miércoles, 3 de agosto de 2016

"Gradus" de Roy Dávatoc - Paolo Astorga

Gradus

Gradus
Roy Dávatoc
(Editorial Amarti, 2015)


Escrito por: Paolo Astorga


Gradus (Editorial Amarti, 2015) del poeta peruano Roy Dávatoc (Jaén 1981) es un libro transparente donde la única certeza es la muerte. La muerte es un signo único que se diluye en la infinidad de símbolos que convidan sus versos. El poeta reconoce en la vida su dolor y su ausencia como un inevitable proceso de desmoronamiento. Sin embargo es en esa frustración de finitud, en esa agonía melancólica donde la libertad se presenta como una posibilidad para la belleza. El mar, como un signo patente de inmensidad e incertidumbre será el motivo poético por excelencia; esa ventana para contemplar las heridas del tiempo y su necedad:

EN LA PLAYA, las aves crecen en la altura
y se arrancan las alas para aliviar el vuelo

Muy cerca de las barcas
hay un tiempo brusco en que me abandono
y me preocupa qué demonio me contamina entero

Pero dentro del agua
parece todo un mineral encendido
sobre órganos increpantes de roca

¿Acaso
no estamos solos?

La muerte tiene a los hombres
y el cielo a los pájaros.

Otro de los símbolos patentes son los pájaros, los pájaros y su lejanía, su imposibilidad, su fragilidad. Es aquí donde la poética de Gradus adquiere un matiz más sensual, más nostálgico, más amoroso. La ausencia de lo amado no es sólo dolor equidistante, no es sólo lejanía. Lo vivido se agolpa como veneno para el amante que contempla el mar y los pájaros. El poeta sabe bien que su canto es tan inútil como la metáfora exacta, sin embargo, en ese reconocimiento de nimiedad, de vacío existencial, puede extraer la verdad de la vida en un chispazo, en una imagen que reconcilia o asesina; el olvido que es otra vez una gran extensión de agua salada.

Durante la tarde un UMBRAL
crece dentro de mi cabeza

Posada entre los maizales
los pájaros se hacinan
en tu frente y tu voz se vuelve
una voz clara de laguna

La carne frente a los cañones
estalla en el corazón

inconsecuente

me dijiste:
hay dolores que sólo
son tragados por el mar,

sal del alma.

Quizás el poema donde el símbolo de volar como un deseo y frustración esté más presente es el siguiente:

ÍCARO
¡Mi primer complejo de pájaro
reventó cual una revelación!

Un dios sin cabeza proyectándome el crepúsculo.

Y el mar también es ilusión de una edad impoluta. Todos hemos visto por primera vez el mar y hemos sentido su inmensidad como un golpe en el alma, como un gran remezón. El poeta que canta al mar, no es sólo el que arroja sus frustraciones, sino aquel que añora, con imposible resultado, al ser rebelde que dejó para volverse un simple ser adaptado a la violenta vida que “me disparó a matar”.

Yo que estuve muchas veces CERCA DEL MAR,
me pude pensar con él en todas sus variaciones

Hasta imaginé en una ocasión
que todo su contenido era caos antinatural
y se volvía torrente en los esteros

Ahora estoy en algún sitio lejano y
parece que la vida me disparó a matar.

En este viaje existencial de los remordimientos y las lejanías, el poeta nos muestra una de sus imágenes más impactantes. Va presentando sus imágenes que poco a poco se centran en intensidad con ese otro deseado, con ese otro ausente y perdido. No recurre sólo al recuerdo, a la añoranza amatoria y directa, sino que más bien usa el universo mismo para poetizar sus desmoronamientos, la sordidez de un vivir sin mayor sentido que el vacío y la derrota. El huir es patente, la reducción de lo humano en puñados de mar, en pájaros suicidas, en rostros deformes y ausentes, en muros que se erigen sólo para mancillar la carne que no puede escapar del amor. El poeta sabe que es un eterno observador, un paciente veedor de la destrucción del alma que el tiempo devasta hasta convertir cualquier misterio, cualquier posibilidad en naturaleza muerta.

Todas las añoranzas del campo
en el camino
dejarán algo de ti que nace
muere
reverdece nunca

Pero desde lejos
cuando mañana, triste
yo nunca llegue a ti

me patearás el pecho y la cabeza
mientras un pájaro
se clave de pico CONTRA LOS MUROS

y las venas de la frente me deformen
el rostro

¡Ah, contra los muros!

Mi iré
lejos
cuando mañana, triste,
yo nunca llegue.

No obstante ante la destrucción va el amor sin más palabras que el pasado, que lo ya dicho. El poeta entiende entonces, que el amor no es sólo un momento, no es sólo una imagen que se debe convertir en metáfora ante el abandono o ser un motivo para el arte del suicida, sino que amar es antes que cualquier cosa, antes que cualquier residuo de dolor, un deseo inmanente de resistir el lenguaje imposible como una piel que toca y deja huella, de detener el universo mientras el tiempo no perdona.

Tu rostro PERPETUO en mi memoria,
tu sabor a infinito
en mis manos,
tus genitales de ángel,
tus ovarios iridiscentes

contra mi cuerpo,
tus restos y tus rastros
palpitando...

Tu aliento y tu boca
en mi lengua,
tu cuerpo de pan y de fruta

Quiero decir que tengo
la luz velada del deseo
y la huella del amor
como una capa
sobre mis hombros,

amaneciendo.

Ahora bien, la sección más melancólica del libro es, sin duda, Volitar. Lo existencial como pesar de un cuerpo que se cansa de ser; la inmensidad que empequeñece y castra; la tristeza nuevamente de la ausencia y un deseo por querer cantar lo lejano que se está de inventar la felicidad. No obstante el poeta reconoce en esa oscura tristeza de seguir vivo, de seguir cantando, que el dolor es lo más hondo y más humano que tenemos. Sólo se canta el dolor cuando la cuota de amor ha terminado y entonces sólo queda el tiempo, soberbio e indiferente avanzando su comparsa devastadora mientras sólo queda la guía de lo lejano, la pérdida y el dolor de que todo se puebla de desolación.

LA TARDE se posa sobre Lima
como una sábana de mariposas negras:
la gente, los animales, las cosas;

cae silenciosa, tímida en esencia;
cae con nostalgias y crepúsculos,
nos reviste la sombra
y en sustancia es muy triste

Nos cae a las manos nacidas en sangre,
al alma crecida en ausencia,
doliéndonos los huesos

Y en suma resolución
la tarde es muy triste

y casi todo, ¡Dios!, por completo es triste.

Y sin embargo el poeta en este gran transitar, en este viaje trasatlántico al dolor, nos deja un ápice de esperanza. Herido como “un toro blanco”, se enfrasca nuevamente en ese deseo por soñar, por restaurarse ante la destrucción del “mundo” de su mundo. El poeta reconoce entonces que la única victoria es la vida misma, vivir, contemplando lo humano en su conjunto, sorteando el dolor y la fragilidad de las metáforas. Este constata en última instancia que la única certeza se encuentra en la posibilidad de seguir a pesar de cualquier desmán.

UN DÍA te despiertas con la cabeza
llena de bramidos,
sin vísceras ni órganos bucales,
sin esa tristeza de fuerza en reposo

Entonces te imaginas un toro blanco
galopando la mar con los cuernos mutilados
cargando en su lomo el resplandor de un nuevo día.

En suma, Gradus de Roiser Dávila Atoche, nos muestra sin ambages un libro transparente y estremecedor. Sus poemas cortos y precisos influenciados por una poética vallejiana y simbolista nos invitan a un viaje interior, a un reconocimiento de las eternas heridas después del amor y el placer de la unidad. Su discurso no se basa en la trascendencia del lenguaje, sino en la comprensión del tiempo y del dolor. El dolor que aunque castra, desmorona y destruye, permite a fin de cuentas, humanizar el universo entre las lejanías y la pasión por vivir, vivir, existir más allá de cualquier realidad.

"Pintura roja" de Willy Gómez - Paolo Astorga

Pintura roja


Pintura Roja
Willy Gómez
(Paracaídas Editores, 2016)



Escrito por: Paolo Astorga


Pintura Roja (Paracaídas Editores, 2016) del poeta peruano Willy Gómez es un poemario que se encuentra en constante confrontación con lo real, pero no con esa realidad de los grandes mitos, sino con la realidad de lo que a simple vista no se ve, una contemplación del espacio común. El sujeto poético busca siempre una construcción del ser, cuestionando sus actos a tal punto de ser un acumulador de imágenes y polifonías. Todo objeto, toda situación, toda idea, infunde reflexión en el poeta al punto de encontrarse en la angustia de una especie de aislamiento, del cual la única salida será la palabra:

cierta reconstrucción se llena de amor desde afuera
la etapa siguiente del viaje es el mismo camino:

dimensión de un modelo encuadrado
variable sin sentido

hay dolor aquí dentro

la muerte aparece oculta con su belleza colorante
crece un espejo y los niños abrazan a las madreselvas

arriba donde aparece el sol uno puede definir un país sobre la hierba
la piel de algunos árboles
y una segunda división que habitúa la fijeza

La estética de Willy es la de las palabras en su ambivalencia. La palabra no es solo sonido, sino un color, un significado que permite la posibilidad expresiva del dolor, la ternura y la violencia desde un concepto que resulta clave para su lectura: La larga historia de dominación española. Aunque a primera vista los poemas de Willy buscan reafirmar a los sujetos en sus experiencias vitales, también quieren mostrar el eterno movimiento de la creación verbal que en el discurso discurre como un río que mezcla y rumorea historia, memoria, identidad y una profunda nostalgia de lo que se ha perdido. El poeta no pretende solo admirarse ante el pasado, sino mostrar la huella de lo que persiste. Por eso la poesía de Willy es un canto de resistencia, pero también un canto del individuo frente a la infinita fragmentación der sus identidades: Soy lo que vivo y lo que mi boca dice:

sobre las baldosas de una callecita
las carbonas musicales y sus perspectivas
asombran el cielo de un país naciente
y las guerras
las espejas renunciaciones como defino a todo eso allá arriba
son expediciones
dominios del sol
o hermosa cruz hecha en la vestimenta de quienes toman parte
de esa cadena de bocas abiertas

un estigma de la conquista es el arcángel de rostro afeminado
resistiendo a los indígenas

infiel incesante
la política se da aquí
¿esto supone la unión de todos los pueblos?

todo amor se anuncia por la predicación
pronunciar un voto solemne
una cruz de manos sucias
son privilegios temporales

o alta nobleza para el hombre del reflejo
que tiene derecho a la exención de personas y de tierras

gran poder sin ser ciego en realidad frente a la destrucción

altas olas y cuerpos en el torneo de las aguas

las divide un horizonte desde la izquierda

allí aparecen los hombres del progreso
y los deportes
la competencia y la muerte

Es un hecho: el tránsito es contemplación. El poeta busca verse en los otros y en sus cotidianidades. La cotidianidad habla y muestra su estética ambivalente: el dolor y la muerte, entre la vida, entre la necesidad de ser y existir. El dolor, aunque nos mantenga en la tensión de los límites, posibilita la comunión, y también la expresión. La voz, aunque se vea devastada por la violencia del tiempo aún es consciente y puede profundizar en las múltiples dimensiones de lo real, por eso el poeta dice:

la distancia apunta y recuesta su panorama

me prometí un momento de atención
la calma y el habla

no un escrito a ciegas

Es por esa observación, en ese sentir al otro, que el poeta también muestra lo "rojo" en la pintura. Su postura política jamás es una reivindicación por la negación. No. El poeta quiere siempre mostrar, no solamente transformar. La debilidad no es su magia, no es la esencia de su color. Su misión es la pregunta, el cuestionamiento, el asombro frente a lo que parece ya una "gran catedral" imposible de vencer. La naturaleza es la huella que el poeta intenta perennizar o por lo menos hacerla más viva. Nótese entonces ese fuerte animismo que imprime en su discurso cuando trata de ofrecernos su visión. El poema no es una verbalidad referente a una escena clásica entre el ser y el cuerpo amado, sino es un intento por constituir en esas palabras, en esas imágenes que parecen despojadas de toda “poética”, un universo múltiple, heterogéneo donde la “verdad” revelada es siempre para los seres que se pierden en el laberinto, para los que han ingresado a la contemplación ya no de las cosas en sus eternas frialdades, sino en sus infinitos significados, los infinitos matices del rojo.

fue un logro haber amado el mar y sus islas
copiadas en un envoltorio de moluscos
donde casi oceánico
dejé seres comparativos
casi descompuestos en una lengua intemporal

no volveré más a ese cuerpo invasor
pero esas praderas
proyección de estado se cerrarán entre los árboles
y se hundirán en sus propios rededores

la existencia de los ríos o cielos deshechos baña
las piedras de las iglesias a medio construir

a ritmo de una necesidad
el cielo es verde
y algunas casuchas detrás de los pinos se visten de pavos reales
las silbadoras traen un lenguaje

esa es la idea que alguna vez definí
a partir de unas líneas dúctiles y ansiosas
cuando un canasto de frutas sobre mi mesa
era pisoteado desde un costado y frente a mí parecía caer

basé mi idea y anduve
por el camino de la abstracción

esas praderas que percibo bajo el sol como una bendición al principio
pero luego como un tumulto de materia inanimada
son ofrecimientos de la ilusión

interpuesta dicha utopía lo visible arde y nadie se salva

su convivencia me complace desde aquí
donde un nuevo río es la visión de estar
dentro y fuera de los rededores
o de cada movimiento inacabado

yo que nunca había conocido una pradera sino mares
envueltos en la niebla

bajo mis párpados para otra luz
una luz que debajo de mí tiene un comportamiento con la verdad

un peso de virtud y ofrecimiento distinto de sensaciones


El poeta al expresar, al mostrarnos su discurso fragmentado y ríspido, nos mueve a la confrontación. La historia misma que nos relata el poeta, es una historia de profundos enfrentamientos, de aniquilación, de sangre, pero también de grandes mitos. La deidad, los ángeles, el sol, la simple aparición de una ciudad o de una mancha generan los contrastes, y allí los signos para enunciar la belleza. El poeta intenta estirar los significados a tal punto de que las palabras ya no resultarán simples metáforas de un decir poético, sino pequeños piquetes para comulgar con la magia de un deseo por la totalidad. Pues sí, el poeta intenta una totalidad que prepondera antes que cualquier fin el movimiento histórico y la reivindicación de lo humano, no como un manifiesto, sino como un retorno a lo originario como punto de partida para lo universal.

Mapas despegados
mordidos por termitas

desde el principio esa realidad
de llegada a las puertas de emergencia
al empujar otra palabra o sacar mano del basurero

repartir lo ganado

al voltear esquinas demora una playa en un espacio de traslación
el caleidoscopio
y la mirada al fondo de un diagrama
se inclina

se hace porvenir la superficie devora en sus entierros la unidad
que alguna vez soñé:
revuelta de arcángeles
imposición desde arriba

anuncia techo planos calles y conchas como acertijos

abajo la unidad gira pareja playa al echar disfraces
frente a mí

el cuerpo entra bien a oscuras
al inclinar el futuro
parto el color de mis vestidos
parece decirnos la boca de luz blanca
alrededor de los oídos del santo
donde cae una especie de río
una curvatura
en los altares marca el deber cristiano

sin negros mejor
viste una piscina donde saltan los divertimientos

el cromatismo deja escrito una oscilación interna
y adhiere una conflagración de números mal hechos

incluso en el centro es acción visual
reconocimiento del lenguaje de espejos de piedras de mar

no hay en el centro concordancia mejor el avatar
de lado

negamos ese pasado para retocarnos la parte salida la parte profunda
o averiada dentro de una desfiguración

no damos nombre no damos forma al desvirtuar encaja una historia
sino la cuentas

querer santidad en el trazo representación del cuerpo en la noche
aprieta y marca la noche que ni siquiera es la noche sino extensión
algo partido oscuro al forzar signos que fueron creciendo como
salidas de emergencia rápida después los planos

No será extraño, pues, toparse con la larga historia de la otredad, con la manifestación de una patente aculturación, pero también con una coexistencia. La coexistencia es resistencia. Aunque la palabra es una tecnología frágil puede imponer un discurso, puede extirpar una idolatría, pero pagando la cuota de la contaminación. El poeta lo sabe y se goza en ello tratándose a así, no como un profeta, sino como un caminante en busca de una interpretación que se pueda leer en la mirada o desde ese vacío que es un inmenso desierto existencial, nuestra cultura milenaria que el poder niega pero que vive en lo rojo de la sangre:

algo por amar
uno queda obligado a terminar la esperanza
y la sucesión de los propósitos verdaderos
si es real la otredad de una acción diaria
y el episodio artístico como materia de intervención
a intervención
es lo único que queda del cuadro que veo
un mar adentro
faldas de cerros
lo nuestro es así

un desierto hablado

Entre la historia milenaria y la urbe que se alzan los vestigios, el poeta añora el pasado milenario. Pero hay de por sí algo curioso: Lo rojo es un estado de siempre alerta. La vida misma. Aunque la violencia de hoy es la indiferencia industrializada y compartida como pan rancio en redes sociales, el poeta puede observar un taki onkoy, la resistencia de lo que aunque vencido, aunque aplastado, sobrevive y enuncia sus significados. No existe entonces el cuerpo completamente sometido, sino las palabras que constituyen puentes que muestran lo bello y lo triste: La muerte que nos depara historia y gran olvido. El color rojo es confrontación, es la huella del pasado sobre las reivindicaciones. El rojo como connotación es sin duda violencia, pero además se integra una idea totalizadora: El nexo de lo que ha quedado como ceniza y la realidad. Entre esa violencia que se desencadena a la vez una historia de la resistencia ante la hegemonía e hipocresía del poder que se muestra transparente e hipnótico  sin contraste (el ángel, el arcángel afeminado) y el rojo como un signo que aglutina memoria, identidad, vida y resistencia.


los colores se recogen de su propia oscuridad
la invasión primera pinta una roca o un peñasco
y sobresale un río delgado que parece regresar a una variedad
de colores

parece el rescate de una historia en un acantilado
o hundimiento

fisuras como adornos

restauración entre medias tintas

arriba deben impregnarse de la señal
cuando el arcabuz entre los codos y los hombros
estire un blanco
porque el reclamo fue
que estuvieron hechos de monedas

dicho así entenderíamos opresión por buen gobierno

saco un héroe de mi sacrificio
saco un texto original
o letra que no insista en lo grotesco
sino en lo celestial

avanzar en el detalle
sobre la vuelta del sombrero como un fin del borde
o del enmarcado vuela
rojo

No se pueden negar la reiteración de imágenes cristianas desde una imposición. La naturaleza es para el poeta parte de un discurso animista. Toda la naturaleza dice. El único lenguaje es el lenguaje que se puede constituir como un paso deconstructivo. Diluirse para extirpar aquello que se censura. El poeta ha construido un lenguaje que se engarza con todas las voces posibles. Pero hay algo imposible: Decirlo todo, sin anular el sentido emocional de lo que nos hacemos con nosotros. Toda escritura busca liberar un veneno que neutralice al enemigo. Cantar la destrucción es tan necesario como hablar o como existir. Y entonces el canto me regresa a lo originario, a la naturaleza que impone la vida. El orden vivo de la naturaleza: Un árbol cantado. La dicotomía jamás es simple cuerpo aculturado, es una tendencia que ya no duele, que ya no importa. El ángel hermoso, la cruz política son hermosos asesino que nos acribillan mientras sentimos el placer del olvido. El color es mestizaje, el color es un signo de violencia, de vida, de huella histórica de humanidad.

el bosque divino debe ser una sensación cierta
pero una imagen incrustada
es más creíble que ese fastidio de estar mordiendo al padre

la conquista de futuro termina en lágrimas
el remedio
de involucrarse en riesgos de experimentar felicidad

destellos de vida en el lenguaje de la historia

nadie pudo hacerlo al pagar silencios

allá ellos
abren la boca muestran fuentes del río de donde perciben nacimiento

imagen de los principiantes
me atrevo aunque tarde mi emoción
como brecha de ser acontecimiento
sucede significante más pobreza notoria perplejidad
es una lástima menos
los insultos si restas la manía
todos hemos visto
fragmentos
ahora
de la diseminación que terminan aquí
sin partes la gente ve proclamaciones sin ser vista
los cilindros de agua son pozos
las cosas de la imposibilidad cuando no pasa nada
día del signo místico
empieza un movimiento de hormiga
un grito de hombre un cerdo
una rata abajo se corta serenamente el perro arriba el gato
y unos trozos de oscuridad
lo sé
el peor descubrimiento es la máscara

