domingo, 7 de mayo de 2023

PRÁCTICA DE COMPRENSIÓN LECTORA: LEEMOS UN TEXTO ARGUMENTATIVO SOBRE EL ÉXITO Y EL FRACASO


PRÁCTICA DE COMPRENSIÓN LECTORA: 
LEEMOS UN TEXTO ARGUMENTATIVO SOBRE EL ÉXITO Y EL FRACASO
 

APRENDE SOBRE EL TEXTO ARGUMENTATIVO CON ESTE VIDEO:



 
LECTURA:
EL ÉXITO DEL FRACASO (O EL FRACASO DEL ÉXITO)
 
 
Roberto Cabezas
 

El éxito no es algo que se persigue, es algo que se atrae. Y no lo trae una empresa de envíos ni llega en 24 horas a casa: hay que trabajar personalmente para mejorar, y el éxito te encontrará. Porque el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, como leí en algún sitio. Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que las personas exitosas sobre todo han sido fracasadas, pero con una enorme particularidad: nunca se dieron por vencidas.
 
En estos días tan complejos que estamos viviendo, ¿qué es lo que verdaderamente tiene valor? Esta pregunta, y su respuesta, pueden tener muchas más implicaciones que las que a primera vista asoman. Sin entrar en miramientos metafísicos ni filosóficos, y limitándonos a una mirada estrictamente económica, es medianamente evidente que lo escaso tiene más valor que lo que abunda.
 
Me explico. Por ejemplo, el tiempo, que todos damos por descontado, puede ser hoy un bien muy escaso y por lo tanto de gran valor. Incluso me atrevería a decir que el tiempo puede valer más que el dinero. El que tiene tiempo para perderse en sus mundos, para estar con sus hijos o leer tranquilamente en el sofá de su casa, es hoy un millonario. Y un millonario obsesionado en incrementar su patrimonio es tal vez todo lo contrario, puesto que no tiene tiempo para nadie (ni siquiera para sí mismo).

Sin embargo, hoy todo el mundo habla del éxito y ofrecen temerariamente la fórmula secreta. ¿Pero qué es en estricto rigor ser una persona exitosa? Yo me niego a entender el éxito profesional solo como una miserable cosecha de dinero, de fama y poder. Porque comprar lo que no se necesita, con dinero que no se tiene para ser lo que no somos, no es éxito.
 
¿Qué es más exitoso: escribir un bello heptasílabo de una canción que escucharán solo unos pocos pero apasionados oyentes o hacer una rentable inversión en bolsa? ¿No es acaso más exitoso el que tiene tiempo para tomarse una caña con sus amigos y disfrutar de buenos momentos que el que es capaz de sacrificar a sus amigos con tal de trepar una posición y aumentar su riqueza? ¿Quién dijo que el éxito solo era medible en dinero? ¿Por qué socialmente hemos suscrito este engaño como una verdad incuestionable?
 
¿Acaso Van Gogh fue un fracasado porque sus cuadros nunca se vendieron? ¿No son sus trigales pintados, que siguen ondeando en la retina de millones de personas, un éxito rotundo y sublime al lado del cual cualquier éxito de un especulador de la bolsa de Nueva York palidece? ¿No serán quizá los exitosos en realidad los fracasados y los fracasados exitosos ignorados?
 
Cada vez con más frecuencia trato con jóvenes desencantados y aburridos con el discurso del éxito que comienzan a escuchar desde que dan sus primeros pasos. Estos jóvenes, que los tenemos en las aulas de las universidades y dando sus primeras batallas en las empresas, están buscando verdaderos exitosos a quienes admirar. No quieren jefes, quieren líderes que les inspiren, porque el liderazgo no va de mandar, sino de inspirar y de servir.
 
Exitoso es Manuel, un conductor de un autobús, que a pesar de la odisea que significa cruzar la ciudad conduciendo entre millones de coches y vehículos, empina y regala al final del día una sonrisa pura y genuina, de esas que hoy escasean. Exitosa es Ana, la señora que limpia mi despacho todas las mañanas con noble esmero, con épica prolijidad, con una enorme grandeza y con generoso espíritu de servicio. Exitosa es María, una profesora de la escuela de Narganá que conocí hace algún tiempo en el archipiélago de San Blas en Panamá, que recorre largas cinco horas a pie, entre viento, lluvia intensa o sol ardiente, para dar clases a un puñado de pequeños niños de la comunidad indígenas Kuna en un aula sin cristales en las ventanas. Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo y ser exitosos.
 
 

 
PREGUNTAS DE COMPRENSIÓN LECTORA:

1. Qué se infiere cuando el autor dice que el éxito es algo que se “atrae”
2. Infiere: ¿Por qué el autor dice que el tiempo puede valer más que el dinero? Explica tu respuesta.
3. ¿Por qué el autor compara las obras de arte de Van Gogh con el éxito de un especulador de la bolsa de Nueva York?
4. Si pudieras resumir el texto en una sola palabra, ¿cuál sería? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.
5. ¿Cuál es la intención comunicativa del texto? ¿Por qué? Explica tu respuesta.
6. ¿Por qué el autor dice que son exitosos Manuel, Ana y María? Justifica tu respuesta.
7. Pablo, después de leer el texto dijo lo siguiente: “Considero que lo que dice el autor al parecer es importante, pero el éxito requiere necesariamente del dinero, pues con el dinero uno puede tener tiempo para hacer otras actividades que pueden transformar el mundo como ayudar a los más necesitados, por eso pienso que lo primero que se debe hacer para ser exitoso es tener dinero”. ¿Qué argumentos usaría tú para refutar lo planteado por Pablo? Justifica tu respuesta.
8. ¿Estás de acuerdo con lo planteado por el autor? ¿Por qué? Justifica tu respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario