Práctica
de comprensión lectora:
Leemos
un artículo de opinión sobre LA PROCRASTINACIÓN
LECTURA:
Procrastinar no es un asunto de holgazanería, sino
de manejo de las emociones
Por Charlotte
Lieberman
“La procrastinación es un problema de regulación de
emociones, no un problema de gestión de tiempo”, dijo Tim Pychyl, un profesor
de Psicología y miembro del Grupo de Investigación sobre Procrastinación en la
Universidad Carleton en Ottawa, Canadá.
En un estudio de 2013, Pychyl y Sirois
descubrieron que la procrastinación puede ser entendida como “la primacía de la
reparación del estado de ánimo a corto plazo… por encima del objetivo de las
acciones planeadas a un plazo más largo”. Explicado de manera sencilla, la
procrastinación es enfocarse más en “la urgencia inmediata de administrar los
estados de ánimo negativos” que en dedicarse a la tarea, dijo Sirois.
La naturaleza particular de nuestra aversión depende de la tarea asignada o
la situación. Podría ser debido a que la tarea misma es inherentemente poco
placentera, como tener que limpiar un baño sucio u organizar una aburrida y
larga hoja de cálculo para tu jefe. Sin embargo, también podría resultar de
sentimientos más profundos relacionados con la tarea, como dudar de uno mismo,
tener baja autoestima, sentir ansiedad o inseguridad. Cuando fijas la mirada en
un documento en blanco, tal vez estás pensando: “No soy lo suficientemente
inteligente para escribir esto. Incluso si lo soy, ¿qué opinará la gente de él?
Escribir es tan difícil. ¿Qué pasa si lo hago mal?”.
Todo esto puede llevarnos a pensar que hacer a un
lado el documento y en cambio limpiar los frascos de la alacena es una muy
buena idea.
No obstante, por supuesto, eso solo engloba las
asociaciones negativas que tenemos con la tarea, y esos sentimientos todavía
estarán ahí cuando volvamos a ella, junto a estrés y ansiedad aumentados,
sentimientos de baja autoestima y de culpabilidad.
De hecho, existe un cuerpo de investigación
completamente dedicado a los pensamientos rumiantes y sentimientos de
culpabilidad que muchos de nosotros tenemos a raíz de la procrastinación, los
cuales son conocidos como Cogniciones Procrastinatorias. Los pensamientos
que tenemos sobre procrastinación suelen exacerbar nuestra angustia y estrés,
lo que contribuye a todavía más procrastinación, dijo Sirois.
No obstante, el alivio temporal que sentimos cuando
procrastinamos es lo que realmente hace muy vicioso el círculo. En el presente
inmediato, suspender una tarea brinda alivio —“has sido recompensado por
procrastinar”, dijo Sirois—. Y el conductismo básico nos ha enseñado que cuando
somos recompensados por algo, tendemos a hacerlo de nuevo. Esta es precisamente
la razón por la que la procrastinación tiende a no ser un comportamiento una
vez, sino un círculo, uno que fácilmente se convierte en un hábito crónico.
Con el paso del tiempo, la procrastinación crónica
tiene costos no solo a la productividad, sino efectos destructivos medibles en
nuestra salud mental y física, incluidos estrés crónico, angustia
general psicológica y baja satisfacción con nuestra vida, síntomas de
depresión y ansiedad, hábitos deficientes de salud, enfermedades
crónicas e incluso hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Si parece irónico que procrastinamos para evitar
sentimientos negativos, pero terminamos sintiéndonos aún peor, es porque así
es. Y de nuevo, debemos agradecer a la evolución.
La procrastinación es el ejemplo perfecto
del sesgo del presente, la tendencia de nuestra mente a dar prioridad a
necesidades a corto plazo en vez de las de a largo plazo.
“Realmente no fuimos diseñados para pensar hacia
adelante en el futuro más lejano porque necesitábamos enfocarnos en proveer
para nosotros mismos en el aquí y ahora”, dijo el psicólogo Hal Hershfield, un
profesor de Mercadotecnia en la Facultad Anderson de Administración de la
Universidad de California en Los Ángeles.
La investigación de Hershfield ha
mostrado que, a nivel neuronal, percibimos a nuestros yo del futuro más como
extraños que como parte de nosotros mismos. Cuando procrastinamos, hay partes
de nuestro cerebro que realmente piensan que las tareas que estamos
suspendiendo —y los sentimientos negativos que las acompañan y que nos esperan
del otro lado— son problema de alguien más.
Para empeorar las cosas, somos incluso menos
capaces de tomar decisiones bien analizadas y orientadas al futuro en medio de
una situación de estrés. Cuando nos enfrentamos con una tarea que nos hace
sentir ansiosos o inseguros, la amígdala —la parte del cerebro que funciona
como “detector de amenazas”— percibe esa tarea como una amenaza genuina, en
este caso a nuestra autoestima o nuestro bienestar. Incluso si intelectualmente
reconocemos que suspender la tarea nos creará más estrés en el futuro, nuestros
cerebros están todavía conectados para preocuparnos más por eliminar la amenaza
en el presente. Los investigadores llaman a esto “secuestrar la amígdala”.
Desafortunadamente, no podemos simplemente decirnos
a nosotros mismos que dejemos de procrastinar. Y a pesar de la abundancia de
los “trucos de productividad”, que se enfocan en cómo hacer más trabajo, estos
no abordan de raíz la causa de la procrastinación.
Debemos darnos cuenta de que, en esencia, la
procrastinación es un asunto de emociones, no de productividad. La solución no
involucra descargar una aplicación de gestión de tiempo o aprender nuevas
estrategias de autocontrol. Tiene que ver con manejar nuestras emociones de una
manera diferente.
“Nuestros cerebros siempre están buscando
recompensas relativas. Si tenemos un círculo de hábitos alrededor de la
procrastinación pero no hemos encontrado una mejor recompensa, nuestro cerebro
continuará haciéndolo una y otra vez hasta que le demos algo mejor que hacer”,
dijo Judson Brewer, director de investigación e innovación en el Centro de
Plenitud Mental de la Universidad de Brown.
Para reconfigurar cualquier hábito, tenemos que
darle a nuestro cerebro lo que Brewer llamó la Mejor y Más Grande Oferta.
En el caso de la procrastinación, tenemos que
encontrar una mejor recompensa que evadir, una que pueda aliviar nuestros
sentimientos desafiantes en el presente sin causar daño a nuestros yo del
futuro. La dificultad de romper la adicción a procrastinar en particular es que
existe un número infinito de acciones sustitutas potenciales que todavía
podrían ser formas de procrastinación, dijo Brewer. Es por ello que la solución
debe ser interna, y no dependiente de cualquier cosa excepto nosotros mismos.
Ahora ve a terminar de ordenar alfabéticamente esos
frascos de especias antes de que se convierta en lo siguiente que comiences a
procrastinar.
RESPONDE:
1.
El artículo explica que la procrastinación:
a) Es un mal que afecta a una gran parte de los niños
y jóvenes.
b) Está relacionada principalmente por la gestión
de tiempo.
c) Se relaciona con un problema de regulación de
emociones.
d) Existe porque las personas no saben organizarse
ni son disciplinadas.
2.
Se infiere según el segundo párrafo que la procrastinación se da:
a) Para atrasar involuntariamente las tareas que se
deberán presentar a largo plazo.
b) Como una excusa para no realizar aquello que se
debe hacer.
c) Para evitar emociones negativas.
d) Como una manifestación física de cansancio extremo.
3.
En el texto la palabra aversión tiene como significado:
a) Alegría.
b) Desorden.
c) Planeación.
d) Repulsión.
4.
Según el texto, aparte de los efectos en la productividad, la procrastinación:
a) Consiste en dejar las cosas para después.
b) Tiene efectos en la salud mental y física.
c) Alimenta la idea de que no hacer las tareas es
positivo.
d) Refuerza el hecho de que las actividades a largo
plazo son nocivas para la salud.
5.
Según el texto, las personas suelen procrastinar porque:
a) Tienen poco interés por el presente, por ello
procrastinan.
b) Son influenciadas por los beneficios a largo
plazo.
c) Se sienten más libres y con menos estrés.
d) No han sido diseñadas para pensar en el futuro,
sino en el aquí y ahora.
6.
La manera en cómo termina el texto es:
a) Crítica.
b) Sarcástica.
c) Solemne.
d) Seria.
7. Se concluye finalmente que dejar de
procrastinar:
a) Necesita de alguien que nos motive a cambiar.
b) Depende de nosotros mismos.
c) Es una tarea medianamente sencilla que implica
conocer cómo funciona nuestra mente.
d) Depende de nuestro conocimiento sobre la
evolución de nuestro cerebro.
8.
¿En qué sentido, la angustia y el estrés suele aumentar nuestra
procrastinación? Explica tu respuesta.
9.
¿Qué significa que la procrastinación sea “un círculo”? Explica tu respuesta.
10.
¿Cuál crees que sería una manera de dejar de procrastinar? ¿Por qué? Explica tu
respuesta.
SOLUCIONARIO:
1C
2C
3D
4B
5D
6B
7B
8.-Posible
respuesta: La angustia y el estrés pueden aumentar nuestra procrastinación porque
pueden hacernos sentir abrumados y desconectados emocionalmente de las tareas
que debemos realizar. Si experimentamos estrés o ansiedad en relación con una
tarea en particular, puede ser más difícil para nosotros concentrarnos y tomar
medidas para abordarla.
9.-Posible
respuesta: La procrastinación se describe como un "círculo" porque es un
patrón de comportamiento autoperpetuante. Cuando procrastinamos, nos sentimos
temporalmente aliviados del estrés y la ansiedad asociados con las tareas que
debemos realizar, lo que nos lleva a posponer aún más esas tareas. Este patrón
puede continuar y empeorar con el tiempo, lo que dificulta cada vez más el
cumplimiento de nuestras obligaciones.
10.-Posible
respuesta: Una manera de dejar de procrastinar puede ser establecer metas
específicas y realizables para cada tarea, y luego trabajar en ellas en
pequeñas etapas. También es útil identificar y abordar las emociones
subyacentes que pueden estar contribuyendo a la procrastinación. Por ejemplo,
si evitamos una tarea porque nos da miedo fallar, podemos trabajar para
identificar y abordar esos miedos, para que podamos abordar la tarea con más
confianza. La clave para superar la procrastinación es reconocer el problema y
tomar medidas activas para abordarlo.
APRENDE MÁS SOBRE COMPRENSIÓN LECTORA CON ESTE VIDEO:
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