En suma, Pintura Roja es quizás uno de los libros de mayores contrastes en Willy, pero también uno de los libros más depurados y maduros. La lectura del libro no se reduce a encontrar un sentido y hablar desde allí, sino en multiplicarse o dividirse. Es un libro que implica una interpretación que debe despojarse de una retórica efectista. Debe ser digerido como un ideario, como un gran canto a la libertad de la palabra y de la vida misma. El poeta no quiere simples interpretaciones, ni tampoco convenientes encorsetamientos. Caer en el concepto en la reducción es de lo que quiere escapar. Mantener su voz multiplicada y voraz, polifónica y original es el signo de esa pintura roja en medio de la historia como remembranza de una inconformidad. La poesía misma es la inconformidad. No será sorpresa que este poeta nos ofrezca aún mayores exploraciones, mayores contemplaciones pues “todavía nuestra historia da para más”.



domingo, 19 de junio de 2016

Entrevista a Ludwig Saavedra Tarazona

Entrevista a Ludwig Saavedra Tarazona

La poesía para mí es un tipo especial de vibración. El trabajo de emitir dicha vibración implica una techné, es así que es un arte. Pero en el fondo no es algo que sepa, es algo que intuyo.

 Por: Paolo Astorga


¿Desde cuándo comenzó a escribir? ¿Por qué?
Empecé a los catorce años más o menos, creo que antes había escrito unos cuentos, influenciados por la lectura de los libros de aventuras de Julio Verne. Pero es a esa edad que empecé a escribir poesía. Yo leía sobre ciencias naturales, dinosaurios, música, sobre todo la clásica; y luego empecé a leer cuentos, novelas también, es así que llegué a la lectura de poemas. Los poemas de Rubén Darío me impresionaron porque entreveía en ellos mucha más belleza que en la prosa. Fue la música de las palabras y la grandiosidad de las imágenes las que me impresionaron tanto de su poesía. Rápidamente llegué a los vanguardistas, los más conocidos estaban en un libro de texto escolar de quinto, (yo estaba en segundo o tercero) y para mí fue una revelación: no sólo había hallado un medio de expresión que me conmovía profundamente por la belleza de la música (la poesía, intuyo, es un tipo especial de vibración) y las imágenes, sino que ahora veía que esa expresión que me fascinaba, estaba entregada a la libertad absoluta, verdadera, por decirlo de algún modo. Fue Vallejo, él me acompañó más profundamente que cualquier otro autor que haya leído en mi vida, y hubo un buen tiempo de mi vida que andaba yo con el libro de su Poesía Completa -que mosca azul había editado- a todas partes, lo leía todo el tiempo, dónde fuera que estuviera. Luego vinieron Moro y tantos y tantas poetas, pero siempre poesía, empecé a escribir poesía porque nunca acababa de escribir un cuento, la prosa me exigía una precisión que para mí era una pérdida de riqueza de sentidos que en la poesía veía se presentaban de manera sintetizada, polifónica, infinitamente más libre. Empecé a escribir poesía porque me dolía algo y quería expresarlo. El motivo del dolor en cuestión no es relevante, ahora comprendo que cualquiera sea el motivo se trata de una condición existencial humana, es porque habitamos en el Samsara. En ese sentido empecé a escribir poesía porque así aprendí a existir, a vivir; si no hubiera sucumbido al dolor.

¿Qué es para usted la Poesía?
No lo sé. La poesía para mí es un tipo especial de vibración. El trabajo de emitir dicha vibración implica una techné, es así que es un arte. Pero en el fondo no es algo que sepa, es algo que intuyo. Es algo que busco y encuentro mientras escribo el poema y puede acabar cuando le pongo el punto final y solo duró ese momento, no lo sé. Yo creo que es lo más sincero que puedo decir, es decir toda esa gente que espera definir algo como la poesía está bien que lo haga, pero no creo que lo sepan en el fondo, creo que inventan una definición y se acomodan o viven bajo ella. Ello no se sabe, se intuye.

