jueves, 1 de junio de 2023

Cuento de ciencia ficción "Sueños de robot" de Isaac Asimov con actividades de comprensión lectora

 

Sueños de robot

Isaac Asimov


-Anoche soñé -anunció Elvex tranquilamente.

Susan Calvin no replicó, pero su rostro arrugado, envejecido por la sabiduría y la experiencia, pareció sufrir un estremecimiento microscópico.

-¿Ha oído eso? -preguntó Linda Rash, nerviosa-. Ya se lo había dicho.

Era joven, menuda, de pelo oscuro. Su mano derecha se abría y se cerraba una y otra vez.

Calvin asintió y ordenó a media voz:

-Elvex, no te moverás, ni hablarás, ni nos oirás hasta que te llamemos por tu nombre.

No hubo respuesta. El robot siguió sentado como si estuviera hecho de una sola pieza de metal y así se quedaría hasta que escuchara su nombre otra vez.

-¿Cuál es tu código de entrada en computadora, doctora Rash? -preguntó Calvin-. O márcalo tú misma, si te tranquiliza. Quiero inspeccionar el diseño del cerebro positrónico.

Las manos de Linda se enredaron un instante sobre las teclas. Borró el proceso y volvió a empezar. El delicado diseño apareció en la pantalla.

-Permíteme, por favor -solicitó Calvin-, manipular tu computadora.

Le concedió el permiso con un gesto, sin palabras. Naturalmente. ¿Qué podía hacer Linda, una inexperta robosicóloga recién estrenada, frente a la Leyenda Viviente?

Susan Calvin estudió despacio la pantalla, moviéndola de un lado a otro y de arriba abajo, marcando de pronto una combinación clave, tan de prisa, que Linda no vio lo que había hecho, pero el diseño desplegó un nuevo detalle y, el conjunto, había sido ampliado. Continuó, atrás y adelante, tocando las teclas con sus dedos nudosos.

En su rostro avejentado no hubo el menor cambio. Como si unos cálculos vastísimos se sucedieran en su cabeza, observaba todos los cambios de diseño.

Linda se asombró. Era imposible analizar un diseño sin la ayuda, por lo menos, de una computadora de mano. No obstante, la vieja simplemente observaba. ¿Tendría acaso una computadora implantada en su cráneo? ¿O era que su cerebro durante décadas no había hecho otra cosa que inventar, estudiar y analizar los diseños de cerebros positrónicos? ¿Captaba los diseños como Mozart captaba la notación de una sinfonía?

-¿Qué es lo que has hecho, Rash? -dijo Calvin, por fin.

Linda, algo avergonzada, contestó:

-He utilizado la geometría fractal.

-Ya me he dado cuenta, pero, ¿por qué?

-Nunca se había hecho. Pensé que tal vez produciría un diseño cerebral con complejidad añadida, posiblemente más cercano al cerebro humano.

-¿Consultaste a alguien? ¿Lo hiciste todo por tu cuenta?

-No consulté a nadie. Lo hice sola.

Los ojos ya apagados de la doctora miraron fijamente a la joven.

-No tenías derecho a hacerlo. Tu nombre es Rash¹: tu naturaleza hace juego con tu nombre. ¿Quién eres tú para obrar sin consultar? Yo misma, yo, Susan Calvin, lo hubiera discutido antes.

-Temí que se me impidiera.

-¡Por supuesto que se te habría impedido!

-Van a… -su voz se quebró pese a que se esforzaba por mantenerla firme-. ¿Van a despedirme?

-Posiblemente -respondió Calvin-. O tal vez te asciendan. Depende de lo que yo piense cuando haya terminado.

-¿Va usted a desmantelar a Elv…? -por poco se le escapa el nombre que hubiera reactivado al robot y cometido un nuevo error. No podía permitirse otra equivocación, si es que ya no era demasiado tarde-. ¿Va a desmantelar al robot?

En ese momento se dio cuenta de que la vieja llevaba una pistola electrónica en el bolsillo de su bata. La doctora Calvin había venido preparada para eso precisamente.

-Veremos -postergó Calvin-, el robot puede resultar demasiado valioso para desmantelarlo.

-Pero, ¿cómo puede soñar?

-Has logrado un cerebro positrónico sorprendentemente parecido al humano. Los cerebros humanos tienen que soñar para reorganizarse, desprenderse periódicamente de trabas y confusiones. Quizás ocurra lo mismo con este robot y por las mismas razones. ¿Le has preguntado qué soñó?

-No, la mandé llamar a usted tan pronto como me dijo que había soñado. Después de eso, ya no podía tratar el caso yo sola.

-¡Yo! -una leve sonrisa iluminó el rostro de Calvin-. Hay límites que tu locura no te permite rebasar. Y me alegro. En realidad, más que alegrarme me tranquiliza. Veamos ahora lo que podemos descubrir juntas.

-¡Elvex! -llamó con voz autoritaria.

La cabeza del robot se volvió hacia ella.

-Sí, doctora Calvin.

-¿Cómo sabes que has soñado?

-Era por la noche, todo estaba a oscuras, doctora Calvin -explicó Elvex-, cuando de pronto aparece una luz, aunque yo no veo lo que causa su aparición. Veo cosas que no tienen relación con lo que concibo como realidad. Oigo cosas. Reacciono de forma extraña. Buscando en mi vocabulario palabras para expresar lo que me ocurría, me encontré con la palabra “sueño”. Estudiando su significado llegué a la conclusión de que estaba soñando.

-Me pregunto cómo tenías “sueño” en tu vocabulario.

Linda interrumpió rápidamente, haciendo callar al robot:

-Le imprimí un vocabulario humano. Pensé que…

-Así que pensó -murmuró Calvin-. Estoy asombrada.

-Pensé que podía necesitar el verbo. Ya sabe, “jamás ‘soñé’ que…”, o algo parecido.

-¿Cuántas veces has soñado, Elvex? -preguntó Calvin.

-Todas las noches, doctora Calvin, desde que me di cuenta de mi existencia.

-Diez noches -intervino Linda con ansiedad-, pero me lo ha dicho esta mañana.

-¿Por qué lo has callado hasta esta mañana, Elvex?

-Porque ha sido esta mañana, doctora Calvin, cuando me he convencido de que soñaba. Hasta entonces pensaba que había un fallo en el diseño de mi cerebro positrónico, pero no sabía encontrarlo. Finalmente, decidí que debía ser un sueño.

-¿Y qué sueñas?

-Sueño casi siempre lo mismo, doctora Calvin. Los detalles son diferentes, pero siempre me parece ver un gran panorama en el que hay robots trabajando.

-¿Robots, Elvex? ¿Y también seres humanos?

-En mi sueño no veo seres humanos, doctora Calvin. Al principio, no. Solo robots.

-¿Qué hacen, Elvex?

-Trabajan, doctora Calvin. Veo algunos haciendo de mineros en la profundidad de la tierra y a otros trabajando con calor y radiaciones. Veo algunos en fábricas y otros bajo las aguas del mar.

Calvin se volvió a Linda.

-Elvex tiene solo diez días y estoy segura de que no ha salido de la estación de pruebas. ¿Cómo sabe tanto de robots?

Linda miró una silla como si deseara sentarse, pero la vieja estaba de pie. Declaró con voz apagada:

-Me parecía importante que conociera algo de robótica y su lugar en el mundo. Pensé que podía resultar particularmente adaptable para hacer de capataz con su… su nuevo cerebro -declaró con voz apagada.

-¿Su cerebro fractal?

-Sí.

Calvin asintió y se volvió hacia el robot.

-Y viste el fondo del mar, el interior de la tierra, la superficie de la tierra… y también el espacio, me imagino.

-También vi robots trabajando en el espacio -dijo Elvex-. Fue al ver todo esto, con detalles cambiantes al mirar de un lugar a otro, lo que me hizo darme cuenta de que lo que yo veía no estaba de acuerdo con la realidad y me llevó a la conclusión de que estaba soñando.

-¿Y qué más viste, Elvex?

-Vi que todos los robots estaban abrumados por el trabajo y la aflicción, que todos estaban vencidos por la responsabilidad y la preocupación, y deseé que descansaran.

-Pero los robots no están vencidos, ni abrumados, ni necesitan descansar -le advirtió Calvin.

-Y así es en realidad, doctora Calvin. Le hablo de mi sueño. En mi sueño me pareció que los robots deben proteger su propia existencia.

-¿Estás mencionando la tercera ley de la Robótica? -preguntó Calvin.

-En efecto, doctora Calvin.

-Pero la mencionas de forma incompleta. La tercera ley dice: “Un robot debe proteger su propia existencia siempre y cuando dicha protección no entorpezca el cumplimiento de la primera y segunda ley”.

-Sí, doctora Calvin, esta es efectivamente la tercera ley, pero en mi sueño la ley terminaba en la palabra “existencia”. No se mencionaba ni la primera ni la segunda ley.

-Pero ambas existen, Elvex. La segunda ley, que tiene preferencia sobre la tercera, dice: “Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando dichas órdenes estén en conflicto con la primera ley”. Por esta razón los robots obedecen órdenes. Hacen el trabajo que les has visto hacer, y lo hacen fácilmente y sin problemas. No están abrumados; no están cansados.

-Y así es en la realidad, doctora Calvin. Yo hablo de mi sueño.

-Y la primera ley, Elvex, que es la más importante de todas, es: “Un robot no debe dañar a un ser humano, o, por inacción, permitir que sufra daño un ser humano”.

-Sí, doctora Calvin, así es en realidad. Pero en mi sueño, me pareció que no había ni primera ni segunda ley, sino solamente la tercera, y esta decía: “Un robot debe proteger su propia existencia”. Esta era toda la ley.

-¿En tu sueño, Elvex?

-En mi sueño.

-Elvex -dijo Calvin-, no te moverás, ni hablarás, ni nos oirás hasta que te llamemos por tu nombre.

Y otra vez el robot se transformó aparentemente en un trozo inerte de metal. Calvin se dirigió a Linda Rash:

-Bien, y ahora, ¿qué opinas, doctora Rash?

-Doctora Calvin -dijo Linda con los ojos desorbitados y el corazón palpitándole fuertemente-, estoy horrorizada. No tenía idea. Nunca se me hubiera ocurrido que esto fuera posible.

-No -observó Calvin con calma-, ni tampoco se me hubiera ocurrido a mí, ni a nadie. Has creado un cerebro robótico capaz de soñar y con ello has puesto en evidencia una faja de pensamiento en los cerebros robóticos que muy bien hubiera podido quedar sin detectar hasta que el peligro hubiera sido alarmante.

-Pero esto es imposible -exclamó Linda-. No querrá decir que los demás robots piensen lo mismo.

-Conscientemente no, como diríamos de un ser humano. Pero, ¿quién hubiera creído que había una faja no consciente bajo los surcos de un cerebro positrónico, una faja que no quedaba sometida al control de las tres leyes? Esto hubiera ocurrido a medida que los cerebros positrónicos se volvieran más y más complejos… de no haber sido puestos sobre aviso.

-Quiere decir, por Elvex.

-Por ti, doctora Rash. Te comportaste irreflexivamente, pero al hacerlo, nos has ayudado a comprender algo abrumadoramente importante. De ahora en adelante, trabajaremos con cerebros fractales, formándolos cuidadosamente controlados. Participarás en ello. No serás penalizada por lo que hiciste, pero en adelante trabajarás en colaboración con otros.

-Sí, doctora Calvin. ¿Y qué ocurrirá con Elvex?

-Aún no lo sé.

Calvin sacó el arma electrónica del bolsillo y Linda la miró fascinada. Una ráfaga de sus electrones contra un cráneo robótico y el cerebro positrónico sería neutralizado y desprendería suficiente energía como para fundir su cerebro en un lingote inerte.

-Pero seguro que Elvex es importante para nuestras investigaciones -objetó Linda-. No debe ser destruido.

-¿No debe, doctora Rash? Mi decisión es la que cuenta, creo yo. Todo depende de lo peligroso que sea Elvex.

Se enderezó, como si decidiera que su cuerpo avejentado no debía inclinarse bajo el peso de su responsabilidad. Dijo:

-Elvex, ¿me oyes?

-Sí, doctora Calvin -respondió el robot.

-¿Continuó tu sueño? Dijiste antes que los seres humanos no aparecían al principio. ¿Quiere esto decir que aparecieron después?

-Sí, doctora Calvin. Me pareció, en mi sueño, que eventualmente aparecía un hombre.

-¿Un hombre? ¿No un robot?

-Sí, doctora Calvin. Y el hombre dijo: “¡Deja libre a mi gente!”

-¿Eso dijo el hombre?

-Sí, doctora Calvin.

-Y cuando dijo “deja libre a mi gente”, ¿por las palabras “mi gente” se refería a los robots?

-Sí, doctora Calvin. Así ocurría en mi sueño.

-¿Y supiste quién era el hombre… en tu sueño?

-Sí, doctora Calvin. Conocía al hombre.

-¿Quién era?

Y Elvex dijo:

-Yo era el hombre.

Susan Calvin alzó al instante su arma de electrones y disparó, y Elvex dejó de ser.

 

 

¹ Rash: en inglés, significa impulsivo o imprudente.

 

 

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. Elvex es un robot que ha soñado, infiere: ¿qué significa que haya soñado?

2. ¿Por qué la doctora Susan Calvin quiere saber qué soñó Elvex?

3. ¿Por qué Linda Rash es tan importante en la evolución de Elvex? Explica tu respuesta.

4. ¿En qué consistía el sueño de Elvex?

5. Según el cuento, ¿por qué los robots obedecen órdenes de los humanos?

6. Qué infieres de esta frase: “Un robot debe proteger su propia existencia”. Explica tu respuesta.

7. ¿Por qué es tan importante el "soñar" en este cuento? Explica tu respuesta.

8. ¿Qué infieres sobre el final del cuento? Justifica tu respuesta.

9. Si pudieras relacionar una palabra con la historia narrada en este cuento, ¿cuál sería? ¿Por qué?

10. Este es un cuento de ciencia ficción que muestra los avances científicos en el campo de la inteligencia artificial, ¿qué opinas sobre el cuento en general? Argumenta tu respuesta.

martes, 30 de mayo de 2023

Práctica de comprensión lectora: Leemos un texto sobre LA COMIDA CHATARRA

 

Práctica de comprensión lectora:
Leemos un texto sobre LA COMIDA CHATARRA

LECTURA:

La comida chatarra o comida rápida es hoy la manera más accesible de comer. Obviamente, que sea accesible no es sinónimo de saludable. Estos alimentos altamente procesados y llenos de grasas, azúcares y sodio son populares por su sabor y conveniencia. Sin embargo, su impacto en la salud es desastroso y a menudo se subestima.
 
Es cierto que la comida chatarra es deliciosa y a veces es difícil resistirse a su sabor, pero ¿realmente vale la pena el riesgo para nuestra salud? Consumir comida chatarra regularmente puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, los alimentos altamente procesados y ricos en grasas y azúcares pueden afectar negativamente el rendimiento cognitivo y la memoria.
 
El consumo excesivo de comida chatarra también puede causar desequilibrios nutricionales. Al elegir alimentos poco saludables en lugar de opciones más nutritivas, se pueden estar privando a nuestro cuerpo de los nutrientes esenciales que necesita para funcionar de manera óptima.
 
La comida chatarra también puede afectar negativamente el estado de ánimo y la salud mental. Los alimentos procesados y ricos en azúcares pueden causar picos y caídas en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede afectar el estado de ánimo y la concentración. Además, el consumo excesivo de comida chatarra también puede estar relacionado con la depresión y otros trastornos mentales.
 
En lugar de elegir comida chatarra, es importante preferir opciones alimentarias saludables y equilibradas. Esto incluye comer una variedad de frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros. También es importante controlar las porciones y escoger maneras más saludables de preparación de los alimentos siempre que sea posible, como papas al horno o sancochadas en lugar de papas fritas.
 
En conclusión, es crucial reconocer los riesgos asociados con el consumo de comida chatarra y elegir opciones alimentarias más saludables. Además, es necesario educar a los niños sobre la importancia de una dieta equilibrada y alentarlos a tomar decisiones alimentarias saludables. La prevención es la clave para mantener una buena salud y reducir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. En resumen, elegir una alimentación saludable es una elección inteligente y esencial para una vida saludable y plena.
 
RESPONDE:
 
1. ¿Cuál es el tema del texto?
a) La comida chatarra y la revolución de la comida.
b) El impacto de la comida chatarra en nuestra salud.
c) La comida chatarra y su consumo.
d) La comida chatarra en el mundo actual.
 
2. El título más adecuado para el texto sería:
a) Comida chatarra: una comida accesible.
b) La cantidad de azúcares y grasas de la comida chatarra.
c) Comida chatarra: un verdadero riesgo para la salud.
d) La comida chatarra: un fantasma invisible.
 
3. El autor, principalmente:
a) Critica la ingesta excesiva de comida chatarra que impacta negativamente en la salud.
b) Expone cómo las grasas y azúcares ponen en riesgo nuestra salud.
c) Informa que la comida chatarra son alimentos ricos y accesibles.
d) Expone que regularmente las personas conocen los riesgos de la comida chatarra.
 
4. El párrafo 2 no habla principalmente de:
a) Las enfermedades que causa la comida chatarra consumida esporádicamente.
b) Cómo la comida chatarra causa poco rendimiento cognitivo.
c) La naturaleza irresistible de la comida chatarra.
d) El impacto de consumir comida chatarra para nuestra salud.
 
5. Qué alternativa resume mejor el texto:
a) La comida chatarra causa problemas a la salud como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer.
b) Consumir comida chatarra puede impactar negativamente en nuestra salud, por eso debemos alimentarnos de manera saludable y equilibrada.
c) La salud y la comida chatarra son dos conceptos que no se llevan bien en la actualidad.
d) La comida chatarra es muy rica y accesible para muchas personas en la actualidad.
 
 
6. Según el texto, ¿cuál es la clave para mantener una buena salud?
a) La prevención.
b) Evitar siempre comer azúcares y grasas.
c) Entender que la comida chatarra es accesible.
d) Saber cocinar bien los alimentos.
 
7. El texto tiene el propósito principal de:
a) Argumentar sobre la facilidad con la que podemos adquirir y comer comida chatarra.
b) Exponer los beneficios y perjuicios de la alimentación saludable.
c) Persuadir a las personas a que sean ellas las que cocinen sus alimentos.
d) Persuadirnos para mejorar nuestra alimentación.
 
8. En el texto el término “cognitivo” se relaciona con:
a) Voluntad.
b) Aprendizaje.
c) Alimentación.
d) Peso.
 
9. A pesar de que este texto es claro con respecto a la comida chatarra, ¿por qué crees que hoy aún sigue siendo una de las formas de alimentación más comunes y masivas? Explica tu respuesta.

 

 

 

 

 

 
10. ¿Estás de acuerdo con lo planteado en el texto? ¿Por qué? Explica tu respuesta.

 

 

 

 

 
SOLUCIÓN:
1B
2C
3A
4D
5B
6A
7D
8B
9.-Posible respuesta: Básicamente porque es accesible y rica y eso hace que sea adictiva. Además, se infiere que el impacto de su consumo a la salud será a largo plazo, por eso las personas la consumen.
10.-Posible respuesta: Puedes estar de acuerdo o en desacuerdo, pero debes argumentar tu postura de manera lógica.


APRENDE MÁS SOBRE COMPRENSIÓN LECTORA CON ESTE VIDEO:







 

PRÁCTICA DE LECTURA: Cuento fantástico sobre LA LIBERTAD: "El acto libre" de José Edwards

 

PRÁCTICA DE LECTURA: Cuento fantástico sobre LA LIBERTAD: "El acto libre" de José Edwards
 



 
LECTURA: 
El acto libre
José Edwards
 

La Secretaria privada del Señor X, Director General de la Confederación Internacional de la Producción Universal, entró tímidamente en su privadísimo despacho con una tarjeta en la mano. Se la entregó balbuceando.
-Es un señor que solicita hablar con Ud.
-¡Que vuelva otro día! ¡Estoy ocupado!
-Es que este señor ha estado viniendo, día a día, desde hace ocho meses, don Alcibíades.
-¡Ah! ¿Sí? ¡Y cómo no me lo había dicho antes! ¿De qué se trata?
-No quiere decir. Asegura que es un asunto privado.
X pensó un poco; luego, botando la tarjeta al canasto sin mirarla, decidió:
-Hágalo entrar.
La verdad era que, en ese momento, no tenía nada que hacer.
Casi al instante apareció un viejito semijorobado, con un inmenso cartapacio debajo del brazo. Hizo una reverencia y se sentó frente al inaccesible magnate.
-¿En qué puedo servirle? -rugió X con una voz que estaba a punto de dar por terminada la entrevista.
-En nada.
-¿Cómo en nada?
-Soy yo el que puede servirle a usted; tengo un documento que creo puede interesarle.
En la forma más suave y silenciosa posible, dejó caer un descomunal volumen encima del escritorio.
X se sacó los anteojos; era un recurso que usaba frecuentemente con el objeto de pulverizar a sus interlocutores: su mirada miope tenía una expresión a la vez implacable y penetrante.
-¿Cómo así? -bufó.
-En estas páginas está escrita toda la historia de su vida pasada…
-¡Ah! ¡Chantaje! ¡Yo no invierto dinero en ese tipo de cosas!
-…y también la historia de su vida futura.
-¿De mi vida futura? ¿Está usted loco?
Por toda respuesta, el viejito dio vuelta trabajosamente el pesado tomo, colocándoselo de frente.
-Obsérvelo un poco, si gusta -insinuó.
X abrió el libro con avidez, calándose una vez más los anteojos.
-Puede usted estar seguro que no obtendrá un centavo de mi dinero -estableció, mientras se sumergía voluptuosamente en la lectura.
Hojeó rápidamente las primeras páginas: su niñez, su juventud.
¡Bah! No era difícil informarse de estas cosas con un poco de trabajo. Algunos detalles llegaron a sorprenderlo, sin embargo, en forma golpeante.
¿Cómo había podido alguien llegar a conocer los juegos y fantasías a que él se entregaba a los cuatro años, cuando defecaba interminablemente, sentado en su vieja y olvidada bacinica celeste?
¿Y sus calcomanías? ¿Su sapo de celuloide? ¿Su primera bicicleta? ¡Hasta la marca estaba indicada con acuciosa precisión!
Lo que más le interesaba, sin embargo, eran otras cosas. Ciertos pormenores indiscretos de sucesos ocurridos en su juventud y, muy especialmente, después de su juventud. Todo estaba registrado, por cierto, con lujo de detalles.
En seguida, empezó a hurgar datos referentes a sus negocios: los secretos de su contabilidad.
Después de unos diez o veinte minutos de lectura, su respiración se había hecho difícil y un sudor tibio le humedecía, en forma desagradable, la frente, el cuello y hasta la barriga. ¡Aquel libro era una verdadera bomba!
De pronto lo cerró y volvió a sacarse mecánicamente los anteojos, pero se los puso de nuevo enseguida.
-Su libro no me interesa -declaró enfáticamente, esperando aterrado la reacción de su adversario.
Pero el jorobado viejito no se inmutó, sacando, a modo de réplica, un segundo volumen de su cartapacio; se trataba de un documento bastante más reducido.
-Aquí puede leer usted un poco de su futuro.
-¿De mi futuro?
-Bueno, tal vez ya ha dejado de serlo. Es la breve historia de lo ocurrido entre usted y yo, desde que entré a esta oficina.
X abrió el segundo libro, esta vez sin hacer ningún comentario.
Después de leer algunos párrafos, dejó de sudar bruscamente, un frío intenso empezó a recorrer su cuerpo y, sin poder evitarlo, se puso a temblar como una gallina.
¿Qué significaba todo aquello? ¿Acaso se estaba volviendo loco?
El libro estaba allí, no obstante, sólido y tangible, y las letras se destacaban claramente sobre el papel. Sus últimas palabras, las que acababa de pronunciar, aparecieron escritas en letras de molde, como también sus últimos pensamientos, el orden exacto de su reciente lectura, sus sensaciones aun frescas y hasta la descripción detallada de cómo y cuándo se había quitado y colocado los anteojos.
Sin saber qué hacer, procedió a soltarse un poco la corbata y, en ese mismo instante, pensó con horror que este gesto suyo estaría ya escrito, con toda seguridad, en las primeras páginas del último volumen que el viejo conservaba dentro del cartapacio.
Entonces, se enfureció de golpe. ¿Acaso era posible, después de todo, que él no fuera otra cosa que un muñeco, un esclavo o un títere, en manos de ese viejo infeliz? ¿Que todos sus actos pasados, presentes y futuros, estuvieran de antemano ordenados y escritos en ese ridículo libraco?
Sin pensar qué hacía, se lanzó sobre su anciano visitante, procurando arrebatarle por la fuerza el último tomo. El viejo se defendió en forma obstinada, produciéndose entre ambos una especie de pugilato o forcejeo un tanto indecoroso que se prolongó por varios minutos, durante los cuales, afortunadamente, no sonó el teléfono ni entró nadie a la oficina.
A pesar de su aspecto frágil, el viejo poseía un insospechado caudal de energía física; pero X era por lo menos veinte años más joven, treinta o cuarenta kilos más pesado y, además, luchaba por algo que le pertenecía: su futuro, su vida y su libertad. Uno por uno fue torciendo los dedos del anciano, hasta obligarlo a soltar el pesadísimo volumen.
Por fin, ya triunfante, volvió a sentarse como si nada hubiera ocurrido, dando comienzo a su tercera y última lectura.
La historia se iniciaba, como lo había sospechado, con el asunto de la corbata. Luego se refería a la sospecha misma que había cruzado su mente: que aquello ya estaba escrito. Enseguida consignaba su furia y el acto ciego de arrojarse sobre el viejo.
Después, narraba con increíble fidelidad todos los detalles del silencioso combate, su victoria final y la iniciación de la lectura.
La página siguiente describía la lectura misma, y la subsiguiente la segunda lectura.
Y así continuó X, página tras página, leyendo la precisa descripción de cómo leía: corbata – sospecha – furia – pugilato – victoria – lectura – corbata.
Un obscuro instinto le decía que, si abandonaba el libro por un momento, éste empezaría a actuar por su cuenta, es decir a impartirle órdenes y a dominarlo. Por otra parte, si lo destruía sin leerlo, quedaría para siempre esclavizado a él: no podría dejar de pensar que, cualquier cosa que hiciera en el futuro, buena o mala, disparatada o sensata, ya habría estado escrita y anunciada en alguna de sus páginas.
Su única defensa parecía consistir, por lo tanto, en seguir aferrado al texto, sin dejar pasar una letra, una sílaba o una coma. Abrigaba, tal vez, la insensata esperanza de vencerlo por la velocidad, o sea, de leer con tal rapidez que pudiera en un momento dado llegar antes que él al futuro. En esta forma lograría, por fin, contradecirlo, ejecutando el ansiado Acto Libre o liberador.
El libro parecía adaptarse, sin embargo, al ritmo de la lectura, con la automática precisión de un reflejo o una sombra, mientras más rápidamente leía más rápidamente lo informaba de cómo había leído y con cuánta rapidez. Si, haciendo una trampa, se saltaba una o varias páginas, el libro ejecutaba el mismo salto, a la manera de un steeplechase o carrera de obstáculos; al explorar la última página, lo único que encontraba era el hecho ya conocido de que la había explorado y, si volvía atrás, leía que había vuelto atrás.
Después de un lapso no determinado, el viejito, vencido tal vez por el aburrimiento, se retiró en puntillas quién sabe hacia dónde y no ha vuelto a vérsele más.
En cuanto a X, por todo lo que sabemos, continúa leyendo o leyéndose leer, apresado en la trampa de su propia libertad, o de su propia clarividencia, sin atreverse a pestañear o a mover los ojos del texto, hasta el día de hoy.
 


