe y, aunque el mundo está plagado de esta, solo le queda librar la
batalla contra sí mismo.
Todo el poemario
está plagado de un deseo por reconstruir una memoria que sin embargo, no es
posible, sino soluble. Al iniciar la travesía, la batalla, la voz nos narra las
miserias y esperanzas de un cuerpo que es un país, un individuo, una metáfora.
Entiende que el devenir del tiempo sicario es único y nunca relativo. Un hálito
de insatisfacción que se hace memoria sangrante puebla este libro, una
melancolía posmoderna ante la violencia interna que destruyó nuestra humanidad:
He apostado, qué más da.
Demasiado se nos induce a
probar suerte.
Es distinta la imposición y el alcance al entrar a un país,
al
llegar sin demora a un terral
después de viajar 900 Km en ómnibus interprovinciales
y saber que aquí hubo entierros. Demasiada imposición
de imagen.
y saber que aquí hubo entierros. Demasiada imposición
de imagen.
Iniciaste batallas de viajes y estudios
y al final
solo esencialidades que parten de sus resurrecciones
en un medio de comunicación sin sentido.
en un medio de comunicación sin sentido.
Es la frustración y
la simbólica violencia del tiempo y la miseria lo que hoy se vive. Willy Gómez
ha configurado un universo de antagonismos. Entre el poder y la rebeldía de la
naturaleza, de la purificación, de la esperanza; donde coexisten en eterna
batalla el paraíso y el infierno:
Pasan la cuenta cuando el poder se vuelve un
jardín tecnológico.
Suben
con poleas
y los geranios van cayendo. El poder
encierra.
Y entonces el
antihumanismo lo puebla todo. La batalla ya no es enfrentarse a ese “animal
tecnológico”, a ese Poder, sino solo coleccionar y preservar con la palabra,
con las imágenes que solo permite lo poético, esa memoria desgarrada de la
violencia que no se puede borrar pues es herida abierta y caliente todavía,
pues:
La gente desentierra lo que su país esconde,
y en un despegue con las manos sucias vuelven/ trans-
portan salas de emergencia.
y en un despegue con las manos sucias vuelven/ trans-
portan salas de emergencia.
Sin embargo en la
batalla, en la lucha por aprehender la realidad contradictoria, soluble, el
poeta encuentra a su ser contingente y desvalido, ante un país que ha mutado,
se ha silenciado en apariencia:
El país se redefine, cielos, qué hice.
Toda mi vida preparando el discurso mientras subía
toda mi vida sin luz & sin ningún papel.
toda mi vida sin luz & sin ningún papel.
Solo el regreso importaba
o la reconstrucción del quebranto y su estado débil desde el poder.
o la reconstrucción del quebranto y su estado débil desde el poder.
En suma, Nuevas batallas es un libro donde el
enfrentamiento es con nosotros mismos. El discurso recargado y lleno de
alusiones a diversos puntos del tejido cultural occidental, enfrentan al poeta
a un único signo: El desafío por la reconstrucción y preservación de lo humano
que se resiste al abandono de la nada, del olvido que carcome a nuestra
sociedad decapitada. El poeta es un maníaco de la libertad, un condenado, que
danza en su éxtasis mientras las máscaras de los “extras” se incendian en su
hipocresía o indiferencia.
Paolo Astorga
Atrayente y reflexivo es lo que de este texto queda en mi memoria. Definitivamente Nuevas Batallas invita a ser leido.
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