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria
No hablaré de mi vida más que lo que está mencionado en la biodata, donde también figuran mis cuatro trabajos hasta el momento. Diré que en estos momentos estoy trabajando un quinto libro, con muchos más poemas que los primeros, teniendo en cuenta que los dos primeros son plaquetas. Se llama El tornasolado Samsara. Me gusta trabajar en paralelo, toda mi obra se escribe en paralelo. Es decir escribo y escribo y luego leo, corrigo lo escrito y digo este poema tiene un ritmo, unas imágenes como para Los arrecifes, o si no veo que habla mucho de los Andes, de la sangre, entonces ese va para Airampito, o si es como un trip en ácido, pero plagado de sutileza, color, delicadeza, entonces va para El mar de vinilo, si ya de por sí es de denuncia social va para Los poemas rojos, y así. Pero diría que ahora mi mente está abocada a la redacción y concepción de El tornasolado Samsara, que me gustaría publicar este año.

¿Cómo define su poesía?
Como una suite, musical, visceral.

¿Cree que el poeta es un ser obsesivo?
Creo que si se es poeta se vive obsesionado con la poesía.

¿Qué escritores o poetas han influenciado en su producción literaria?
César Vallejo, César Moro, Rimbaud, Sylvia Plath, Emily Dickynson, William Blake, Blanca Varela, Baudelaire, Ginsberg, Francoise Villon, Petrarca, José María Eguren, Eilson, Máximo Damián, Drummond de Andrade, Safo, Píndaro, Góngora, David Meza, Charlie Parker, Henri Matisse, Monet, Federico García Lorca  Billie Holiday, Lautremont, Girondo, Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiaro, creo que ellos y ellas.

¿Qué tan importante para usted es la literatura?
Muy importante, de ella vivo, por ella aprendí a vivir en palabras de Charlie García, y por ella viviré.

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
Siempre. Comprometido en el sentido de que se juegue la vida por su arte y los principios de su arte, sí, sea lo que sea signifique para él o ella, ser consecuente  con ello, no creo en la trasnochada dicotomía poesía pura- poesía comprometida, veo solo poesía y no poesía. Quisiera citar unos versos, son del poeta ecuatoriano Ernesto Carrión, porque ilustra con perfección lo que quiero decir (las mayúsculas son del texto):

ABRÁNSE EL CUELLO BIEN:
PORQUE TODA POESÍA COMPROMETIDA ES UNA POESÍA MUERTA.
Y TODA POESÍA NO COMPROMETIDA CON EL PRÓJIMO
TAMBIÉN ES UNA POESÍA MUERTA.
Y TODA POESÍA COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
Y NO COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
TAMBIÉN ES PURO EMBUSTE.

¿Cuál es el fin de su poética?
Comunicar rítmicamente belleza y dolor, es decir la experiencia misma de existir. Ya he indicado que es para mí el acto de escribir un acto de existir, de vivir.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?
No mucho creo. He dicho que escribo en paralelo, es decir voy explorando distintas propuestas de escritura, no las cambio, tengo varias voces y voy explorando en ellas, depurándolas o ensuciándolas más, según el caso.

Dentro de su  producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en especial?
Eso es difícil. Veras, diré la primera que se me vino a la mente: Los arrecifes.

¿Qué hace antes de escribir?
Nada en especial, porque puedo escribir en cualquier momento, en cualquier lugar, sumamente cómodo o incómodo, he escrito en buses interprovinciales, en playas paradisiacas en el Norte, en el desierto, en parques, follando, en mi habitación, en bibliotecas, en todas partes, en los tickets de una panadería en donde trabajaba, en salones de clase y la lista sigue. Lo que sí, me concentro mucho en esa actividad cuando la realizo, no es que escriba poemas enteros, como de inspiración, anoto ideas, motivos, imágenes, versos, y luego los trabajo. O a veces la inspiración consiste en que te entran unas ganas de corregir, leerte y trabajar los versos.