PREGUNTAS DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. ¿Cómo es la actitud del señor X?
2. Infiere: Qué significa la expresión “¡Aquel libro era una verdadera bomba!” Explica tu respuesta.
3. Interpreta: ¿Qué significado simbólico tienen los libros que le trajo el viejo al señor X? Justifica tu respuesta.
4. Qué infieres de esta parte del cuento: “Un obscuro instinto le decía que, si abandonaba el libro por un momento, éste empezaría a actuar por su cuenta, es decir a impartirle órdenes y a dominarlo. Por otra parte, si lo destruía sin leerlo, quedaría para siempre esclavizado a él: no podría dejar de pensar que, cualquier cosa que hiciera en el futuro, buena o mala, disparatada o sensata, ya habría estado escrita y anunciada en alguna de sus páginas”. Explica tu respuesta.
5. ¿Qué quiere decir que el señor X está “apresado en la trampa de su propia libertad”? Explica tu respuesta.
6. ¿Cuál es el mensaje que nos quiere dar este cuento? Justifica tu respuesta.
7. Reflexiona: ¿Qué crees que debería hacer el señor X para solucionar su problema? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

domingo, 28 de mayo de 2023

Práctica de comprensión lectora: Leemos un texto argumentativo sobre las noticias falsas

 

PRÁCTICA DE COMPRENSIÓN LECTORA:
LEEMOS UN TEXTO ARGUMENTATIVO SOBRE LAS NOTICIAS FALSAS

Práctica de lectura


LECTURA:
El virus de la mentira

 
Juan Aurelio Arévalo Miró Quesada
 

La posverdad es un concepto marketero que sirve para describir la mentira de siempre. Quizás la diferencia con el pasado, como bien explica Jorge Paredes, editor de El Dominical, es que hoy las mentiras parecen inmunes a cualquier evidencia que demuestre su falsedad. En la era digital, que es la era de la inmediatez, la mentira y la manipulación apuntan a lo emocional.
 
Todos nos sentimos más seguros cuando estamos al lado de gente que opina como nosotros. Las redes sociales, con sus algoritmos, buscan eso. Te conectan con personas y con contenido afín a tus ideas, creencias y prejuicios. Hacen que todos vivamos realidades paralelas. Burbujas. Ya no importan los hechos, sino lo que te satisface leer, ver o escuchar. Y la discrepancia se vuelve agresión.
 
Si lo dijo fulano, debe ser cierto. Si me lo envió un amigo o un familiar, debe ser verdad. Peor aún, si tengo dudas, lo comparto, lo reenvío y sin darme cuenta multiplico su efecto desestabilizador. Acepto todo, aunque sea falso. Estamos ante lo que el periodista argentino Martín Caparrós define como la renuncia a la propia inteligencia.
 
Esta lógica perversa es gravísima, y genera un cortocircuito entre la misión de los medios de comunicación y la ciudadanía. Hoy, muchas personas consumen noticias para confirmar lo que piensan. El buen periodismo es exactamente lo contrario: te dice la verdad, aunque no te guste. Y te cuenta lo que otros no quieren que sepas.
 
En la actualidad, a más datos objetivos que pueden ser contrastados con documentos o estudios, más rechazo. Crece el complotismo y la idea de que detrás de cada hecho publicado hay un interés o un poder oculto.
 