¿Qué opinión tiene usted sobre la poesía que se publica en la actualidad?
Opino que hay buenos poemas, y algunos buenos poetas. Y creo que se está en una etapa de exploración de algo nuevo.

¿Qué es para usted un buen libro?
Un buen libro es aquel que tiene eficacia estética.

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Cómo autor, qué soluciones le daría a este problema?
Sinceramente hay buenas editoriales, son las llamadas independientes las que realmente están publicando poesía, las más grandes solo tienen interés en seguir vendiendo a los poetas canónicos, o a los rancios de siempre, etc. Aun así ese panorama está bien desde mi punto de mi vista los poetas no necesitamos a los grandes sellos, por mí, las iniciativas cartoneras, o las iniciativas independientes, o las populares, fanzineras, underground, etc, son el medio apropiado para un arte vivo que fluye con la gente.

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?
No entiendo la pregunta. Parece que se me preguntará ¿Cree en Dios?, quizá quieres decir si creo en la autoridad de su indicación de cierta calidad literaria, o te refieres a su validez, o imparcialidad, en cualquier caso supongo que depende del concurso.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet, como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura, redes sociales, entre otras?
Opino que está muy bien todo eso. Me han publicado en algunos blogs y revistas virtuales. Concibo mi obra en formato de libro igual.

¿Cuáles son las obras que recomienda leer?
Todos los libros de los poetas que mencione anteriormente. Y además leer a Wittgenstein, a Derridá, los anarquistas y leer música y las obras tipo Historia del tiempo de Stephen Hawkins.

¿Cuál es el consejo que daría a los nóveles poetas?  
Les diría que vivan con mucha intensidad y que lean con mucha intensidad, sin perder nunca la naturalidad, la espontaneidad, nunca ponerse una careta.

Por último: ¿desea agregar algo más?     
No, no deseo agregar nada más. Muchas gracias.


Sobre el autor:
Ludwig Saavedra Tarazona (Lima, 1985). Aries. Su primera infancia la pasó a orillas del Río Huallaga en Juanjui, San Martín de Porras, en la Selva. Creció luego en Chorrillos, donde el mar era una presencia perenne que todo lo abarcaba. En casa el otro mar era la música. Justamente esos son los temas recurrentes en su poesía. Obtuvo un reconocimiento en la publicación Prima Fermata Literaria el año 2004, año que ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a la Facultad de Letras, a la escuela de Literatura.
Ha publicado dos plaquettes de poesía con el sello editorial Paracaídas editores: Florece y El mar de vinilo (2009 y 2013 respectivamente). Poemas suyos aparecen en diversas revisitas literarias y blogs. Ha organizado y participado en recitales llevados a cabo en diversos espacios de la ciudad de Lima. Se dedicó también a la docencia escolar, especializándose en estrategias lúdicas en la pedagogía del Plan lector, con un énfasis en el acercamiento de los estudiantes a la lectura y creación de la poesía. Ha participado en la Jornadas anuales de literatura los años 2005 y 2012), así como en diversos festivales de poesía como el Enero en la Palabra del Cusco, o el Cielo abierto de Barranca.
Recientemente ha publicado Los arrecifes (2014), conjunto de poemas, en edición cartonera con el sello Amaru Cartonera. Participa en el Festival iberoamericano de poesía Poquita fe de Santiago de Chile, así como diversos recitales en Santiago en la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile; y en el Primer encuentro mundial de editoriales cartoneras. Participa en el V Festival de Poesía de Lima. Luego de esta experiencia se hace editor cartonero, convencido que el reciclaje y la autogestión son el camino más acorde con su fluir. Así participa de la experiencia editorial cuzqueña Kunnin Munna con la plaquette Hartado de sonidos ( 2014), recorriendo y participando en las Ferias del libro del Cusco, Arequipa y Juliaca, así como en el Festival de poesía Tea party 3, en Arica.

Actualmente prepara Obayareti, una revista cartonera de poesía mundial, cuyo primer número cuenta con colaboraciones de Latinoamérica. Esta revista se presentará en la Feria del Libro de La Paz, Bolivia en Agosto de este año. También prepara un quinto volumen de poemas de título Airampito