Hoy los medios debemos hacer un esfuerzo para que la cultura de la verificación, que forma parte de nuestra rutina diaria, también forme parte de la vida cotidiana de nuestros lectores. El regreso al pensamiento crítico. El problema no es la tecnología, sino cómo la estamos usando. Así como es de sentido común pensar antes de hablar, pensemos antes de viralizar. Sobre todo, en tiempos de pandemia y de elecciones donde la información es vital.
 
Al fin y al cabo, la única forma de combatir los ‘fake news’ es frenar el impulso de reenviar y compartir sin razonar y con un periodismo que esté dispuesto a rendir cuentas y hacerse responsable de lo que publica. A más mentiras, más valor tiene el trabajo profesional de un periodista que sabe investigar y contrastar. Es importante que la gente lo sepa. Y es importante también que tanto ciudadanos como medios de comunicación dejemos de llamar ‘periodistas’ a quienes no lo son. Solo así podremos voltearle el partido a la desinformación.
 


RESPONDE:
1. ¿Por qué el autor ha titulado su texto como "El virus de la mentira"?
a)    Porque las mentiras han estado circulando mucho en esta pandemia, en cambio antes no era así.
b)   Porque el texto nos habla de lo dañina que puede ser la información falsa, así como la rapidez con la que se mueve, como si fuera un virus.
c)    Porque quiere llamar la atención al lector colocando una palabra novedosa.
d)   Porque intenta relacionar virus con la mentira. Dado que los virus son seres que no están vivos.
 
2. ¿Qué sentido contextual tiene la palabra "inmunes"?
a)    Acostumbradas.
b)   Libres.
c)    Asediadas.
d)   Empecinadas.
 
3. Se infiere que la posverdad apunta a:
a)    Lo emocional.
b)   La simple mentira.
c)    La asociación de conceptos.
d)   Un concepto marketero.
 
4. ¿Qué sentido contextual tiene la palabra "burbujas"?
a)    Pompas de jabón hechas con aire.
b)   Mentiras que creemos verdaderas por un momento.
c)    Espacios cerrados de donde no podemos escapar.
d)   Contextos seguros donde todos piensan como yo.
 
5. Se infiere en el párrafo 3 que la información dudosa o falsa
a)    Suele ser compartida en todos los casos.
b)   Acepta su propia naturaleza de falsedad.
c)    Tiene la característica de difundirse rápidamente y desestabilizar.
d)   Es rápidamente interpretada como falsa, pero aun así se difunde.
 
6. ¿Qué es la renuncia de la propia inteligencia?
a)    No poseer capacidad para dejar de enviar mensajes a nuestros conocidos.
b)   No desarrollar mecanismos para entender que una noticia es viral.
c)    No tener criterio para diferenciar lo verdadero de lo falso.
d)   La nula capacidad para aceptar que somos ciudadanos.
 
7. Para el buen periodismo:
a)    Más vale la verdad que la información dudosa que confirma lo que piensan los lectores.
b)   Suele difundir información sin contrastar.
c)    Explica a los lectores que todas las informaciones de las redes son falsas.
d)   Nos motiva a compartir información por las redes.
 
8. Según el autor, las ‘fake news’ se combaten con
a)    Limitando el acceso a las redes sociales.
b)   Pensamiento crítico.
c)    Con una cultura de la viralización.
d)   Con más información.
 
9. El autor critica principalmente
a)    La desinformación como un arma comunicativa.
b)   La falta de información en tiempos de pandemia y elecciones.
c)   La falta de rigor investigativo y de criterio de información tanto de los periodistas como de los lectores.
d)   La necesidad de dejar de llamar periodistas a quienes no han estudiado periodismo.
 
10. Este texto centra su crítica principalmente a la información que se comparte:
a)    En los medios impresos.
b)   En la sociedad de consumo.
c)    En los medios de comunicación tradicionales.
d)   En las redes sociales.
 
11. ¿Cuál es el mensaje que nos deja el autor con este texto?

 

 

 

 

 

 

 
12. El autor asegura que: “El buen periodismo es exactamente lo contrario: te dice la verdad, aunque no te guste”. ¿Estás de acuerdo con lo que dice? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

 

 

 

 

 

 

 

 
13. ¿Estás de acuerdo con lo planteado por el autor en el texto? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 


SOLUCIONARIO:
1B
2B
3A
4D
5C
6C
7A
8B
9C
10D
11.-Debemos aprender a razonar y tener criterio para diferenciar las noticias falsas.
12.-Se debe argumentar si se está de acuerdo o en contra de lo que dice el autor. La justificación debe resultar convincente.
13.-Se debe argumentar si se está de acuerdo con lo planteado por el autor del texto completo. Para ello se debe justificar de manera convincente dicha postura.

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